lunes, 30 de junio de 2008

CHE, ÉTICA Y COMUNISMO


Por Luis R Delgado J

Algunas consideraciones sobre la Ética Marxista

La palabra ética viene del griego ethos, que significa costumbre y la palabra moral viene del latín mos, moris que también significa costumbre. Ética y moral etimológicamente significan lo mismo. Las dos palabras se refieren a las costumbres. Por lo que la definición nominal de ética sería la ciencia de las costumbres. Sin embargo, la ética como disciplina filosófica tiene como objeto de estudio la moral. Esto es una distinción fundamental, porque si bien es cierto todos los pueblos han tenido su moral, es decir, ese conjunto de costumbres que rigen la vida de una sociedad o comunidad, no todos los pueblos han reflexionado sobre la Ética porque esta nace con la Filosofía en el sentido estricto del término.

Lo que le interesa a la Ética es estudiar la bondad o maldad de los actos humanos, sin interesarse en otros aspectos o enfoques. Por lo tanto podemos determinar que su objeto material de estudio son los actos o costumbres humanas y su objeto formal es la bondad o maldad de dichos actos. Con esto podemos dar una definición real de la ética como la rama de la filosofía que estudia la bondad o maldad de los actos humanos.

Ahora bien la historia de la Ética está íntimamente relacionada con la historia de la Filosofía, ya que es común que los planteamientos éticos se ajusten a determinadas concepciones del mundo, de la historia u ontologías. Así como encontramos planteamientos éticos en la antigüedad en Platón o Aristóteles, también encontramos desarrollos en la Ética Medieval o en la Modernidad con Kant o con Hegel. De esta forma también es posible hablar de una ética marxista, basada en los planteamientos del Materialismo Histórico y Dialéctico, junto a la teoría del Socialismo Científico.

Esta ética marxista como parte de todo el cuerpo teórico desarrollado por Marx y Engels, tiene como criterio fundamental impulsar la transformación revolucionaria de la sociedad capitalista por una sociedad comunista. Impulsar y orientar al sujeto histórico revolucionario (las clases explotadas por el capitalismo, fundamentalmente la Clase Obrera) para que este cumpla satisfactoriamente su tarea.

En la tesis 11 sobre Feuerbach (1845), Marx ya expresa que no basta con interpretar o explicar al mundo, sino que a su vez, este debe transformarse con la praxis revolucionaria. Esto debe entenderse, porque los planteamientos marxistas no son sólo teóricos, sino también prácticos, esencialmente políticos y éticos, herramientas para la lucha del proletariado contra la burguesía y sus aliados. La ética marxista al estar orientada como el conjunto de la teoría marxista a la praxis transformadora, pudiese ser denominada como ética de la praxis, tal como Gramsci denominó al Marxismo: Filosofía de la Praxis.

En pocas palabras lo bueno o lo malo, lo correcto o lo incorrecto de una acción humana estará determinado por su orientación revolucionaria o reaccionaria frente a la contradicción Capital-Trabajo, la contradicción social fundamental de la sociedad contemporánea, la cual expresa que mientras la producción material y espiritual es cada vez más social (hoy mundializada), la apropiación del producto de la riqueza es privado, cada vez se concentra en menos manos; que las 7 fortunas más grandes del mundo concentre la riqueza dispersa en los 600 millones de seres humanos más pobres no es una ficción (Millet, Toussaint 2005.). Veamos lo que nos dice uno de los dirigentes históricos del Partido Comunista de Venezuela, Eduardo Gallegos Mancera:

“… Tenemos una moral revolucionaria que se distingue radicalmente de la moral contrarrevolucionaria, edificada ésta durante centurias… y cimentada básicamente en la defensa de la “sacrosanta” propiedad privada, en el derecho a la explotación y al lucro sin límites.”

“Nosotros somos idealistas en la medida en que abrigamos ideales de justicia, paz y solidaridad. Y no vacilamos –o no debemos titubear- en sacrificar nuestra existencia en aras de que esos postulados imperen sobre el planeta…”


La ética marxista se desenvuelve en las tres acepciones como se entiende la ética: como rama filosófica que se encarga del estudio de la moral de una sociedad (en el caso del marxismo la moral burguesa y la nueva moral proletaria); como disciplina que establece un conjunto de valores y formas de acción moral deseables para un proyecto de sociedad (la Sociedad Comunista), en este caso una ética normativa; o una ética como modo de vida, que en el caso de los marxistas establecen una serie de criterios que deben caracterizar la conducta y el accionar de los revolucionarios y las revolucionarias (el Hombre Nuevo).

La Ética en la Praxis Revolucionaria del Che Guevara

Habiendo descrito brevemente algunas de las características fundamentales de la Ética Marxista, pasaremos a revisar algunos de los planteamientos y desarrollos aportados por Ernesto Che Guevara en su devenir como dirigente revolucionario, oportunidad especial cuando estamos en el mes de su natalicio, 80 aniversario del nacimiento del ícono fundamental de las luchas revolucionarias en América Latina.

Toda la concepción y accionar revolucionario del Che, su lectura crítica y creativa de los clásicos del Marxismo Leninismo, está atravesado trasversalmente por una intención permanente de forjar al Hombre Nuevo, de construir la nueva moral comunista. Veamos lo que dijo Guevara en una entrevista:

El socialismo económico sin moral comunista no me interesa. Luchamos contra la miseria, pero al mismo tiempo luchamos contra la alienación… Si el comunismo descuida los hechos de conciencia puede ser un método de repartición, pero deja de ser una moral revolucionaria. (Tablada 2006, p. 17)

Para el Che la Revolución Comunista no es parafraseando a Rosa Luxemburgo un problema de cuchillo y tenedor, sino implica ante todo un radical (de raíz, y la raíz del hombre es el hombre mismo nos recordará Marx) cambio de civilización. De esta forma el Che confrontaba esas posiciones economicistas y mecanicistas que imperaban en algunas interpretaciones del marxismo, de acuerdo a la cual las revoluciones se producían por el solo choque del desarrollo de las fuerzas productivas y el estado de las relaciones de producción. El Che repicaba que la Revolución Comunista ciertamente implicaba profundas transformaciones económicas (como la supresión de la propiedad privada sobre los medios de producción) y políticas (como la supresión gradual del Estado), pero fundamentalmente la Transición al Comunismo se iba a dar ante todo por un inusitado desarrollo de la conciencia, de una nueva moral caracterizada por la solidaridad y la cooperación. En su texto Algunas reflexiones sobre la transición socialista (2007) nos dice lo siguiente:

"El comunismo es un fenómeno de conciencia, no se llega a él mediante un salto en el vacío, un cambio de la calidad productiva, o el choque simple entre las fuerzas productivas y las relaciones de producción. El comunismo es un fenómeno de conciencia y hay que desarrollar esa conciencia en el hombre, de donde la educación individual y colectiva para el comunismo es una parte consustancial a él". (p. 14-15)

O también en el famoso ensayo el Socialismo y el Hombre en Cuba nos expresará que:

"Para construir el comunismo, simultáneamente con la base material hay que hacer al hombre nuevo.
De allí que sea tan importante elegir correctamente el instrumento de movilización de las masas. Este instrumento debe ser de índole moral, fundamentalmente, sin olvidar una correcta utilización del estímulo material, sobre todo de naturaleza social".

Estas ideas del Che tienen mucha importancia porque ubican el comienzo de la Revolución Comunista en la actualidad inmediata, es decir, desde el propio momento del inicio de la lucha revolucionaria ya deben irse prefigurando los caracteres de la nueva sociedad que se quiere construir, sin obviar por supuesto los diversos pasos que se deben cumplir para realizar la transición, como son: la toma del Poder, transición al Socialismo, y el Socialismo como transición al Comunismo.

Por esta razón el Che insiste mucho en las cualidades morales que deben caracterizar a los revolucionarios, la vanguardia, al partido de la Clase Trabajadora, al nuevo Estado Socialista de Transición porque en ellos debe cristalizarse las nuevas relaciones sociales y la nueva moralidad que caracterice la sociedad futura, la Sociedad Comunista. Con respecto a los revolucionarios se referirá de la siguiente manera en su artículo El Partido Marxista Leninista:

"El marxista debe ser el mejor, el más cabal, el más completo de los seres humanos pero, siempre, por sobre todas las cosas, un ser humano; un militante de un partido que vive y vibra en contacto con las masas;… un trabajador incansable que entrega todo a su pueblo; un trabajador sufrido que entrega sus horas de descanso, su tranquilidad personal, su familia o su vida a la Revolución, pero nunca es ajeno al calor del contacto humano".

En su ensayo El Socialismo y el Hombre en Cuba el Che también expresa lo siguiente:

"… el revolucionario verdadero está guiado por grandes sentimientos de amor. Es imposible pensar en un revolucionario auténtico sin esta cualidad. Quizás sea uno de los grandes dramas del dirigente; éste debe unir a un espíritu apasionado una mente fría y tomar decisiones dolorosas sin que se contraiga un músculo. Nuestros revolucionarios de vanguardia tienen que idealizar ese amor a los pueblos, a las causas más sagradas y hacerlo único, indivisible. No pueden descender con su pequeña dosis de cariño cotidiano hacia los lugares donde el hombre común lo ejercita".

En este orden de ideas, para el Che el Partido Revolucionaria o la Vanguardia Organizada, debe promover entre su militancia este tipo de hombres y mujeres, de revolucionarios, los cuadros. Para pertenecer a este Partido deben requerirse una serie de actitudes, que den cuenta de la calidad humana y el compromiso revolucionario de sus integrantes, esto es importante sobre todo para los dirigentes más importantes, los cuales deben enseñar y ganarse el prestigio sobre todo con el ejemplo de sus actos, de ahí se explica la insistencia del Che en el ejercicio del sacrificio desinteresado y en su exigencia de que los dirigentes se pusiesen siempre al frente de las tareas y las batallas de toda índole. En Partido Marxista Leninista se expresa lo siguiente:

"Será en esta etapa un partido de cuadros, de los mejores, y éstos deberán cumplir su tarea dinámica de estar en contacto con el pueblo, transmitir las experiencias hacia las esferas superiores, transmitir a las masas las directivas concretas y ponerse en marcha al frente de éstas. Primeros en el estudio, primeros en el trabajo, primeros en el entusiasmo revolucionario, primeros en el sacrificio; en todo momento los más buenos, más puros, más humanos que todos los otros, deben ser los cuadros de nuestro partido".

El Che tenia la conciencia que para lograr estos objetivos históricos la sociedad debía poner todos los medios a su disposición para crear al Hombre Nuevo. La nueva moral comunista, esta debía ser impulsada tanto por los revolucionarios y revolucionarias, el Partido Revolucionario y el Estado, todos parte de una unidad indivisible. El Estado constituiría la principal herramienta institucional para impulsar las transformaciones revolucionarias en lo económico, lo político, lo cultural entre otros. De hecho parte de los problemas inherentes al Estado como son el burocratismo y la corrupción solo serían superados para el Che si se profundizaba en la construcción de la moral comunista y si se reforzaba el compromiso revolucionario de los funcionarios. En su clásico Contra el Burocratismo, Guevara nos expresará lo siguiente:

"La intención del Gobierno Revolucionario es convertir nuestro país en una gran escuela, donde el estudio y el éxito de los estudios sean uno de los factores fundamentales para el mejoramiento de la condición del individuo, tanto económicamente como en su ubicación moral dentro de la sociedad, de acuerdo con sus cualidades".

Por ejemplo en materia económica una de las medidas impulsadas por el Che, para desarrollar la moral comunista y al mismo tiempo incrementar la producción material de bienes y servicios en el contexto de las dificultades de los primeros años de revolución, sumado al bloqueo económico impuesto por EEUU, fue promover con intensidad el Trabajo Voluntario. En discurso Una actitud nueva frente al trabajo se afirma lo siguiente:

"… el trabajo voluntario no debe mirarse por la importancia económica que signifique en el día de hoy para el Estado, el trabajo voluntario fundamentalmente es el factor que desarrolla la conciencia de los trabajadores más que ningún otro".

Y más adelanta resalta:

"El trabajo voluntario es una escuela creadora de conciencia, es el esfuerzo realizado en la sociedad y para la sociedad como aporte individual y colectivo, y va formando esa alta conciencia que nos permite acelerar el proceso del tránsito hacia el comunismo".

En otro orden de ideas, para ya ir concluyendo, debemos recordar que el Che fue un internacionalista en todo el sentido de la palabra, protagonista privilegiado de las luchas de liberación nacional y descolonización llevadas a cabo durante los años 60, en la cual el Bloque Socialista jugó un papel determinante. El Che combatió y murió en Bolivia por la sencilla razón que estaba convencido en su más profundo ser de que al imperialismo hay que combatirlo donde quiera que esté, que era necesario iniciar “uno, dos, tres o más Vietnam”, Che estaba convencido de que el Socialismo para triunfar debía mundializarse, y frente a la internacionalización de la explotación imperialista debía internacionalizarse la lucha de los pueblos.

Pero lo más resaltante de todo esto, es que Guevara asume el sacrificio por los más pobres en cualquier lugar, porque consideraba como una exigencia moral para todos los revolucionarios sentir el dolor del sufrimiento del cualquier ser humano en cualquier lugar del planeta, y tener la fortaleza de trasladarse a cualquier lugar para luchar por su redención. El Che decía que la Revolución no debe llevarse en la boca para vivir de ella, sino levarla en el corazón para morir por ella.

Y él como era el polo antagónico a cualquier forma de demagogia y charlatanería, él actuaba como pensaba, y hacía lo que decía, teoría y praxis eran en el Che unidad indisoluble, todo su planteamiento ético lo vivió y murió por el. Pensamos que este es el mejor legado que nos dejó, su ejemplo de lucha, constancia y valor.

No es casual que afirmase que “el Socialismo es la ciencia del ejemplo”.

Estas palabras sintetizan de buena forma su concepción:

"El comunismo es una meta de la humanidad que se alcanza conscientemente; luego, la educación, la liquidación de las taras de la sociedad antigua en la conciencia de las gentes, es un factor de suma importancia, sin olvidar claro está, que sin avances paralelos en la producción no es puede llegar nunca a tal sociedad". (Guevara 2006, p. 75)


Bibliografía


Gallegos Mancera, E. (1988). “En vivo y directo: Las cualidades del dirigente”. Disponible en: http://www.tribuna-popular.org/index.php?option=com_content&task=view&id=2941&Itemid=1 (consulta junio 2008)

Guevara, E. (2007). Apuntes Críticos a la Economía Política. Ocean Sur. Bogotá-Colombia. p. 431

Guevara, E. (2006). El Gran Debate. Sobre la economía en Cuba. Ocean Press. La Habana-Cuba.
p. 370

Guevara, E. El Partido Marxista Leninista. Disponible en: http://www.jg.nuevaradio.org/articulo.php?p=89&more=1&c=1 (consulta junio 2008)

Guevara, E. Una actitud nueva frente al trabajo. Disponible en:
http://www.jg.nuevaradio.org/articulo.php?p=91&more=1&c=1 (consulta junio 2008)

Guevara, E. Contra el Burocratismo. Disponible en: http://www.marxists.org/espanol/guevara/03_63.htm (consulta junio 2008)

Guevara, E. El socialismo y el hombre en Cuba. Disponible en: http://www.marxists.org/espanol/guevara/65-socyh.htm (consulta junio 2008)

Millet, D.; Toussaint, E (2005). 50 Preguntas 50 respuestas sobre la deuda, el FMI y el Banco Mundial. Ediciones Luxemburg. Buenos Aires-Argentina.
p. 270

Tablada, C. (2006). El pensamiento económico de Ernesto Che Guevara. Monte Avila Editores. Caracas-Venezuela.
p. 276












sábado, 28 de junio de 2008

Separatismo y construcción imperial en el siglo XXI




James Petras
Rebelión

Introducción: El contexto histórico
A lo largo de la moderna historia imperial, divide y vencerás ha sido la divisa esencial que ha permitido que países europeos relativamente pequeños y pobres de recursos conquistasen naciones mucho mayores en tamaño y población, y más ricas en recursos naturales. Se dice que para cada funcionario británico destacado en la India, había cincuenta sijs, gurkas, musulmanes e hindúes en el ejército colonial británico.
La conquista europea de África y Asia la dirigieron oficiales blancos y la lucharon soldados negros, cobrizos y amarillos, para que el capital blanco pudiera explotar a sus trabajadores y a los de color. Las diferencias regionales, étnicas, religiosas, sectarias, tribales, comunitarias y otras, fueron politizadas y explotadas de modo que permitieron a los ejércitos imperiales la conquista de pueblos guerreros. En décadas recientes, los constructores del imperio de estadounidense se han convertido en los grandes promotores de la estrategia de divide y vencerás en el mundo entero. En los años 70, la CIA dejó de promover las dudosas virtudes del capitalismo y la democracia, y pasó a alinearse, financiándolas y dirigiéndolas, con las elites religiosas, étnicas y regionales que se oponían a los regímenes nacionales independientes u hostiles a la construcción imperial estadounidense en todo el mundo.
La clave de la construcción imperial por vía militar de Estados Unidos descansa en dos principios: la invasión militar directa y el fomento de movimientos separatistas que puedan llevar a la confrontación militar.
La construcción imperial en el siglo XXI nos muestra la práctica ampliada de ambos principios en Iraq, Afganistán, Irán, Líbano, China (Tíbet), Bolivia, Ecuador, Venezuela, Somalia, Sudán, Birmania y Palestina. Es decir, en cualquier país en el que EE UU no puedan instalar un gobierno satélite estable recurrirá a la financiación y el fomento de organizaciones y líderes separatistas que utilizan pretextos étnicos, religiosos y regionales.
Fiel a los principios tradicionales de la construcción imperial, Washington solamente apoya a los separatistas en los países que se niegan a someterse a su dominación imperial, mientras que se opone a los separatistas que ofrecen resistencia al imperio y a sus aliados. Es decir, los ideólogos imperiales no son ni hipócritas ni utilizan un doble rasero (como con frecuencia afirman sus críticos de izquierda), sino que mantienen públicamente el principio de preferencia imperial a la hora de evaluar los movimientos separatistas y concederles o negarles su apoyo. En cambio, muchos críticos del imperio aparentemente progresistas hacen declaraciones universales a favor del derecho de autodeterminación e incluso lo aplican a los grupos separatistas más rancios y reaccionarios patrocinados por el imperio, con resultados catastróficos. A las naciones independientes y sus gentes, cuando se oponen a grupos separatistas apoyados por EE UU, se las bombardea hasta la destrucción y se les coloca el sambenito de criminales de guerra. A los que se oponen a los separatistas y viven en el nuevo Estado se los asesina o se los fuerza al exilio. Los pueblos liberados sufren la tiranía y el empobrecimiento inducido por los separatistas apoyados por Estados Unidos, y muchos se ven obligados a emigrar a otros países para su supervivencia económica.
Ninguno, o casi, de los críticos progresistas de la URSS que apoyaban la separación de sus repúblicas ha mostrado en ningún momento ningún remordimiento y menos aún ninguna reflexión autocrítica, incluso frente a las catástrofes socioeconómicas y políticas en los estados secesionistas que duran ya décadas. Sin embargo, estos mismos progresistas siguen hoy predicando los grandes principios morales a aquellos que los cuestionan y rechazan algunos movimientos separatistas porque provienen y sobrepasan los esfuerzos para ampliar el imperio de EE UU.
En estas últimas décadas, el éxito de Washington en la cooptación de los llamados liberales progresistas en apoyo a los movimientos separatistas listos para ser satélites imperiales ha sido notable y las consecuencias para los derechos humanos, nefastas.
La mayor parte de los progresistas europeos y estadounidenses apoyaron a los grupos que siguen:
1. fundamentalistas bosnios apoyados por EE UU, neofascistas croatas y terroristas albano-kosovares, con el resultado de limpiezas étnicas y la conversión de sus Estados antes soberanos en bases militares de EE UU, gobiernos satélites y desastres económicos, destruyendo totalmente el estado de bienestar multinacional yugoslavo;
2. fundamentalistas islámicos afganos, apoyados por EE UU, que provocaron la destrucción de un régimen político afgano laico y reformista, promotor de la igualdad de la mujer y de importantes campañas anti feudales en las que participaron hombres y mujeres, de una reforma agraria general y de amplios programas sanitarios y educativos. Como resultado de los éxitos militares tribales EE UU-islámicos, millones de personas resultaron muertas, desplazadas y desposeídas, y los jefes militares tribales medievales, anticomunistas fanáticos, destruyeron la unidad del país.
3. La invasión de Iraq por EE UU, que destruyó el estado moderno, laico, nacionalista y de avanzado sistema socioeconómico de ese país. Durante la ocupación, el apoyo de EE UU a movimientos religiosos y tribales, clanes y movimientos separatistas étnicos ha conducido a la expulsión de más del 90% de su clase científica y profesional moderna y de la matanza de más de 1.000.000 de iraquíes… todo ello en nombre de la sustitución de un régimen represivo y, sobre todo, de la destrucción de un Estado opuesto a la opresión israelí de Palestina.
Es evidente que la intervención militar de EE UU promueve el separatismo como medio para el establecimiento de una base regional de apoyo. El separatismo facilita la creación de gobiernos títere minoritarios y tiene por función contrarrestar a países vecinos opuestos a las depredaciones del imperio. En el caso de Iraq, el separatismo kurdo apoyado por EE UU precedió a la campaña de aislamiento de un adversario, y de creación de coaliciones internacionales para presionar y debilitar al Gobierno central. Washington resalta las atrocidades de estos regímenes como casos de Derechos Humanos para alimentar campañas globales de propaganda. Más recientemente, se ha hecho evidente en las protestas teocráticas tibetanas financiadas por EE UU contra China.
Los separatistas reciben ayuda en tanto que potenciales tropas de choque terroristas para atacar sectores económicos estratégicos y proporcionar la información, real o fabricada, como en el caso de Irán entre los kurdos y otros grupos de minoría étnica.
¿Por qué el separatismo?
Los constructores del imperio no siempre recurren a los grupos separatistas, especialmente cuando tienen satélites a escala nacional que controlan el Estado. Es sólo cuando su poder se limita a algunos grupos concentrados territorial o étnicamente cuando sus servicios secretos recurren a los movimientos separatistas y los promueven. Estados Unidos apoya el movimiento separatista a lo largo de un proceso gradual, comenzando por la exigencia de una mayor autonomía y descentralización, y mediante movimientos tácticos destinados a adquirir una base de poder político local, acumular recursos económicos, reprimir grupos anti separatistas y minorías étnicas o religiosas políticas locales vinculadas al Gobierno central (como la represión de las comunidades cristianas en Iraq septentrional, reprimidas por los separatistas kurdos por sus lazos con el partido Baaz, o los Roma de Kosovo, expulsados y asesinados por los albano-kosovares a causa de su apoyo al sistema federal yugoslavo). La tentativa de usurpar por la fuerza los recursos nacionales y la sustitución de los aliados locales del Gobierno central da lugar a confrontaciones y a conflictos con el poder legítimo del Gobierno central. Es al llegar a este punto cuando el apoyo (imperial) exterior es crucial para la movilización de los medios de comunicación de masas para denunciar la represión de movimientos nacionales pacíficos simplemente ejerciendo su derecho a la autodeterminación. Una vez que la máquina imperial de propaganda de los medios de comunicación de masas toca la noble retórica de la autodeterminación y la autonomía, la descentralización y el autogobierno, la gran mayoría de las ONG financiadas por EE UU y Europa se suman al coro y atacan los esfuerzos del Gobierno por mantener un estado-nación unificado estable. En nombre de la diversidad y de un Estado multiétnico, las ONG de obediencia occidental proporcionan un soporte ideológico a los pro imperialistas. Cuando los separatistas tienen éxito, y llegan a asesinar y realizar limpiezas de las minorías étnicas y religiosas ligadas al gobierno central anterior, las ONG guardan un estruendoso silencio o incluso justifican con complicidad las masacres como una reacción excesiva a la represión previa. La máquina propagandística de Occidente llega a celebrar la expulsión por parte del Estado separatista de centenares de miles de personas, como fue el caso con los serbios y Roma de Kosovo y de la región croata de Krajina con titulares como "Los serbios huyen a la carrera: les está merecido”, acompañados de fotos en las que tropas de la OTAN supervisan el traslado de familias indigentes desde sus pueblos y ciudades ancestrales a campos escuálidos en una bombardeada Serbia. Al mismo tiempo, los políticos occidentales musitan beaterías sobre las matanzas de civiles serbios por el KLA, como por ejemplo cuando el anterior ministro de Asuntos Exteriores alemán, Joschka Fischer (de Los Verdes) se lamentó del siguiente modo: "Comprendo el dolor que sienten ustedes (los del KLA), pero no deberían lanzar granadas a niños (serbios) en edad escolar."
El paso de la autonomía en un estado federal a un estado independiente se fundamenta en la ayuda canalizada y administrada por el Estado imperial a la región autónoma, consolidando con ello su existencia de facto como un estado independiente. Esto ha ocurrido claramente la evolución desde 1991 hasta hoy del Kurdistán de Iraq Septentrional, en un principio no fly zone (zona de prohibición de vuelos) y ahora región autónoma.
El mismo principio de autodeterminación exigido por EE UU y sus satélites separatistas se le niega a otras minorías del mismo territorio. En cambio, los medios de comunicación de propaganda de EE UU hacen referencia a ellos como agentes o caballos de Troya del Gobierno central.
Consolidado por la ayuda exterior imperial, y las relaciones empresariales con las empresas transnacionales de EE UU y la UE, apoyados por fuerzas paramilitares y cuasi militares locales de policía (así como por cuadrillas criminales organizadas), el régimen autónomo declara su independencia, y es reconocido poco después por sus patrones imperiales. Tras de la independencia, el régimen separatista ofrece concesiones territoriales e instalaciones para la construcción de bases militares de EE UU. El patrón imperial goza de privilegios de inversión, lo que compromete seriamente la soberanía nacional.
El ejército de ONG locales e internacionales raramente formula alguna objeción a este proceso de incorporación al Imperio de la entidad independiente, ni siquiera cuando el propio pueblo liberado se opone. En la mayoría de los casos el grado de gobernanza local y libertad de acción del régimen independiente es menor que cuando era una región autónoma o federal en el estado nacionalista unificado previo.
No es raro que los regímenes separatistas formen parte de movimientos irredentistas vinculados a contrapartes en otros estados. Cuando los movimientos irredentistas transnacionales desafían a los estados vecinos que son también objetivos de los constructores de imperio estadounidenses, pasan a ostentar la función de plataformas de lanzamiento de ataques militares de baja intensidad y de actividades terroristas de las fuerzas especiales.
Por ejemplo, casi todas las organizaciones separatistas kurdas tienen elaborado un mapa del Gran Kurdistán que cubre un tercio de la zona sudeste de Turquía, el Iraq Septentrional, una cuarta parte de Irán, partes de Siria y cualquier otro lugar donde puedan encontrar un enclave kurdo. Los comandos estadounidenses operan al lado de los separatistas kurdos y aterrorizan poblaciones iraníes en nombre de la autodeterminación, y grupos kurdos con fuerte apoyo militar de EE UU han ocupado y gobiernan Iraq septentrional y proporcionan tropas mercenarias peshmerga para masacrar a la población árabe-iraquí en ciudades y pueblos que se oponen a la ocupación de EE UU, en las regiones centrales, occidentales y meridionales. Estos grupos han iniciado el desplazamiento forzado de no kurdos (árabes, cristianos caldeos, turcomanos, etc.) del llamado Kurdistán iraquí y han procedido a la incautación de sus hogares, negocios y explotaciones agrícolas. Los separatistas kurdos apoyados por EE UU han creado conflictos con el Gobierno turco vecino, pues Washington intenta retener a sus satélites kurdos para su utilización en Iraq, Irán y Siria sin por ello enemistarse con su cliente estratégico de la OTAN: Turquía. Sin embargo los activistas separatistas turco-kurdos del PKK han alabado a EE UU por lo que califican de colonialismo progresista en el desmantelamiento efectivo de Iraq y la formación de los fundamentos de un Estado kurdo.
La decisión de EE UU de colaborar con el ejército turco, o de tolerar por lo menos sus ataques militares contra ciertas zonas ocupadas por los separatistas kurdos del PKK con sede en Iraq forma parte de su política global de dar prioridad a las alianzas imperiales estratégicas y sus aliados por encima y contra cualquier movimiento separatista que los amenace. Por lo tanto, mientras que EE UU apoya a los separatistas kosovares contra Serbia, se opone a los separatistas de Abjasia que luchan contra su gobierno satélite de la República de Georgia. Mientras que EE UU apoyó a los separatistas chechenos contra el gobierno de Moscú, se opone a los separatistas vascos y catalanes en su lucha contra el aliado de la OTAN de Washington, España. A la vez que Washington ha financiado con largueza a los separatistas bolivianos dirigidos por los oligarcas de Santa Cruz contra el gobierno central en La Paz, apoya la represión del gobierno chileno ante las demandas de los indígenas mapuche de sus derechos a la tierra y los recursos de la zona meridional y central de Chile.
Es evidente que autodeterminación e independencia no son principios universales que definan la política exterior de EE UU, ni nunca lo han sido, como testimonian las guerras de EE UU contra las naciones indias, los esclavistas secesionistas sureños y las invasiones recurrentes de Estados latinoamericanos, asiáticos y africanos independientes. Lo que rige en la política de EE UU es la cuestión de si un movimiento separatista, sus líderes y programa fomentan o no la construcción del imperio. Sin embargo, pocas veces plantean los llamados progresistas, izquierdistas o antiimperialistas la pregunta inversa: ¿debilita el movimiento separatista o de independencia el imperio y consolida las fuerzas antiimperialistas, o no? Si aceptamos que el problema determinante es la derrota de la máquina de matar millones de personas llamada imperialismo estadounidense, entonces es legítimo evaluar y apoyar determinados movimientos independentistas, así como rechazar otros. No hay nada hipócrita o incómodo en el aumento de más altos principios en tomar estas decisiones políticas. Es sabido que Hitler justificó la invasión de Checoslovaquia en defensa de los separatistas de los Sudetes, igual que una serie de presidentes estadounidenses han justificado la división de Iraq en nombre de la defensa de los kurdos, o los suníes o los chiíes, o cualesquiera que sean los líderes tribales que se presten a la construcción imperial de EE UU. Lo que define la política antiimperialista no son los principios abstractos sobre autodeterminación sino la concreción de a quién se refiere el prefijo auto de la palabra autodeterminación, qué fuerzas políticas ligadas a qué configuración de poder internacional están haciendo qué demandas política y con qué propósitos políticos. Como en Bolivia hoy, en que una oligarquía racista de derechas dueña del sector de la agroexportación, se está haciendo con el control de la región rica más fértil y rica en recursos energéticos, que contiene el 75% de los recursos naturales del país, en nombre de la autodeterminación y de la autonomía, a la vez que expulsa y violenta a indígenas empobrecidos. Cabe preguntarse sobre qué base puede el movimiento izquierdista o antiimperialista oponerse a ello, si no es porque el contenido de clase, raza y nacional de esta demanda es antitético a un principio más importante: la soberanía popular basada en los principios democráticos de regla de mayoría e igualdad de acceso a la riqueza pública.
Separatismo en América Latina: Bolivia, Venezuela y Ecuador
Estos últimos años los candidatos apoyados por EE UU han ganado y perdido elecciones nacionales en América Latina. Es evidente que EE UU ha retenido la hegemonía sobre las elites gobernantes en México, Colombia, Centroamérica, Perú, Chile, Uruguay y algunos de los Estados insulares del Caribe. En los estados en donde el electorado ha apoyado a opositores a la dominación de EE UU, como Venezuela, Ecuador, Bolivia y Nicaragua, la influencia de Washington descansa en funcionarios regionales, provinciales y locales elegidos. Es prematuro afirmar, como declara el Council for Foreign Relations (Consejo de Relaciones Internacionales) que la hegemonía estadounidense en América Latina sea cosa del pasado. Uno solamente tiene que leer los documentos económicos y políticos que fundamentan los crecientes lazos económicos y militares entre Washington y el régimen Calderón en México, los regímenes de García en Perú, Bachelet en Chile y Uribe en Colombia para darse cuenta de que la hegemonía de EE UU aún prevalece en regiones importantes de América Latina. Si miramos más allá del nivel gubernamental nacional, incluso en Estados en los que no haya hegemonía estadounidense, la influencia de EE UU aún es un factor poderoso que forma el comportamiento político de actividades empresariales de derecha potentes, elites políticas financieros y regionales en Venezuela, Ecuador, Bolivia y Argentina. A finales de mayo de 2008, los movimientos regionalistas apoyados por EE UU estaban en la ofensiva, estableciendo un régimen secesionista de facto en Santa Cruz en Bolivia. En Argentina, la élite del negocio de la agroexportación ha organizado un cierre patronal a escala nacional que afecta a la producción y la distribución, apoyado por las grandes confederaciones industriales, financieras y comerciales, contra un impuesto a la exportación promovido por el gobierno de centro-izquierda de Cristina Kirchner. En Colombia, EE UU están negociando con el presidente paramilitar Álvaro Uribe sobre el emplazamiento de una base militar en la frontera con el estado venezolano de Zulia, de gran riqueza petrolera, que da la casualidad que está regido por el único gobernador opuesto a Chávez en el poder, un promotor decidido de la autonomía o la secesión. En Ecuador, el alcalde de Guayaquil, apoyado por los medios de comunicación de derechas y los desacreditados partidos políticos tradicionales, ha propuesto la autonomía respecto del Gobierno central del presidente Rafael Correa. El proceso de desmembración nacional impulsado por el imperio es muy desigual a causa de los diversos grados de las relaciones políticas de poder entre el Gobierno central y los secesionistas regionales. Los secesionistas bolivianos de derecha son los que más han avanzado, habiendo llegado a organizar y ganar un referéndum y declarándose una unidad de gobierno independiente con el poder de recaudar impuestos, formular la política económica exterior y crear su propia fuerza de policía.
El éxito del Santa Cruz secesionista es debido a la incapacidad política y a la total incompetencia del régimen de Evo Morales y su vicepresidente Álvaro García Linera, que promovió la autonomía para las muchas naciones indias empobrecidas (o indianismo) y terminó sentando las bases para que los oligarcas racistas blancos aprovechen la oportunidad de establecer su propia base separatista de poder. A medida que los separatistas conseguían el control de la población local, procedieron a intimidar a los indios y sindicalistas partidarios del gobierno de Evo Morales, sabotearon violentamente la Asamblea Constitucional y rechazaron la Constitución, mientras conseguían constantes concesiones del débil y conciliatorio gobierno central de Morales. Mientras los separatistas liquidaban la Constitución y utilizaban su control de los medios principales de producción y exportación para incorporar otras provincias, formando un arco geográfico de seis provincias, y la influencia en otras dos en su esfuerzo por degradar al Gobierno nacional. El régimen indianista de Morales-García Linera, compuesto en gran parte de mestizos ex empleados de ONG financiadas en el extranjero, nunca utilizó su poder y el monopolio constitucional formal de la fuerza legítima para hacer cumplir el orden constitucional y para declarar fuera de la ley y para llevar ante los jueces las violaciones por parte de los secesionistas de la integridad nacional y su rechazo del orden democrático.
Morales nunca movilizó el país, ni a la mayoría de las organizaciones populares de la sociedad civil, ni siquiera recurrió al ejército para derrotar a los secesionistas. En cambio continuó con sus impotentes súplicas de diálogo y compromiso, con el que sus concesiones al autogobierno de la oligarquía solamente reforzaron el impulso de ésta hacia el poder regional. Como estudio de caso de gobernanza fallida, frente a una amenaza separatista reaccionaria para la nación, el gobierno de Morales-García Linera representa un fracaso lamentable a la hora de defender la soberanía popular y la integridad de la nación.
Las lecciones bolivianas de gobernanza fallida deben servir de sombrío recordatorio a Chávez en Venezuela y Correa en Ecuador: a menos que actúen con toda la fuerza de la Constitución para frenar los embrionarios movimientos separatistas antes de que consigan una base de poder, se enfrentarán también a la desintegración de sus países. La amenaza más grande está en Venezuela, en donde los militares estadounidenses y colombianos han construido bases en la frontera limítrofe con el estado venezolano de Zulia, infiltrando comandos y fuerzas paramilitares en la provincia. La toma de esta provincia rica en petróleo la consideran una cabeza de puente para privar al Estado venezolano de sus ingresos vitales provenientes del petróleo y desestabilizar al Gobierno central.
Después de varios años de existencia de un movimiento separatista apoyado y financiado por Washington en Bolivia, algunos académicos y expertos progresistas han tomado nota y han publicado comentarios críticos. Lamentablemente, estos artículos carecen de cualquier contexto explicativo, y ofrecen poca comprensión de cómo el separatismo latinoamericano encaja en la estrategia a largo plazo y de gran envergadura de construcción del imperio estadounidense durante el pasado cuarto de siglo.
Hoy, los movimientos separatistas promovidos por EE UU en América Latina están activos en por lo menos tres países. En Bolivia, las provincias de la media luna (Santa Cruz, Beni, Pando y Tarija) han convocado con éxito referéndums provinciales de autonomía, que es aquí el término utilizado para secesión. El 4 de mayo de 2008 los separatistas de Santa Cruz tuvieron éxito: con una participación de casi el 50% del censo de votantes, consiguieron el 80% de votos favorables. El 15 de mayo, la élite político-empresarial anunció la formación de ministerios de comercio exterior y seguridad interna, asumiendo así los poderes efectivos de un estado secesionista. El Gobierno de EE UU, dirigido por el embajador Goldberg, proporcionó apoyo financiero y político a las organizaciones cívicas secesionistas de derecha, por mediación de sus programas de ayuda de 125 millones de dólares que gestiona AID (US Agency for International Development), sus decenas de millones del programa contra la droga, y a través de las ONG favorables a la secesión financiadas por medio de su organismo NED (National Endowment for Democracy.) En las reuniones de la Organización de Estados Americanos y otras reuniones regionales, EE UU se negó a condenar los movimientos separatistas.
A causa de la completa incompetencia y falta de liderazgo político nacional del presidente Evo Morales y su vicepresidente Álvaro García Linera, el Estado boliviano se está atomizando en una serie de cantones autónomos, pues ya otros Gobiernos provinciales intentan usurpar el poder político y hacerse cargo de sus recursos económicos. Desde el principio, el régimen Morales-García Linera firmó una serie de pactos políticos, adoptó políticas y aprobó concesiones a las elites oligárquicas de Santa Cruz, que permitió que reconstruyeran efectivamente su base política natural de poder, sabotearan una asamblea constitucional elegida y socavaran efectivamente la autoridad del Gobierno central. El éxito de la derecha se ha producido en menos de dos años y medio, lo que es especialmente sorprendente si se tiene en cuenta que en 2005, el país vivió una sublevación popular importante que sustituyó a un Presidente de derecha, cuando millones de trabajadores, mineros, campesinos e indios se apoderaron de las calles. Es un tributo al absoluto desgobierno de Morales y García Linera que el país haya pasado tan rápida y decisivamente desde un estado de poder popular insurreccional a un país fragmentado y dividido, en el que una élite agroexportadora separatista se ha hecho con el control del 80% de los recursos productivos del país, mientras el Gobierno central elegido protesta débilmente.
El éxito de la clase dirigente regional secesionista boliviana ha dado alas a movimientos similares de autonomía en Ecuador y Venezuela, dirigidos por el alcalde de Guayaquil (Ecuador) y el gobernador de Zulia (Venezuela). Es decir, el fracaso político del gobierno de Morales y García Linera en Bolivia, apoyado por Estados Unidos, ha llevado al gobierno de este país a asociarse con oligarcas en Ecuador y Venezuela para repetir la experiencia de Santa Cruz en un proceso de separatismo antirrevolucionario permanente.
El separatismo y la ex URSS
La derrota del comunismo en la URSS tuvo poco que ver con lo que el ex asesor de seguridad nacional estadounidense Zbigniew Brzezinski calificó como “bancarrota del sistema debido a la carrera armamentística”. Hasta el final, las condiciones de vida eran relativamente estables y los programas de bienestar siguieron funcionando casi a niveles óptimos, y los programas científicos y culturales recibían una parte sustancial del gasto público. Las élites gobernantes posteriores al sistema comunista no respondían a la propaganda estadounidense sobre las virtudes del libre mercado y la democracia, como pretendieron los presidentes Ronald Reagan, George Bush padre y Bill Clinton: lo prueba de manera evidente el sistema político y económico que impusieron al tomar el poder, y que ni fue democrático ni basado en mercados competitivos. Los nuevos gobiernos de base étnica se asemejaron a monarquías despóticas, depredadoras y nepotistas que regalaron –privatizaron– a un puñado de oligarcas y monopolios extranjeros la riqueza pública acumulada durante los 70 años anteriores de trabajo colectivo e inversión.
La principal fuerza ideológica impulsora de las políticas separatistas es la política de identidad étnica, fomentada y financiada por los organismos de inteligencia y propaganda de EE UU. La política de identidad étnica, que reemplazó el comunismo, está basada en vínculos verticales entre la élite y las masas. Las nuevas elites gobiernan por medio de un nepotismo de tipo clánico-familia-religioso-mafioso, financiado e impulsado con el pillaje y la privatización de la riqueza pública creados bajo el comunismo. Al llegar al poder, las nuevas elites políticas privatizaron la riqueza pública transformándola en riqueza familiar y se convirtieron, ellos y sus cómplices, en una clase gobernante oligárquica. En la mayoría de los casos, los vínculos étnicos entre las elites y los sujetos se disolvieron ante el deterioro de las condiciones de vida, las desigualdades profundas de clase, las elecciones amañadas y la represión del Estado.
En todos los ex estados de la URSS, la única reivindicación de las nuevas clases dirigentes en materia de legitimidad social se basa en la pertenencia a una identidad étnica común. Han desempolvado símbolos medievales y monárquicos del pasado lejano, sacando del armario monarcas absolutistas, parásitas jerarquías religiosas, señores de la guerra precapitalistas, emperadores sangrientos y banderas nacionales de los días del feudalismo terrateniente para forjar una historia y una identidad comunes con las masas recién liberadas. El repetido recurso a pasados símbolos reaccionarios es enteramente apropiado: las actuales políticas despotismo, pillaje y culto a la personalidad guardan resonancias de pasados guerreros históricos, y señores y prácticas feudales.
A medida que los nuevos déspotas post URSS han perdido su lustre étnico como consecuencia de la decepción pública con el pillaje depredador nacional y extranjero de la riqueza nacional, han recurrido al uso sistemático de la fuerza.
El éxito mayor de la estrategia de estadounidense de promover el separatismo fue la destrucción de la URSS, no la promoción de democracias capitalistas independientes viables. Washington logró la exacerbación de conflictos étnicos entre los rusos y las restantes nacionalidades, animando a algunos jefes comunistas locales a separarse de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas y a formar estados independientes en los que los nuevos gobernantes pudieran compartir el botín del tesoro local con sus nuevos socios occidentales. Los esfuerzos de desestabilización realizados por EE UU en los países comunistas, especialmente después de la década de 1970 no compitieron en mejores condiciones de vida, mayor crecimiento industrial o programas de bienestar más generosos. En cambio, la propaganda occidental se centró en la solidaridad étnica, un tema que socava la solidaridad de clase y la lealtad al estado y a la ideología comunistas, y consolidó a unas élites pro occidentales, especialmente entre intelectuales públicos y jefes comunistas convertidos en salvadores nacionalistas.
El punto clave de la estrategia occidental era sobre todo la desintegración de la URSS por medio de movimientos separatistas, aunque éstos estuvieran formados por fanáticos fundamentalistas religiosos, políticos gangsteriles, economistas liberales formados en Occidente o jefes militares ambiciosos y con aspiraciones. Lo único que importaba era que enarbolaran la bandera separatista de la autodeterminación. Más tarde, en el período post soviético, las nuevas élites procapitalistas fueron elevadas a la categoría de miembros de la OTAN y estados satélites.
Las políticas de Washington en el periodo post separatista siguieron un proceso en dos etapas: en la primera fase, predominó el apoyo no diferenciado a cualquiera que abogara por la desintegración de la URSS; en la segunda fase, EE UU intentó promocionar a la facción más favorable a la OTAN y a los liberales de mercado, por ejemplo en las llamadas revoluciones de colores en Georgia y Ucrania. El separatismo se consideró como paso preliminar hacia una etapa avanzada de subordinación al imperio estadounidense. La noción de estados independientes es virtualmente inexistente para constructores de este imperio. En el mejor de los casos existe como etapa transitoria de una constelación de poder a un nuevo imperio dirigido por EE UU.
En el período posterior a la desintegración de la URSS, las tentativas de Washington de reclutar nuevas elites pro capitalistas y crear estados satélites tuvieron un relativo éxito. Algunos países abrieron sus economías a una explotación no regulada, especialmente de sus recursos energéticos. Otros, ofrecieron emplazamientos para bases militares. En muchos casos, los gobernantes locales intentaron negociar con los poderes mundiales a la vez que aumentaban su propia fortuna por medio del pillaje.
Ninguna de las repúblicas ex soviéticas llegó a desarrollar un Estado democrático independiente que permitiese recuperar los niveles de vida que su pueblo poseía en los tiempos soviéticos. Algunos gobernantes convirtieron sus países en dictaduras teocráticas, en las que los notables religiosos y el dictador se apoyaban mutuamente. Ninguna de ellas mantuvo la red de seguridad social o los sistemas educativos de alta calidad de la era soviética. Todos los regímenes post soviéticos magnificaron las desigualdades sociales y multiplicaron el número de empresas de características mafiosas. Los delitos violentos crecieron geométricamente, fomentando la inseguridad cada vez mayor del ciudadano.
El éxito del separatismo inducido por EE UU creó, en la mayoría de los casos, oportunidades enormes para el pillaje occidental y asiático de materias primas, especialmente los recursos petrolíferos. La experiencia de los nuevos estados independientes fue, en el mejor de los casos, una ilusión transitoria, a medida que la élite gobernante pasó directamente a la esfera de influencia occidental o se convirtió en una mera tapadera de la subordinación estructural profunda a los circuitos de exportación de materias primas y financieros dominados por Occidente.
Tras la desintegración de la URSS, los estados occidentales se aliaron con las repúblicas que más se ajustaban a sus intereses. En algunos casos firmaron acuerdos con sus gobernantes para establecer bases militares, llenando para ello los bolsillos del dictador de turno mediante préstamos. En otros casos, se aseguraron un acceso privilegiado a los recursos económicos por medio de empresas mixtas. En otros, simplemente ignoraron a los estados de menos recursos y los dejaron caer en la miseria y el despotismo.
Separatismo: Europa del Este, Balcanes y los países bálticos
El aspecto más destacado de la desintegración del bloque soviético fue la rapidez y minuciosidad con que los países pasaron del Pacto de Varsovia a la OTAN, y del dominio político soviético al control económico de EE UU y la UE en casi todos sus sectores económicos importantes. El paso de una a otra forma de subordinación política, económica y militar a otra resalta la naturaleza transitoria de la independencia política, la superficialidad de su significado operativo y la hipocresía espectacular de la nueva élite gobernante que denunciaba alegremente la dominación soviética mientras entregaba la mayor parte de los sectores económicos al capital occidental y una parte de su territorio a la OTAN para que construyera sus bases, mientras que al mismo tiempo facilitaba fuerzas militares mercenarias para luchar contra en las guerras imperiales estadounidenses en un grado mucho mayor a cualquier otro registrado durante el periodo soviético.
El separatismo en estos ámbitos era una ideología para debilitar a la coalición hegemónica adversaria, tanto mejor cuanto más incorporase a sus miembros a una coalición más virulenta y agresiva de construcción de imperio.
Yugoslavia y Kosovo: separatismo forzado
La exitosa desintegración de la URSS y de la alianza del Pacto de Varsovia animó a EE UU y la UE a destruir Yugoslavia, el último país independiente fuera del control de éstos en Europa Occidental. La demolición de Yugoslavia la inició Alemania tras su anexión y demolición de la economía de Alemania Oriental. Poco después se extendió a las repúblicas de Eslovenia y Croacia. EE UU, un recién llegado relativo a la división de los Balcanes, se centró en Bosnia, Macedonia y Kosovo. Mientras que Alemania se extendía por la conquista económica, EE UU, fiel a su misión militarista, recurría a la guerra en alianza con los reconocidos gángsters terroristas albano-kosovares del paramilitar Kosovo Liberation Army (KLA) o Ejército de Liberación de Kosovo. Bajo el liderazgo del sionista francés Bernard Kouchner, las fuerzas de la OTAN facilitaron la purga étnica, el asesinato y la desaparición de decenas de miles de serbios, Roma y disidentes albano-kosovares no separatistas.
La destrucción de Yugoslavia es completa: la restante y fracturada República de Serbia estaba ya a merced ahora de EE UU y sus aliados europeos. Para 2008 había resultado elegida una coalición apoyada por la UE y EE UU, y favorable a la OTAN, y habían desaparecido los últimos restos de Yugoslavia y su herencia histórica de socialismo autogestionario.
Consecuencias del separatismo en la URSS, Europa Oriental y los Balcanes
En todas las regiones en donde triunfó el separatismo patrocinado y financiado por EE UU, las condiciones de vida se derrumbaron, se produjo un pillaje masivo de los recursos públicos en nombre de la privatización, y se alcanzaron niveles sin precedentes de corrupción política. Una cifra en torno a un tercio de la población huyó a Europa Occidental y América del Norte huyendo del hambre, la inseguridad personal –delincuencia–, el desempleo y un futuro dudoso.
Políticamente, el gangsterismo y el número extraordinario de asesinatos condujeron a los empresarios que desarrollaban actividades legítimas a pagar sumas exorbitantes de extorsión, a medida que una nueva clase de delincuentes reconvertidos en empresarios se hacía cargo de la economía y firmaba dudosos acuerdos de inversión y empresas mixtas con empresas transnacionales de la UE, EE UU y Asia.
Los países ex soviéticos ricos en recursos energéticos de Asia central y meridional pasaron a ser gobernados por dictadores opulentos que acumularon fortunas de miles de millones de dólares en el curso de la demolición de las normas igualitarias, la sanidad generalizada y las instituciones científicas y culturales preexistentes. Las instituciones religiosas adquirieron el poder por encima de las asociaciones científicas y profesionales, y contra éstas, invirtiendo los progresos educativos de los setenta años anteriores. La lógica del separatismo se extendió desde las repúblicas a los niveles subnacionales, en un proceso en el que los señores de la guerra y jefes étnicos rivalizaban en la creación de su propia entidad autónoma, con el resultado de guerras sangrientas, nuevos episodios de limpiezas étnicas y nuevas huídas de refugiados de las zonas en conflicto.
Las promesas hechas por EE UU sobre los beneficios que iba a aportar el separatismo no se cumplieron mínimamente. En el mejor de los casos la pequeña élite gobernante y sus socios cosecharon una riqueza enorme, el poder y el privilegio a expensas de la gran mayoría. Cualesquiera que fueran las satisfacciones simbólicas iniciales, que la población de clases bajas puede haber experimentado durante su efímera independencia, la nueva bandera y el poder religioso restaurado fueron siendo erosionados por la paralizante pobreza y las luchas internas violentas por el poder que perturbaron sus vidas. La verdad del asunto es que millones de personas huyeron de sus estados recién independientes, y prefirieron convertirse en refugiados y ciudadanos de segunda clase en países extranjeros.
Conclusión
La falacia mayor de los supuestos liberales y las ONG progresistas en su defensa de la autonomía, la descentralización y la autodeterminación consiste en que estos abstractos conceptos evitan la pregunta histórica fundamental y la pregunta política de fondo: ¿a qué clases, raza o bloque político se está transfiriendo el poder? Durante más de un siglo, en EE UU, la bandera que enarbolaban los terratenientes sureños de derecha racistas, que gobernaban por la fuerza y el terror sobre la mayoría de negros pobres era la de los derechos de los Estados, es decir la supremacía la ley y el orden locales sobre la autoridad del Gobierno federal y de la Constitución nacional. La lucha entre los derechos federales y los de los estados fue una lucha entre una oligarquía sudista reaccionaria y una coalición urbana septentrional progresista formada por trabajadores y clase media.
Hay una necesidad fundamental de desmitificar la noción de autonomía, examinando las clases que la exigen, las consecuencias de la descentralización del poder en términos de distribución de éste, de la riqueza y del poder popular y los benefactores externos de un cambio del Estado nacional a las élites de poder locales y regionales.
Del mismo modo, la irreflexiva manera con que algunos libertarios abrazan cada demanda de autodeterminación ha conducido a algunos de los crímenes más atroces de los siglos XX y XXI. En muchos casos los movimientos separatistas han fomentado o han sido produjo de guerras imperialistas sangrientas, como fue el caso tras a las nazis, las invasiones estadounidenses de Iraq y Afganistán y la salvaje invasión israelí del Líbano y a la desintegración de Palestina.
Para aclarar el sentido de términos como autonomía, descentralización y autodeterminación, y conseguir que estas descentralizaciones del poder se muevan en la dirección histórica progresista, es esencial plantear algunas cuestiones previas: ¿Estos cambios políticos propician el poder y el control de la mayoría de los trabajadores y campesinos sobre los medios de la producción? ¿Llevan a un mayor poder popular en el Estado y en los procesos electorales o consolidan a satélites demagogos defensores de los intereses del imperio, en que la desintegración de un estado establecido lleva a la incorporación de los fragmentos étnicos en un imperio vicioso y destructivo?
http://www.rebelion.org/noticia.php?id=69327

viernes, 27 de junio de 2008

Salvador Allende, un ejemplo que perdura




Por: Fidel Castro Ruz


Nació hace cien años en Valparaíso, al sur de Chile, el 26 de junio de 1908. Su padre, de clase media, abogado y notario, militaba en el Partido Radical chileno. Cuando yo nací, Allende tenía 18 años. Realiza sus estudios medios en un liceo de la ciudad natal.
En sus años de estudiante preuniversitario, un viejo anarquista italiano, Juan Demarchi, lo pone en contacto con los libros de Marx.
Se gradúa como alumno excelente. Le gusta el deporte y lo practica. Ingresa voluntario al servicio militar en el Regimiento Coraceros de Viña del Mar. Solicita traslado al Regimiento Lanceros de Tacna, un enclave chileno en el norte seco y semidesértico, posteriormente devuelto a Perú. Egresa como oficial de reserva del Ejército. Lo hace ya como hombre de ideas socialistas y marxistas. No se trataba de un joven blando y sin carácter. Era como si adivinara que un día combatiría hasta la muerte defendiendo las convicciones que ya comenzaban a gestarse en su mente.
Decide estudiar la noble carrera de Medicina en la Universidad de Chile. Organiza un grupo de compañeros que se reúnen periódicamente para leer y discutir sobre el marxismo. Funda el Grupo Avance en 1929. Es elegido vicepresidente de la Federación de Estudiantes de Chile en 1930 y participa activamente en la lucha contra la dictadura de Carlos Ibáñez.
Se había desatado ya la gran depresión económica en Estados Unidos con la crisis de la Bolsa de Valores que estalló en 1929. Cuba se adentraba en la lucha contra la tiranía machadista. Mella había sido asesinado. Los obreros y los estudiantes cubanos se enfrentaban a la represión. Los comunistas, con Martínez Villena al frente, desataban la huelga general. "Hace falta una carga para matar bribones, para acabar la obra de las revoluciones..." —había proclamado en vibrante poema. Guiteras, de profunda raíz antiimperialista, intenta derrocar la tiranía con las armas. Cae Machado, que no puede resistir el empuje de la nación, y surge una revolución que Estados Unidos en pocos meses, con guantes de seda y mano de hierro, aplasta, y su dominio absoluto perdura hasta 1959.
Durante ese período Salvador Allende, en un país donde la dominación imperialista se ejercía brutalmente sobre sus trabajadores, su cultura y sus riquezas naturales, lleva a cabo una lucha consecuente que nunca lo apartó de su intachable conducta revolucionaria.
En 1933 se gradúa de médico. Participa en la fundación del Partido Socialista de Chile. Es ya dirigente en 1935 de la Asociación Médica Chilena. Sufre prisión durante casi medio año. Impulsa el esfuerzo para crear el Frente Popular, y lo eligen subsecretario general del Partido Socialista en 1936.
En septiembre de 1939 asume la Cartera de Salubridad en el gobierno del Frente Popular. Publica un libro suyo sobre medicina social. Organiza la primera Exposición de la Vivienda. Participa en el año 1941 en la reunión anual de la Asociación Médica Americana en Estados Unidos. Asciende en 1942 a Secretario General del Partido Socialista de Chile. Vota en el Senado, en el año 1947, contra la Ley de Defensa Permanente de la Democracia, conocida como "Ley Maldita" por su carácter represivo. Asciende en 1949 a Presidente del Colegio Médico.
En 1952 el Frente del Pueblo lo postula para Presidente. Tenía entonces 44 años. Pierde. Presenta en el Senado un proyecto de ley para la nacionalización del cobre. Viaja a Francia, Italia, Unión Soviética y la República Popular China en 1954.
Cuatro años después, en 1958, es proclamado candidato a la Presidencia de la República por el Frente de Acción Popular, constituido por la Unión Socialista Popular, el Partido Socialista de Chile y el Partido Comunista. Pierde la elección frente al conservador Jorge Alessandri.
Asiste en 1959 a la toma de posesión como Presidente de Venezuela de Rómulo Betancourt, considerado hasta entonces una figura revolucionaria de izquierda.
Viaja ese mismo año a La Habana y se entrevista con el Che y conmigo. Respalda en 1960 a los mineros del carbón, que paralizan su trabajo durante más de tres meses.
Denuncia junto al Che en 1961 el carácter demagógico de la Alianza para el Progreso en la reunión de la OEA que tuvo lugar en Punta del Este, Uruguay.
Designado de nuevo candidato a la Presidencia, es derrotado en 1964 por Eduardo Frei Montalva, democratacristiano que contó con todos los recursos de las clases dominantes y que, según datos revelados en documentos desclasificados del Senado de Estados Unidos, recibió dinero de la CIA para apoyar su campaña. En su gobierno, el imperialismo trató de diseñar lo que se dio en llamar la "Revolución en Libertad", como respuesta ideológica a la Revolución Cubana. Lo que engendró fueron los fundamentos de la tiranía fascista. En esa elección, Allende obtiene, sin embargo, más de un millón de votos.
Encabeza en 1966 la delegación que asiste a la Conferencia Tricontinental de La Habana. Visita la Unión Soviética en el Aniversario 50 de la Revolución de Octubre. El año siguiente, 1968, visita la República Democrática de Corea, la República Democrática de Viet Nam, donde tiene la satisfacción de conocer y conversar con el extraordinario dirigente de ese país, Ho Chi Minh. Incluye en ese mismo recorrido a Camboya y Laos, en plena efervescencia revolucionaria.
Tras la muerte del Che, acompaña personalmente hasta Tahití a tres cubanos de la guerrilla en Bolivia, que sobrevivieron a la caída del Guerrillero Heroico y se encontraban ya en territorio chileno.
La Unidad Popular, coalición política integrada por comunistas, socialistas, radicales, MAPU, PADENA y Acción Popular Independiente, lo proclama su candidato el 22 de enero de 1970, y triunfa el 4 de septiembre en los comicios de ese año.
Es un ejemplo verdaderamente clásico de la lucha por vías pacíficas para establecer el socialismo.
El gobierno de Estados Unidos, presidido por Richard Nixon, después del triunfo electoral entra de inmediato en acción. El Comandante en Jefe del Ejército chileno, general René Schneider, es víctima de un atentado el 22 de octubre y fallece tres días después porque no se plegaba a la demanda imperialista de un golpe de Estado. Fracasa el intento de impedir la llegada de la Unidad Popular al gobierno.
Allende asume legalmente con toda dignidad el cargo de Presidente de Chile el 3 de noviembre de 1970. Comienza desde el gobierno su heroica batalla por los cambios, enfrentando al fascismo. Tenía ya 62 años de edad. Me cupo el honor de haber compartido con él 14 años de lucha antiimperialista desde el triunfo de la Revolución Cubana.
En las elecciones municipales de marzo del año 1971, la Unidad Popular obtiene mayoría absoluta de los votos con el 50,86 por ciento. El 11 de julio el presidente Allende promulga la Ley de Nacionalización del Cobre, una idea que había propuesto al Senado 19 años antes. Fue aprobada en el Congreso por unanimidad. Nadie se atrevía a objetarla.
En 1972 denuncia en la Asamblea General de las Naciones Unidas la agresión internacional de que es víctima su país. Es ovacionado de pie durante largos minutos. Visita ese mismo año la Unión Soviética, México, Colombia y Cuba.
En 1973, al realizarse las elecciones parlamentarias de marzo, la Unidad Popular obtiene un 45 por ciento de los votos y aumenta su representación parlamentaria.
No pueden prosperar las medidas promovidas por los yanquis en las dos Cámaras para destituir al Presidente.
El imperialismo y la derecha agudizan una lucha sin cuartel contra el gobierno de la Unidad Popular y desatan el terrorismo en el país.
Le escribí seis cartas confidenciales a mano, con letra pequeñita y una pluma de punta fina entre los años 1971 y 1973, en las que le abordaba temas de interés con la mayor discreción.
El 21 de mayo de 1971 le decía:
"...Estamos maravillados de tu extraordinario esfuerzo y tus energías sin límites para sostener y consolidar el triunfo.
"Desde aquí se puede apreciar que el poder popular gana terreno a pesar de su difícil y compleja misión.
"Las elecciones del 4 de Abril constituyeron una espléndida y alentadora victoria.
"Han sido fundamentales tu valor y decisión, tu energía mental y física para llevar adelante el proceso revolucionario.
"Seguramente les esperan a ustedes grandes y variadas dificultades a enfrentar en condiciones que no son precisamente ideales, pero una política justa, apoyada en las masas y aplicada con decisión no puede ser vencida..."
El 11 de septiembre de 1971, le escribí:
"El portador viaja para tratar contigo los detalles de la visita.
"Inicialmente, considerando un posible vuelo directo en avión de Cubana, analizamos la conveniencia de aterrizar en Arica e iniciar el recorrido por el norte. Surgen luego dos cosas nuevas: interés expresado a ti por Velazco Alvarado de un posible contacto en mi viaje hacia esa; posibilidad de contar con un avión soviético IL-62 de mayor radio. Esto último permite, si se quiere, arribar en vuelo directo a Santiago.
"Va un esquema de recorrido y actividades para que tú añadas, suprimas e introduzcas las modificaciones que estimes pertinente.
"He procurado pensar exclusivamente en lo que pueda ser de interés político sin preocuparme mucho el ritmo o la intensidad del trabajo, pero todo en absoluto queda sometido a tus criterios y consideraciones.
"Hemos disfrutado mucho los éxitos extraordinarios de tu viaje a Ecuador, Colombia y Perú. ¿Cuándo tendremos en Cuba la oportunidad de emular con ecuatorianos, colombianos y peruanos en el enorme cariño y el calor con que te recibieron?"
En aquel viaje, cuyo esquema transmití al presidente Allende, salvé milagrosamente la vida. Recorrí decenas de kilómetros ante una multitud enorme, situada a lo largo del camino. La Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos organizó tres acciones para asegurar mi asesinato durante ese viaje. En una entrevista de prensa anunciada con anterioridad, había una cámara suministrada por una emisora televisiva de Venezuela equipada con armas automáticas, manejada por mercenarios cubanos que con documentos de ese país habían ingresado a Chile. El valor les falló a los que solo tenían que apretar el gatillo durante el largo tiempo que duró la entrevista y las cámaras me enfocaron. No querían correr el riesgo de morir. Me habían perseguido, además, por todo Chile, donde no me volvieron a tener tan cerca y vulnerable. Sólo pude conocer los detalles de la cobarde acción años más tarde. Los servicios especiales de Estados Unidos habían llegado más lejos de lo que podíamos imaginarnos.
El 4 de febrero de 1972 escribí a Salvador:
"La delegación militar fue recibida con el mayor esmero por todos aquí. Las Fuerzas Armadas Revolucionarias dedicaron prácticamente todo su tiempo durante esos días a atenderla. Los encuentros fueron amistosos y humanos. El programa intenso y variado. Mi impresión es que el viaje ha sido positivo y útil, que existe la posibilidad y es conveniente seguir desarrollando estos intercambios.
"Con Ariel hablé sobre la idea de tu viaje. Comprendo perfectamente que el trabajo intenso y el tono de la contienda política las últimas semanas no te hayan permitido considerarlo para la fecha aproximada que mencionamos en esa. Es indudable que no habíamos tomado en cuenta estas eventualidades. Por mi parte, aquel día, vísperas de mi regreso, cuando cenábamos ya de madrugada en tu casa, ante la falta de tiempo y la premura de las horas, me tranquilizaba pensar que relativamente pronto nos volveríamos a encontrar en Cuba donde íbamos a disponer la posibilidad de conversar extensamente. Tengo, no obstante, la esperanza de que puedas tomar en consideración la visita antes de mayo. Menciono este mes, porque a más tardar, desde mediados del mismo, tengo que realizar el viaje, ya impostergable, a Argelia, Guinea, Bulgaria, otros países y la URSS. Esta amplia visita me llevará considerable tiempo.
"Te agradezco mucho las impresiones que me comunicas sobre la situación. Aquí, cada día más familiarizados, interesados y afectados emotivamente todos con el proceso chileno, seguimos con gran atención las noticias que llegan de allá. Ahora podemos comprender mejor el calor y la pasión que debió suscitar la revolución cubana en los primeros tiempos. Podría decirse que estamos viviendo nuestra propia experiencia a la inversa.
"En tu carta puedo apreciar la magnífica disposición de ánimo, serenidad y valor con que estás dispuesto a enfrentar las dificultades. Y eso es fundamental en cualquier proceso revolucionario, especialmente cuando se desarrolla en las condiciones sumamente complejas y difíciles de Chile. Yo regresé con una extraordinaria impresión de la calidad moral, cultural y humana del Pueblo Chileno y de su notable vocación patriótica y revolucionaria. A ti te ha correspondido el singular privilegio de ser su conductor en este momento decisivo de la historia de Chile y de América, como culminación de toda una vida de lucha, como dijiste en el estadio, consagrada a la causa de la revolución y el socialismo. Ningún obstáculo puede ser invencible. Alguien dijo que en una revolución se marcha adelante con ‘audacia, audacia y más audacia’. Yo estoy convencido de la profunda verdad que encierra este axioma."
Le escribí de nuevo al presidente Allende el 6 de septiembre de 1972:
"Con Beatriz te mandé mensaje sobre distintos tópicos. Después que ella partió y con motivo de las noticias que estuvieron llegando la pasada semana, decidimos enviar al compañero Osmany para ratificarte nuestra disposición de colaborar en cualquier sentido, y a la vez tú puedas comunicarnos a través de él tu apreciación de la situación y tus ideas con relación al viaje proyectado a esta y otros países. El pretexto del viaje de Osmany será inspeccionar la Embajada cubana, aunque no se le dará publicidad alguna. Queremos que su estancia en esa sea muy breve y discreta.
"Los puntos planteados por ti a través de Beatriz ya se están cumplimentando...
"Aunque comprendemos las actuales dificultades del proceso chileno, tenemos la confianza de que ustedes hallarán el modo de vencerlas.
"Puedes contar enteramente con nuestra cooperación. Recibe un saludo fraternal y revolucionario de todos nosotros."
El 30 de junio de 1973 enviamos una invitación oficial al presidente Salvador Allende y a los partidos de la Unidad Popular a la conmemoración del 20 Aniversario del ataque al Cuartel Moncada.
En carta aparte, le digo:
"Salvador:
"Lo anterior es la invitación oficial, formal, para la conmemoración del 20 Aniversario. Lo formidable sería que tú pudieras dar un salto a Cuba para esa fecha. Puedes imaginarte lo que significaría eso de alegría, satisfacción y honor para los cubanos. Sé que eso sin embargo depende más que nada de tus trabajos y de la situación en esa. Lo dejamos por tanto a tu consideración.
"Todavía estamos bajo el impacto de la gran victoria revolucionaria del día 29 y tu brillante papel personal en los acontecimientos. Es natural que muchas dificultades y obstáculos subsistirán pero estoy seguro de que esta primera prueba exitosa les dará gran aliento y consolidará la confianza del pueblo. Internacionalmente se ha dado gran relieve a los sucesos y se aprecia como un gran triunfo.
"Actuando como lo hiciste el 29, la revolución chilena saldrá victoriosa de cualquier prueba por dura que sea.
Te reitero que los cubanos estamos a tu lado y que puedes contar con tus fieles amigos de siempre."
El 29 de julio de 1973 le envío la última carta:
"Querido Salvador:
"Con el pretexto de discutir contigo cuestiones referentes a la reunión de países no alineados, Carlos y Piñeiro realizan un viaje a esa. El objetivo real es informarse contigo sobre la situación y ofrecerte como siempre nuestra disposición a cooperar frente a las dificultades y peligros que obstaculizan y amenazan el proceso. La estancia de ellos será muy breve por cuanto tienen aquí muchas obligaciones pendientes y, no sin sacrificio de sus trabajos, decidimos que hicieran el viaje.

"Veo que están ahora en la delicada cuestión del diálogo con la D.C. en medio de acontecimientos graves como el brutal asesinato de tu edecán naval y la nueva huelga de los dueños de camiones. Imagino por ello la gran tensión existente y tus deseos de ganar tiempo, mejorar la correlación de fuerzas para caso de que estalle la lucha y, de ser posible, hallar un cauce que permita seguir adelante el proceso revolucionario sin contienda civil, a la vez que salvar tu responsabilidad histórica por lo que pueda ocurrir. Estos son propósitos loables. Pero en caso de que la otra parte, cuyas intenciones reales no estamos en condiciones de valorar desde aquí, se empeñase en una política pérfida e irresponsable exigiendo un precio imposible de pagar por la Unidad Popular y la Revolución, lo cual es, incluso, bastante probable, no olvides por un segundo la formidable fuerza de la clase obrera chilena y el respaldo enérgico que te ha brindado en todos los momentos difíciles; ella puede, a tu llamado ante la Revolución en peligro, paralizar a los golpistas, mantener la adhesión de los vacilantes, imponer sus condiciones y decidir de una vez, si es preciso, el destino de Chile. El enemigo debe saber que está apercibida y lista para entrar en acción. Su fuerza y su combatividad pueden inclinar la balanza en la capital a tu favor aun cuando otras circunstancias sean desfavorables.
"Tu decisión de defender el proceso con firmeza y con honor hasta el precio de tu propia vida, que todos te saben capaz de cumplir, arrastrarán a tu lado a todas las fuerzas capaces de combatir y a todos los hombres y mujeres dignos de Chile. Tu valor, tu serenidad y tu audacia en esta hora histórica de tu patria y, sobre todo, tu jefatura firme, resuelta y heroicamente ejercida, constituyen la clave de la situación.
"Hazles saber a Carlos y a Manuel en qué podemos cooperar tus leales amigos cubanos.
"Te reitero el cariño y la ilimitada confianza de nuestro pueblo."
Esto lo escribí mes y medio antes del golpe. Los emisarios eran Carlos Rafael Rodríguez y Manuel Piñeiro.
Pinochet había conversado con Carlos Rafael. Le había simulado una lealtad y firmeza similares a las del general Carlos Prats, Comandante en Jefe del Ejército durante parte del gobierno de la Unidad Popular, un militar digno al que la oligarquía y el imperialismo pusieron en total crisis, que lo obligó a renunciar al mando, y fue más tarde asesinado en Argentina por los esbirros de la DINA, después del golpe fascista de 1973.
Yo desconfiaba de Pinochet desde que leí los libros de geopolítica que me obsequió durante mi visita a Chile y observé su estilo, sus declaraciones y los métodos que como Jefe del Ejército aplicaba cuando las provocaciones de la derecha obligaban al presidente Allende a decretar el estado de sitio en Santiago de Chile. Recordaba lo que advirtió Marx en el 18 Brumario.
Muchos jefes militares del ejército en las regiones y sus estados mayores querían conversar conmigo dondequiera que llegaba, y mostraron notable interés por los temas de nuestra guerra de liberación y las experiencias de la Crisis de Octubre de 1962. Las reuniones duraban horas en las madrugadas, que era el único tiempo libre para mí. Yo accedía por ayudar a Allende, inculcándoles la idea de que el socialismo no era enemigo de los institutos armados. Pinochet, como jefe militar, no fue una excepción. Allende consideraba útiles estos encuentros.
El 11 de septiembre de 1973 muere heroicamente defendiendo el Palacio de La Moneda. Combatió como un león hasta el último aliento.
Los revolucionarios que resistieron allí la embestida fascista contaron cosas fabulosas sobre los momentos finales. Las versiones no siempre coincidían, porque luchaban desde diferentes puntos de Palacio. Además, algunos de sus más cercanos colaboradores murieron, o fueron asesinados después del duro y desigual combate.
La diferencia de los testimonios consistía en que unos afirmaban que los últimos disparos los hizo contra sí mismo para no caer prisionero, y otros que su muerte sobrevino por fuego enemigo. El Palacio ardía atacado por tanques y aviones para consumar un golpe que consideraban trámite fácil y sin resistencia. No hay contradicción alguna entre ambas formas de cumplir el deber. En nuestras guerras de independencia hubo más de un ejemplo de combatientes ilustres que, cuando ya no había defensa posible, se privaron de la vida antes de caer prisioneros.
Hay mucho que decir todavía sobre lo que estuvimos dispuestos a hacer por Allende, algunos lo han escrito. No es el objetivo de estas líneas.
Hoy se cumple un siglo de su nacimiento. Su ejemplo perdurará.


miércoles, 25 de junio de 2008

SIN ALIANZA ELECTORAL NO HAY VICTORIA EN NOVIEMBRE



Por Luis R Delgado J

A propósito de los ataques al PCV

El problema de la alianza electoral de las fuerzas bolivarianas de cara a las elecciones regionales y locales del próximo mes de noviembre, es de vital importancia histórica. Ya ha sido reiterativo el llamado del Comandante Chávez para alcanzar la victoria en la mayor cantidad de espacios, todo esto para evitar la acumulación de fuerzas de la oposición en su proceso conspirativo y para frenar en este sentido los planes secesionistas que se activarían de conquistar un significativo número de gobernaciones.
Frente a esto se ha venido reuniendo la Alianza Patriótica que no es solamente un comando de campaña unitario, sino que a su vez expresa un germen para desarrollar la tan anhelada Dirección Colectiva del Proceso.

Sin embargo, luego de las elecciones internas del PSUV que hay que reconocerlo fueron exitosas, el diálogo entre las organizaciones del proceso se ha ido cerrando, producto del sectarismo de la principal fuerza política de la alianza y el Comandante Chávez.

Todo comenzó al plantearse que se estaban escogiendo los candidatos del PSUV en vez de precandidatos para presentarlos a la Alianza Patriótica, con el argumento de que eran escogidos por las bases, a lo cual debe aclararse que son las bases del PSUV no de las fuerzas bolivarianas, ya que de más de 7 millones de personas que apoyaron a Chávez en 2006, de más de 5 millones de inscritos en ese partido sólo participaron cerca de 2,5 millones de afiliados.

Ciertamente hay bastante legitimidad cuantitativa de esos candidatos, pero para los comunistas eso sólo no basta, también deben primar criterios cualitativos políticos y revolucionarios. Ya lo afirmaba Muller Rojas en rueda de prensa antes que Chávez de forma irreflexiva y poco sabia pateara a las reuniones de la Alianza Patriótica, en la mayoría de los estados y municipios existía el consenso de apoyar a los candidatos del PSUV, solo existían diferencias en un pequeño número de alcaldías y gobernaciones.

Es lamentable que el líder de todo el proceso como lo es Chávez, se parcialice sólo por su tolda política y no entienda que en muchos espacios del país el PSUV solo no podrá ganarle a la oposición. En noviembre necesitaremos la más amplia alianza, y eso sólo se logrará reconociendo los aportes de cada una de la organizaciones por más pequeñas que éstas sean, la soberbia es mala consejera y nos puede llevar a un segundo escenario como el de diciembre pasado, una estrepitosa derrota.

Es bien paradójico que el PSUV con candidatos a las 24 gobernaciones, dos alcaldías mayores, las más de 330 alcaldías del país, y todos los puestos de los consejos legislativos sean los paladines de la Unidad, mientras el PCV que tiene tres propuestas a gobernaciones (con plena disposición a discutir), no mas de 18 candidaturas a alcaldías, y por lo menos 1 diputado a cada parlamento regional, se nos acusa de busca puestos.

Acusar al PCV de Busca Puestos es una gran injusticia y desfachatez, es una grosería, en diez años de proceso, tuvimos 1 miembro a la Asamblea Constituyente, 6 diputados a consejos legislativos (3 se pasaron al PSUV), 4 alcaldes (1 se inscribió en el PSUV), 8 diputados a la Asamblea Nacional (3 se fueron al PSUV), 1 ministro durante 3 meses (se inscribió en el PSUV), ningún gobernador, y hemos estado firmes en nuestro apoyo a Chávez y la Revolución, nunca jamás se ha reunido nuestra dirección con el Presidente para pedirle absolutamente nada, nunca hemos amenazado con irnos a la oposición sino nos dan las apetecidas “cuotas de poder”, hoy sólo lo que pedimos es respeto y consideración para los aportes que pueden dar nuestros cuadros a la revolución, nuestras propuestas son flexibles no son inamovibles.

Chávez se dirigió a nuestra propuesta en Táchira de ridícula, pues su propuesta para Táchira es contrarrevolucionaria, su propuesta para Yaracuy es muy cuestionada (¿quien dice que alguien que negoció con Convergencia para dirigir el parlamento regional es de fiar?), la propuesta en Sucre del PSUV es mediocre (una malísima gestión en la Alcaldía de Cumana lo confirma). En estos términos no se pueden dar los diálogos entre los aliados, el Presidente debe dar el ejemplo de respeto a quienes los hemos seguido en todas las coyunturas de este proceso.

En Carabobo el PCV respalda prácticamente en todos los Municipios las candidaturas del PSUV, fundamentalmente a la Alcaldía de Valencia y la Gobernación, solo estamos impulsando con fuerza nuestra candidatura a la Alcaldía de Puerto Cabello, y nuestra presencia en el Parlamento Regional. Sin embargo en los Guayos no estamos con la propuesta a la alcaldía del PSUV, porque es simplemente nefasta, el candidato fue elegido alcalde en 2004 con la tarjeta de Proyecto Venezuela, y fue un franco saboteador del llenadero de Yagua, durante el Paro Petrolero.

Para los marxistas leninistas la unidad no es el PSUV, porque este es un partido policlasista y nosotros estamos convencidos de la existencia de la Lucha de Clases, no creemos que un burgués deje de explotar a su trabajador porque estén inscritos en un mismo partido. Para nosotros la Unidad, es la unidad de los intereses de la clase trabajadora, es la unidad ideológica, es la unidad táctica y estratégica, es la unidad de los revolucionarios, creemos que Chávez es un líder revolucionario, pero otros liderazgos que lo acompañan no.

Nuestro Proyecto Histórico es el Comunismo, la abolición: del Estado, de las Clases Sociales, de la Propiedad Privada, de la Moral Burguesa, de la Religión, del Mercado, del Patriarcado, la discriminación del cualquier tipo, la Alienación en todas sus formas, quienes tengan estos objetivos deben unirse cuanto antes.

Sigamos construyendo la Alianza, de esta puede emerger con más fuerza la Unidad.

No perdamos de vista que en lo inmediato podemos perder diversos espacios muy disputados por la falta de unos pocos votos aquí o allá, Táchira, Carabobo, Miranda y otros espacios pueden perderse por 10 mil o 20 mil votos, algunas alcaldías se pueden perder por 100 votos, por esta razón debemos consolidar la más amplia alianza (la alianza perfecta con todos los factores bolivarianos).

Debe abrirse la discusión de una vez por todas sin necedad ni sectarismo, con mucha conciencia de lo que está en juego, en el PCV no estamos casados con los puestos y si con la Revolución, pero pedimos discusión y la revisión de esas candidaturas poco afortunadas y malas que está presentando el PSUV, pedimos que se discutan nuestras propuestas y se nos argumente con razonamientos y no pataletas por qué nuestras proposiciones son aprobadas o desaprobadas.

Solo la alianza perfecta nos llevará a una importante victoria, irnos solos nos llevará a la derrota segura en muchos espacios vitales del país.








lunes, 16 de junio de 2008

La jornada laboral capitalista y la jornada laboral socialista



Michael A. Lebowitz
Rebelión

A medida que el primero de mayo se acerca (este texto fue escrito antes del 1 de mayo del presente año), vale la pena recordar cuatro aspectos sobre ese día:

1. Para l@s trabajador@s el primero de mayo no es la celebración de un día feriado estatal, ni un regalo de él, sino que conmemorara es la lucha —desde abajo— de l@s trabajador@s.

2. Inicialmente, el primero de mayo se centraba en la lucha por una jornada laboral mas corta.

3. La lucha para una jornada laboral mas corta no es una lucha aislada sino la lucha contra la explotación capitalista.

4. La lucha contra la explotación capitalista es una parte esencial pero no es la única parte de la lucha general contra el capitalismo.


Hoy quiero exponer algunas ideas que se refieren tanto a la jornada laboral capitalista como a la socialista y espero que ellas puedan ser útiles en la lucha actual en Venezuela y que sirvan, de manera más inmediata, a los debates de hoy.


LA JORNADA LABORAL CAPITALISTA


¿Cual es la relación entre la jornada laboral capitalista y la explotación? Cuando l@s trabajador@s laboran para el capital, cobran un salario que les permite comprar una cantidad determinada de mercancías. ¿Cuánto es este salario? El nivel de los salarios no ha tenido nada de automático sino que se ha determinado a través de las luchas de l@s trabajador@s contra el capital.


Estas mercancías que constituyen el salario de l@s trabajador@s contienen una cantidad determinada de trabajo y muchas veces se llaman a estas horas diarias de trabajo “el trabajo necesario” de l@s trabajador@s, es decir: – las horas de trabajo que se requiere para que l@s trabajador@s produzcan las mercancías que consumen cada día.


Sin embargo, bajo el capitalismo, l@s trabajador@s no laboran solamente las horas del trabajo necesario. No, el capitalista puede exigir que trabajen más horas porque, para poder sobrevivir, les ha obligado a vender su capacidad de trabajo. La diferencia ente sus horas de trabajo necesario y el total de horas que trabajan l@s trabajador@s para el capitalista constituye el trabajo excedente – y es en ultima instancia, la fuente de las ganancias del capital. Es decir, las ganancias de los capitalistas se basa en la diferencia entre la jornada laboral y el trabajo necesario: se basan en el trabajo excedente, el trabajo no pagado, es decir, la explotación.


Ahora, cuanto más el capitalista puede hacer extender la jornada laboral, más grande será la explotación y más grande sus ganancias. Marx observó que “el capitalista pugna constantemente por reducir los salarios a su mínimo físico y prolongar la jornada de trabajo hasta su máximo físico”. ¡Que verdad! Sin embargo Marx más adelante señaló que,“el obrero presiona constantemente en el sentido contrario”. Es decir, la lucha de clases: l@s trabajador@s luchan para aumentar sus salarios y reducir la jornada laboral; luchan para reducir su explotación por los capitalistas.


Obviamente su jornada laboral es más amplia que las horas que pasan entre firmar al entrar al trabajo y al salir. Está el tiempo que les lleva llegar a su lugar de trabajo, el tiempo que se necesita para comprar la comida necesaria para sobrevivir, el tiempo se necesita para cocinarla – todo esto es, también, realmente, trabajo necesario y forma parte integrante de la jornada laboral del trabajador. Sin embargo, visto que este trabajo es gratis al capitalista, visto que para él no es un costo, le es invisible. Entonces, cuando el capitalista pugna por reducir el trabajo necesario mediante una reducción en los salarios (o mediante un incremento en la productividad con relación a los salarios) no es que quiere reducir el trabajo que no paga, sino lo que quiere es el máximo posible de trabajo gratis, el máximo posible de trabajo no pagado.


No hay por qué sorprenderse que l@s trabajador@s quieran reducir el trabajo no pagado que hacen para el capital y tratan de hacerlo luchando por reducir la jornada laboral capitalista. Sin embargo, no es solamente el trabajo no pagado que lo que es una carga para l@s trabajador@s; también lo es el trabajo pagado que están obligad@s a hacer para el capitalista. Es decir, la explotación no es el único problema. También existe la manera en que la producción capitalista deforma a l@s trabajador@s. En el lugar de trabajo capitalista, l@ trabajador@ trabaja en función de las metas del capital, bajo el control del capital y donde la producción esta organizada de una manera que no permite a l@s trabajador@s desarrollar sus capacidades sino que tiene como su única meta realizar ganancias. “Todos los métodos para desarrollar la producción, mutila al trabajador haciendo de él un obrero parcial”, enfatizó Marx con referencia al capitalismo, “lo degradan y le enajenan al obrero las potencias intelectuales del proceso laboral”. Es decir que el proceso de producción capitalista nos mutila como seres humanos. La vida en el centro de trabajo capitalista es una vida en la cual nos ordenan desde arriba, donde no somos nada más que herramientas que manipula el capital para realizar ganancias.


Por esto queremos reducir la jornada laboral. Por esto no podemos esperar para escapar. No solamente queremos escapar de la explotación y de la injusticia en la distribución de los ingresos. Las horas lejos de la producción capitalista nos parecen las únicas horas cuando podemos ser nosotros mismos, horas cuando nuestra actividad puede ser libre, horas para el pleno desarrollo del individuo.


Tiene que ser así necesariamente dentro del capitalismo. Sin embargo, tenemos que reconocer que muchas de nuestras ideas están infectadas. El ejemplo más obvio es el del consumismo – tenemos que comprar todas estas cosas. Lo que nos pertenece nos define. La respuesta socialista, sin embargo, no es que todo el mundo debe tener las mismas cosas –es decir, la igualdad de la enajenación. Más bien, la idea socialista es terminar con la situación en la cual las cosas nos poseen y nos definen.


La batalla de ideas, que es fundamental en la lucha por el socialismo, se basa en la concepción alternativa de socialismo. Su idea central no es reformar esta idea o esa que se ha desarrollado dentro del capitalismo; es más bien, sustituir las ideas del capitalismo por unas concepciones adecuadas al socialismo. ¿Ahora, nuestra idea de la jornada laboral, está ella infectada? Además, ¿podemos comprender bien la jornada laboral pensando en la jornada laboral bajo el socialismo?


LA JORNADA LABORAL SOCIALISTA


Primero, ¿que entendemos por socialismo? La meta de los socialistas desde siempre ha sido crear una sociedad que permitiría el pleno desarrollo del potencial humano. Nunca se concibió como una sociedad en donde algunas personas pueden desarrollar sus capacidades y otras no lo pueden hacer. Esto es lo que quería decir Marx cuando declaró claramente que la meta es “una asociación donde el libre desarrollo de cada una depende del libre desarrollo de todos”. Y es hacia esta meta que apunta la constitución bolivariana cuando enfatiza en su artículo 20 “que toda persona tiene derecho al libre desenvolvimiento de su personalidad”, y cuando reconoce explícitamente en su artículo 299 que la meta de una sociedad humana debe ser la de “asegurar el desarrollo humano integral”.


Tal como destacó Marx, a diferencia de una sociedad capitalista, donde l@s trabajador@s existen para satisfacer la necesidad” del capital de expandirse, en una sociedad socialista la riqueza que l@s trabajador@s han producido “existe para satisfacer la necesidad del trabajador de desarrollarse”. Ahora bien, ¿cómo es la naturaleza de la jornada laboral en una sociedad que se orienta a asegurar el desarrollo integral?


Comencemos hablando del trabajo necesario – cuantitativamente. Existe el trabajo que está en los productos que consumimos cada día—exactamente como antes. Sin embargo hay que sumar a esto el trabajo que l@s trabajador@s quieren dedicar a la expansión de la producción futura. Bajo el socialismo, no hay capitalistas que obliguen a l trabajador@s a ejecutar el trabajo excedente y quienes invierten una parte de las ganancias en la búsqueda de ganancias futuras. En vez de lo anterior, l@s trabajador@s mism@s en su centro de trabajo y en la sociedad deciden si quieren dedicar su tiempo y su esfuerzo a expandir la satisfacción de sus necesidades en el futuro. Si es así que lo deciden, este trabajo no es un excedente a sus necesidades; es parte de los que ell@s consideran su trabajo necesario. Así, el concepto del trabajo necesario cambia.


Además, en una sociedad socialista, reconocemos explícitamente que una parte de nuestro trabajo necesario está en el hogar. Es decir, reconocemos que nuestra jornada laboral no empieza después de que salgamos de la casa sino que incluye lo que hacemos en el hogar. El articulo 88 de la constitución bolivariana reconoce cuan importante es este trabajo cuando dice que el trabajo del hogar es “actividad económica que crea valor agregado y produce riqueza y bienestar social”.


El concepto del trabajo necesario de nuestra jornada laboral en una sociedad socialista también incluye el trabajo que se requiere para auto-gobernar nuestras comunidades. Después de todo, si el socialismo tiene que ver con las decisiones que tomamos democráticamente en nuestras comunidades, entonces el tiempo que necesitamos para participar en él forma parte de nuestro trabajo necesario. Del mismo modo, si el socialismo tiene que ver con la creación de la condiciones en las cuales tod@s podemos desarrollar nuestro potencial personal, entonces el proceso para educarnos y para desarrollar nuestras habilidades también es una actividad que se integra a nuestro trabajo necesario.


En resumen, cuando pensamos en la jornada laboral socialista, pensamos en ella de una manera distinta. Nuestra opinión sobre la cantidad del trabajo necesario, por ejemplo, no está distorsionada por la perspectiva capitalista que ve como necesario sólo el trabajo que el capitalista debe pagar. Esta es la diferencia entre la economía política del capital y la economía política de la clase obrera. Desde la perspectiva de l@s trabajador@s, reconocemos como trabajo necesario todo este trabajo que sea necesario a “la necesidad del trabajador de desarrollarse”.


Sin embargo la diferencia no es solamente cuantitativa. En el socialismo, la jornada laboral no puede ser una jornada donde recibes ordenes desde arriba (incluso en las industrias estratégicas) Más bien, es solamente a través de nuestra actividad, nuestra práctica o nuestro protagonismo que podemos desarrollar nuestras capacidades. El artículo 62 de la constitución enfatiza este punto cuando afirma que la participación del pueblo “es el medio necesario para lograr el protagonismo que garantice su completo desarrollo tanto individual como colectivo”. Es decir, en cada especto de nuestras vidas, (el centro de trabajo tradicional, la comunidad, el hogar), la toma democrática de decisiones es una característica necesaria de la jornada laboral socialista; a través de los consejos de trabajador@s, los consejos comunales, los consejos de estudiantes, los consejos familiares, nos producimos como nuevos sujetos socialistas.


Por lo tanto, cuando miramos la jornada laboral desde la perspectiva del socialismo, vemos que la simple demanda de reducir la jornada laboral es una demanda que surge dentro del capitalismo. Su mensaje es sencillo – ¡pongan fin a este horror! Se refiere a un concepto “infectado” sobre la jornada laboral. Porque tiene como punto de partida una opinión sobre el trabajo como algo tan horroroso que la única cosa que se puede pensar hacer con él es reducirlo y acabarlo.


Cuando pensamos en construir el socialismo, sin embargo, reconocemos que la demanda es transformar la jornada laboral – es reconocer explícitamente todas las partes de nuestra jornada laboral y transformarla cualitativamente. En vez de ver al “tiempo libre” como el único tiempo en el que podemos desarrollarnos, desde la perspectiva del socialismo es esencial hacer del día entero un tiempo para construir las capacidades humanas.


En resumen, hay dos manera de ver la demanda por una jornada laboral reducida: una habla simplemente de una semana laboral reducida y por lo tanto, vacaciones de fin de semana extendidas: en contraste, la segunda enfatiza la reducción de la jornada laboral tradicional para liberar tiempo para la educación, para nuestra trabajo en el hogar y en nuestras comunidades Es decir, es la demanda de redefinir y transformar nuestra jornada laboral.


La primera manera de ver la jornada laboral es verlo simplemente como una reforma que cabe en el capitalismo

Para l@s socialistas, el primero de mayo debe ser el día en el cual luchamos por el día entero de l@s trabajador@s, en el cual luchamos por la jornada laboral socialista.


[Este texto fue presentado como un comentario inicial para la discusión en el evento “Mesa redonda sobre la reducción de la jornada laboral” que tuvo lugar en el Centro Internacional Miranda el 24 de abril, 2008. Traducido por J. Duckworth]