sábado, 30 de agosto de 2008

El corredor eurasiático: La geopolítica de los oleo y gasoductos y la Nueva Guerra Fría




Michel Chossudovsky
Global Research

Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens

La actual crisis en el Cáucaso está íntimamente relacionada con el control estratégico sobre los oleo y gasoductos y los corredores de transporte.
Existe evidencia de que el ataque georgiano contra Osetia del Sur del 7 de agosto fue cuidadosamente planificado. Se realizaron consultas a alto nivel con responsables de EE.UU. y de la OTAN en los meses anteriores a los ataques.

Los ataques contra Osetia del Sur fueron realizados una semana después de la terminación de amplios simulacros de combate entre EE.UU. y Georgia (15 al 31 de julio de 2008). También fueron precedidos por reuniones en la cumbre realizadas bajo los auspicios de GUAM, una alianza militar regional patrocinada por EE.UU. y la OTAN.

Línea de tiempo de la guerra en Georgia

1-2 de julio de 2008 reunión en la cumbre de GUAM en Batumi, Georgia.


GUAM es un acuerdo militar entre Georgia, Ucrania, Azerbaiyán y Moldavia, establecido en 1997. Desde 2006, después de la retirada de Uzbekistán, GUAM cambió de nombre a: Organización por la Democracia y el Desarrollo Económico – GUAM.

GUAM tiene poco que ver con “Democracia y Desarrollo Económico.” Es un apéndice de facto de la OTAN. Ha sido utilizada por EE.UU. y la Alianza Atlántica para extender su zona de influencia al corazón de la antigua Unión Soviética.

La principal arremetida de GUAM como alianza militar es “proteger” los corredores energéticos y de transporte, por cuenta de los gigantes petroleros anglo-estadounidenses. Los países de la GUAM también reciben ayuda militar y entrenamiento de EE.UU. y la OTAN.

La militarización de esos corredores es una característica central de la planificación de EE.UU. y la OTAN. La membresía de Georgia y de Ucrania en la OTAN forma parte de la agenda de control de los corredores energéticos y de transporte de la cuenca del Mar Caspio a Europa Occidental.

El 1 y 2 de julio de 2008, reuniones en la cumbre de la GUAM en Batumi, bajo la presidencia del presidente Saakashvili, se concentraron en el tema central de los corredores de oleo y gasoductos y de transporte. El tema de la cumbre fue “GUAM – Integración del Este de Europa”, desde un punto de vista económico y estratégico-militar, esencialmente a fin de aislar a Rusia.

Asistieron los presidentes de Azerbaiyán, Georgia y Ucrania (respectivamente Ilham Aliyev, Mikheil Saakashvili y Viktor Yushchenko) junto con los presidentes de Polonia, Lech Kaczynski, y Lituania, Valdas Adamkus. El jefe de Estado de Moldavia se negó rotundamente a asistir a esta cumbre.


Debilitar a Rusia


La agenda de la cumbre de la GUAM se concentró en debilitar la influencia de Moscú en el Cáucaso y en Europa Oriental. El presidente polaco participó en la reunión.
Instalaciones de EE.UU. y de la OTAN en Europa Oriental, incluyendo el Escudo de Defensa de Misiles están directamente relacionadas con la evolución de la situación geopolítica en el Cáucaso. Apenas una semana después del bombardeo de Osetia del Sur por fuerzas georgianas, EE.UU. y Polonia firmaron un acuerdo (14 de agosto) que permite a la Fuerza Aérea de EE.UU. el despliegue de “misiles interceptores” de EE.UU. en suelo polaco:

“... Como han señalado estrategas militares, los misiles de EE.UU. en Polonia plantean una total amenaza existencial para la existencia futura de la nación rusa. El gobierno ruso ha advertido repetidamente al respecto desde que los planes de EE.UU. fueron revelados a principios de 2007. Ahora, a pesar de repetidos intentos diplomáticos de llegar a un acuerdo con Washington, el gobierno de Bush, después de una humillante derrota de EE.UU. en Georgia, ha presionado al gobierno de Polonia para que finalmente firme el pacto. Las consecuencias podrían ser inimaginables para Europa y el planeta.” (William Engdahl, Missile Defense: Washington and Poland just moved the World closer to War, Global Research, 15 de agosto de 2008)

La cumbre EE.UU.-GUAM

En la mencionada cumbre, que apenas fue mencionada por los medios, el Vice-Secretario Adjunto de Estado de EE.UU., David Merkel, se reunió tras puertas cerradas con delegaciones de la GUAM y no pertenecientes a ella. Se realizaron varias reuniones bilaterales incluyendo una reunión Polonia-GUAM (durante la cual es muy probable que haya sido considerado el tema del escudo de misiles de EE.UU. en territorio polaco). También tuvieron lugar reuniones privadas el 1 y 2 de julio en la residencia del presidente georgiano.

Simulacros de combate EE.UU.-Georgia

Apenas dos semanas después de la Cumbre de la GUAM del 1 y 2 de julio de 2008, simulacros de combate de EE.UU. y Georgia fueron realizados en la base militar de Vaziani, en las afueras de Tbilisi.

Mil soldados estadounidenses y seiscientos georgianos comenzaron un ejercicio de entrenamiento militar en la Operación “Reacción Inmediata.” Los soldados de EE.UU. contaron con la participación de la Fuerza Aérea, los Marines y la Guardia Nacional de EE.UU. Aunque se había previsto un escenario de la guerra de Iraq, los ejercicios militares fueron un ensayo general para una próxima operación militar. Los simulacros de combate fueron completados el 31 de julio, una semana antes del comienzo de los ataques georgianos del 7 de agosto contra Osetia del Sur.

Soldados de Ucrania y Azerbaiyán, que son miembros de GUAM, también participaron en la Operación “Reacción Inmediata.” Inesperadamente, Armenia que es aliada de Rusia y un inquebrantable oponente de Azerbaiyán, participó en estos simulacros, que también sirvieron para crear un entorno, “entrenar y trabajar en conjunto,” entre fuerzas azeríes y armenias (dirigido en última instancia contra Rusia).

El brigadier general William B. Garrett, comandante de la Fuerza de Tareas Sur-europea de los militares de EE.UU., fue responsable de la coordinación de los simulacros de combate entre EE.UU. y Georgia.

Simulacros de combate rusos en el Norte del Cáucaso.

Rusia inició el 5 de julio ejercicios militares en gran escala que involucraron a unos 8.000 militares, unas 700 unidades blindadas y más de 30 aviones (en las repúblicas del Norte del Cáucaso de la Federación Rusa. (Georgian Times, 28 de julio de 2008)

Los simulacros de combate rusos fueron realizados explícitamente como reacción ante el desarrollo de la situación de la seguridad en Abjazia y Osetia del Sur. El ejercicio, llamado “Frontera del Cáucaso 2008”, involucró a unidades del 58 Ejército y del 4º Ejército de la Fuerza Aérea, estacionado en el Distrito Militar del Norte del Cáucaso.

Un portavoz del Ministerio de Defensa de Rusia reconoció que los ejercicios militares realizados en el Distrito Federal del Sur fueron realizados como reacción ante “una escalada de la tensión en las zonas en conflicto Georgia-Abjazia y Georgia-Osetia del Sur... [y] que el Distrito Militar del Norte del Cáucaso de Rusia estaba listo para suministrar ayuda a los mantenedores de la paz rusos en Abjazia y Osetia del Sur si fuera necesario.” (Georgian Times, 28 de julio de 2008, RIA-Novosti, 5 de julio de 2008)

Esas unidades del Distrito Militar del Norte del Cáucaso (Ejército y Fuerza Aérea) fueron posteriormente utilizadas para encabezar el contraataque ruso dirigido contra fuerzas georgianas en Osetia del Sur el 8 de agosto.

Geopolítica de los oleo y gasoductos

Un tema central en el tablero de GUAM y OTAN en la cumbre de julio de la GUAM en Batumi, fue la ruta del oleoducto Odessa-Brody-Plotsk (OBP), (vea mapas), que lleva petróleo centroasiático vía Odessa al Norte de Europa, evitando territorio ruso. También se prevé una extensión del OBP al puerto polaco de Gdansk en el Mar Báltico.
Hay que señalar que el OBP también se conecta con el Oleoducto de la Amistad de Rusia, por un acuerdo con dicho país.

El objetivo de Washington es en última instancia un debilitamiento y desestabilización de la red de oleoductos de Rusia – incluyendo el Oleoducto de la Amistad y el Sistema de Oleoductos del Báltico (BPS) – y sus varias conexiones por corredores hacia el mercado de energía europeo occidental.

Hay que señalar que Rusia ha establecido, como parte de la red del Oleoducto de la Amistad, un corredor de oleoductos que pasa por Belarus, evitando Ucrania. (Vea mapas)

El Sistema de Oleoductos del Báltico (BPS), operado también por la rusa Transneft, une Samara con la terminal de buques tanque petroleros en Primorsk en el Golfo de Finlandia. (vea mapa) Lleva petróleo ruso de la región de Siberia Occidental de Rusia a mercados del norte y del oeste de Europa.

Otro sistema estratégico de oleoductos, es el Consorcio de Oleoductos del Caspio (CPC). El CPC es una sociedad conjunta entre Rusia y Kazajstán, con participación de accionistas de una serie de compañías petroleras de Oriente Próximo.

El Sistema de Oleoductos del Báltico (BPS) está conectado al oleoducto Atyrau-Samara (AS) que es un una sociedad conjunta entre Transneft de Rusia y el operador nacional de oleoductos de Kazajstán, KazTransOil. El oleoducto AS por su parte se conecta con el Caspian Petroleum Consortium (CPC), de Rusia y Kazajstán que bombea petróleo crudo de Tengiz desde Atyrau (Kazajstán Occidental) a la terminal de buques tanque rusa de CPC cerca de Novorossiysk en el Mar Negro.

El 10 de julio de 2008, apenas una semana después de la Cumbre de la GUAM, Transneft y KazTransOil anunciaron que estaban en conversaciones para expandir la capacidad del oleoducto Atyrau-Samara de 16 a 26 millones de toneladas de petróleo por año. (RBC Daily, 10 de julio de 2008).

El corredor de transporte de GUAM

Los gobiernos de la GUAM representados en la Cumbre de Batumi de la GUAM también aprobaron el ulterior desarrollo del Corredor de Transporte de la GUAM (GTC), que complementa el controvertido oleoducto Baku Tblisi Ceyan (BTC). Este último conecta la cuenca del Mar Caspio con el Mediterráneo Oriental, vía Georgia y Turquía, evitando totalmente territorio ruso. El oleoducto BTC es controlado por un consorcio petrolero dirigido por British Petroleum.

Tanto el corredor GTC como el BTC cuentan con protección militar de la GUAM y la OTAN.

El corredor GTC conectaría la capital azerí de Bakú en el mar Caspio con los puertos georgianos de Poti/Batumi en el Mar Negro, que entonces se conectaría con Odessa, puerto ucraniano del Mar Negro. (Y desde Odessa, mediante rutas marítimas y terrestres con el oeste y el norte de Europa).

El oleoducto BTC dominado por British Petroleum e inaugurado en 2006 en plena guerra del Líbano, ha cambiado dramáticamente la geopolítica del Mediterráneo Oriental, que ahora está vinculado, mediante un corredor energético, con la cuenca del Mar Caspio:

“[El oleoducto BTC] cambia considerable la condición de los países de la región y cementa una nueva alianza pro-occidental. Después de llevar el oleoducto al Mediterráneo, Washington ha establecido en la práctica un nuevo bloque con Azerbaiyán, Georgia, Turquía e Israel,” (Komerzant, Moscú, 14 de julio de 2006)

La geopolítica de los oleoductos y el papel de Israel

Israel forma parte ahora del eje militar anglo-estadounidense, que sirve los intereses de los gigantes occidentales del petróleo en Oriente Próximo y Asia Central. No es de sorprender que Israel tenga acuerdos de cooperación militar con Georgia y Azerbaiyán.

Aunque los informes oficiales señalan que el oleoducto BTC “canalizará petróleo a mercados occidentales,” lo que se reconoce pocas veces es que parte del petróleo del mar Caspio será canalizado directamente hacia Israel. Al respecto, un proyecto de oleoducto submarino israelí-turco ha sido estudiado que vincularía Ceyan con el puerto israelí de Ashkelón y de ahí, por el principal sistema de oleoductos de Israel, al Mar Rojo.

El objetivo de Israel no es solo adquirir petróleo del mar Caspio para su propio consumo sino también jugar un rol esencial en la reexportación de petróleo del mar Caspio de vuelta a los mercados asiáticos a través del puerto de Eilat en el Mar Rojo. Las implicaciones estratégicas de esta redireccionamiento de petróleo del mar Caspio son de largo alcance.

La idea es vincular el oleoducto BTC con el oleoducto Trans-Israel Eilat-Ashkelón, también conocido como Tipline de Israel, de Ceyan al puerto israelí de Ashkelón. (Para más detalles, vea - Michel Chossudovsky, La guerra del Líbano y la batalla por el Petróleo, Grupo MORENO - http://www.rodolfowalsh.org/spip.php?article2195 )

La estrategia de la Ruta de la Seda de EE.UU.: el Sistema de Seguridad Trans-Eurasiático.

La Estrategia de la Ruta de la Seda (SRS) constituye una piedra de base esencial de la política exterior de EE.UU. en la era posterior a la Guerra Fría.

La SRS fue formulada en una ley presentada al Congreso de EE.UU. en 1999. Requería la creación de un corredor energético y de transporte que uniera a Europa Occidental con Asia Central y en última instancia con Lejano Oriente.

La SRS es definida como un “sistema de seguridad trans-eurasiático”. La SRS demanda la “militarización del corredor eurasiático” como parte integral del “Gran Juego”. El objetivo declarado, tal como lo formula la Ley de Estrategia de la Ruta de la Seda, propuesta en marzo de 1999, es desarrollar el imperio de negocios de EE.UU. a lo largo de un extenso corredor geográfico.

Aunque la legislación de la SRS de 1999 (HR 3196) fue adoptada por la Cámara de Representantes, nunca llegó a convertirse en ley. A pesar de este revés legislativo, la Estrategia de la Ruta de la Seda se convirtió, bajo el gobierno de Bush, en la base de facto del intervencionismo de EE.UU. y la OTAN, especialmente para integrar a las antiguas repúblicas soviéticas del Sur del Cáucaso y de Asia Central en la esfera de influencia de EE.UU.

La implementación exitosa de la SRS exigió la “militarización” concomitante de todo el corredor eurasiático desde el Mediterráneo Oriental a la frontera occidental de China llegando hasta Afganistán, como medio de asegurar el control sobre amplias reservas de petróleo y gas, así como para “proteger” rutas de oleo y gasoductos y corredores comerciales. La invasión de Afganistán en octubre de 2001 sirvió para apoyar los objetivos estratégicos de EE.UU. en Asia Central, incluyendo el control de corredores de oleo y gasoductos. Afganistán limita con la frontera occidental de China. También es un istmo estratégico que une la amplia riqueza de la cuenca del Mar Caspio con el Mar Arábigo.

El proceso de militarización bajo la SRS es dirigido en gran parte contra China, Rusia e Irán. La SRS, exigía:

“El desarrollo de fuertes lazos políticos, económicos y de seguridad entre país el Sur del Cáucaso y Asia Central con Occidente [que] promuevan la estabilidad en esta región, que es vulnerable a presiones políticas y económicas desde el sur, norte, y este. [Queriendo decir Rusia al norte, Iraq, Irán y Oriente Próximo al sur y China al este] [106 Congreso, Ley de Estrategia de la Ruta de la Seda de 1999)
La adopción de una agenda política neoliberal aconsejada por el FMI y el Banco Mundial es parte integral de la SRS, que busca la promoción de “economías de mercado abierto... [que] suministren incentivos positivos para la inversión privada internacional, el aumento del comercio, y otras formas de interacciones comerciales”. (Ibíd.).

El acceso estratégico al petróleo y al gas del sur del Cáucaso y de Asia Central es un rasgo central de la Estrategia de la Ruta de la Seda:

“La región del sur del Cáucaso y de Asia Central podría producir petróleo y gas en cantidades suficientes como para reducir la dependencia de EE.UU. de energía de la volátil región del Golfo Pérsico.” (Ibíd.)
La SRS también se propone impedir que las antiguas repúblicas soviéticas desarrollen sus propios vínculos de cooperación económica, política y militar así como que establezcan amplios vínculos con China, Rusia e Irán. (Vea Michel Chossudovsky: America's "War on Terrorism", Global Research, Montreal, 2005).

Al respecto, la formación de la GUAM, que fue lanzada en 1997, tenía el propósito de integrar las antiguas repúblicas soviéticas en acuerdos de cooperación militar con EE.UU. y la OTAN, que impedirían que reestablecieran sus lazos con la Federación Rusa.

Bajo la Ley SRS de 1999, el término “países del sur del Cáucaso y de Asia Central” significa Armenia, Azerbaiyán, Georgia, Kazajstán, Kirghizistán, Tajikistan, Turkmenistán, y Uzbekistán. (106 Congreso, Ley de Estrategia de la Ruta de la Seda de 1999).

A este respecto la estrategia de EE.UU. no ha logrado su objetivo declarado: Mientras Ucrania, Azerbaiyán y Georgia se han convertido de facto en protectorados de EE.UU., Kirghizistán, Kazajstán, Tajikistán, Armenia y Belarus están, desde un punto de vista geopolítico, alineadas con Moscú.

Esta amplia red eurasiática de corredores de transporte y energía ha sido definida por Washington como parte de una esfera de influencia estadounidense:

En la región del Caspio-Mar Negro, la Unión Europea y EE.UU. se han concentrado en establecer una cadena logística fiable para conectar Asia Central con la Unión Europea a través del Cáucaso central y Turquía/Ucrania. Las rutas forman el eje de los proyectos INOGATE (un sistema integrado de comunicación a lo largo de las rutas que llevan recursos de hidrocarburos a Europa) y TRACECA (el corredor multicanal Europa-Cáucaso-Asia).

Las rutas TRACECA de transportes y comunicación surgieron de la idea de la Gran Ruta de la Seda (el tradicional canal de comunicación eurasiático de la antigüedad). Incluía los puertos georgianos y turcos del Mar Negro (Poti, Batumi, y Ceyan), ferrocarriles de Georgia y Azerbaiyán, el oleoducto Bakú-Tbilisi-Ceyan, líneas de ferry que conectan Turkmenistán y Kazajstán con Azerbaiyán a través del Mar/lago Caspio (Turkmenbashi-Bakú; Aktau-Bakú), ferrocarriles y carreteras actualmente en construcción en Turkmenistán, Uzbekistán, Kirghizistán, Kazajstán, y China, así como terminales chinas en el Pacífico como partes estratégica y sistemáticamente importantes del mega-corredor.” (Vea “GUAM and the Trans-Caspian Gas Transportation Corridor: Is it about Politics or Economics?”)

El gasoducto Kazajstán-China (KCP)

Apenas unos pocos días después de la Cumbre de la GUAM en Batumi, China y Kazajstán anunciaron (9 de julio de 2008) el comienzo del trabajo de construcción de un gasoducto de 1.300 kilómetros. La ceremonia inaugural fue realizada cerca de la capital de Kazajstán, Almaty.

Se espera que el oleoducto, que será construido en varias etapas, comience a bombear gas en 2010. ((Vea silkroadintelligencer.com, 9 de julio de 2008)
“La nueva ruta de tránsito forma parte de un proyecto más amplio de construir dos gasoductos que conecten a China con las vastas reservas de gas natural de Asia Central. Las tuberías cubrirán más de 7.000 kilómetros desde Turkmenistán, a través de Uzbekistán y Kazajstán, y entrarán a la región Xinjiang en el noroeste de China. Uzbekistán inició este mes la construcción de su parte mientras que Turkmenistán comenzó su segmento el año pasado.” (Ibíd.)

La Corporación Nacional del Petróleo de China (CNPC) que es el principal operador del consorcio, “ha firmado acuerdos con firmas estatales del petróleo y del gas de Turkmenistán, Uzbekistán y Kazajstán dándoles participaciones de un 50% en sus partes respectivas del gasoducto.”

El proyecto de gasoducto KPC invade intereses estratégicos de EE.UU. en Eurasia. Afecta la lógica de la Estrategia de la Ruta de la Seda de EE.UU. El KPC forma parte de una estrategia competidora de transporte y energía eurasiática, dominada en gran parte por Rusia, Irán y China.

Estrategia eurasiática competidora protegida por la alianza militar SCO-CSTO
Los corredores competidores basados en Eurasia están protegidos (contra la intromisión de EE.UU. y la OTAN) por dos alianzas militares regionales: La Organización de Cooperación de Shangai (SCO), y la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva (CSTO).

La SCO es una alianza militar entre Rusia y China y varias repúblicas de Asia Central, ex repúblicas soviéticas, incluidas Kazajstán, Kirghizistán, Tajikistán y Uzbekistán. Irán tiene estatus de observador en la SCO.
La Organización del Tratado de Seguridad Colectiva (CSTO), que juega un papel geopolítico crucial en relación con los corredores de transporte y energía, opera en estrecha relación con la SCO. La CSTO reagrupa a los siguientes Estados miembro: Armenia, Belarus, Kazajstán, Kirghizistán, Rusia, Tajikistán y Uzbekistán.
Es importante que, desde 2006, países miembro de la SCO y de la CSTO hayan realizado maniobras de combate conjuntas y que colaboren activamente con Irán.

En octubre de 2007, la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva (CSTO) y la Organización de Cooperación de Shangai (SCO) firmaron un Memorando de Acuerdo, fijando los fundamentos para la cooperación militar entre ambas organizaciones. Este acuerdo SCO-CSTO, que es apenas mencionado por los medios de información occidentales, involucra la creación de una alianza militar hecha y derecha entre China, Rusia y los Estados miembros de SCO/CSTO. Vale la pena señalar que la SCTO y la SCO realizaron ejercicios militares conjuntos en 2006, que coincidieron con los realizados por Irán. (Para más detalles vea Michel Chossudovsky: “Rusia y sus aliados centroasiáticos realizan simulacros de combate en respuesta a las amenazas usamericanas”)

Aunque siguen siendo distintas desde un punto de vista organizativo, en la práctica, estas dos alianzas militares regionales (SCO y CSTO) constituyen un solo bloque militar, que enfrenta el expansionismo de EE.UU y la OTAN en Asia Central y el Cáucaso.

Vuelta al principio

Los corredores eurasiáticos de transporte y energía protegidos por EE.UU. y la OTAN, están destinados a conectar Asia Central con el Lejano Oriente, como lo define la Estrategia de la Ruta de la Seda. Actualmente, los corredores en dirección hacia el este, que vinculan Asia Central con China están protegidos desde el punto de vista militar por SCO-CSTO.

En términos de la agenda militar y estratégica global de EE.UU., los corredores eurasiáticos contemplados bajo la SRS afectarían inevitablemente la soberanía territorial china. Los corredores de oleo y gasoductos y de transporte propuestos por EE.UU./OTAN/GUAM tienen el propósito de conectar, en alguna fecha futura, con los corredores de transporte y energía propuestos en el hemisferio occidental, incluyendo los concebidos bajo la Alianza para la Seguridad y la Prosperidad de América del Norte (ASPAN).

La Alianza para la Seguridad y la Prosperidad de América del Norte (ASPAN) es para Norteamérica lo que la Estrategia de la Ruta de la Seda (SRS) es para el Cáucaso y Asia Central. Son elucubraciones estratégicas regionales del imperio de los negocios de EE.UU. Son las piedras de base del Nuevo Orden Mundial.
ASPAN es el resultado de un proceso similar de planificación estratégica, militarización e integración económica de libre mercado, basados en gran parte en el control de recursos estratégicos, incluyendo la energía y el agua, así como la “protección” de corredores de energía y transporte (rutas terrestres y marítimas) de Alaska y el Ártico de Canadá a Centroamérica y la cuenca del Caribe.

Nota del autor: Este artículo se ha concentrado selectivamente en corredores de oleo y gasoductos cruciales para analizar amplios temas geopolíticos y estratégicos.
Un examen de la red general de corredores de oleo y gasoductos eurasiáticos requeriría una presentación mucho más detallada y exhaustiva.

http://www.globalresearch.ca/index.php?context=va&aid=9907

El socialismo del siglo XXI: notas para su discusión




Atilio Borón
Defensadelahumanidad.cult.cu

El propósito de esta ponencia es aportar algunos elementos para la discusión sobre el socialismo del siglo veintiuno. El tema, no por casualidad, está siendo objeto de una intensa y creciente discusión. Si hacemos una rápida consulta al Google y miramos el número de páginas existentes, a finales de Julio de 2008 sobre el "Socialismo del siglo XXI" veremos que aparecen listadas aproximadamente más de 1.200.000 páginas que responden a dicho título.

Dado el volumen de la bibliografía existente nos limitaremos a examinar algunas ideas que nos parecen centrales y que quisiéramos dejar como aporte para un futuro trabajo de elaboración colectiva. No tienen pretensión alguna de exhaustividad sino que, por el contrario, deben ser comprendidas como una parcial contribución a un debate en curso tendiente a lograr una definición cada vez más precisa del horizonte socialista de las luchas emancipatorias de nuestra época.
Abordaremos esta reflexión a partir de una distinción tripartita entre:

1. Los valores y principios medulares, que deben vertebrar un proyecto que se reclame como genuinamente socialista.

2. El programa de ese proyecto, es decir, el tránsito desde el universo de los valores a la agenda concreta de la construcción del socialismo y las políticas públicas requeridas para su implementación.

3. Finalmente, el tema del "sujeto histórico" (o los sujetos) de ese proyecto, y sus características distintivas.

Valores

Se trata de un tema clave, porque un proyecto socialista no puede manifestar la menor ambigüedad axiológica en relación a su crítica intransigente y radical a la sociedad burguesa. A la luz de las experiencias que tuvieron lugar durante la fase "keynesiana" del capitalismo no se puede alimentar la menor ilusión acerca de la capacidad de lograr reformas profundas y sobre todo duraderas en la estructura de este tipo de sociedad. La involución que sufrió a consecuencia de la contrarrevolución neoliberal a partir de los años 1980s demuestra, más allá de toda duda, que los avances que se habían producido en los años de la posguerra -y que dieran lugar a múltiples teorizaciones sobre "el fin de las ideologías", el agotamiento de la lucha de clases, las virtudes de la irrestricta movilidad social ascendente, el triunfo de la democracia liberal, etcétera- estuvieron muy lejos de ser irreversibles.

Esta reversión ha confirmado, una vez más, la extraordinaria resiliencia del capitalismo y su capacidad para retornar a la "normalidad" de su funcionamiento explotador, expoliador y opresivo una vez que se disipan las coyunturas amenazantes que, en los años de la posguerra, le obligaron a hacer pasajeras concesiones a las clases subalternas. Componente estratégico de esa coyuntura fue la amenazante presencia de la Unión Soviética. Y es que a pesar de su doctrina oficial de la "coexistencia pacífica", justamente criticada por el Che en numerosas intervenciones orales y escritas, la sola existencia del ejemplo soviético y posteriormente de la revolución china obligó a las burguesías metropolitanas a aceptar reivindicaciones que antes de 1917 hubieran sido respondidas apelando a los servicios de la gendarmería.

Dicho lo anterior es preciso subrayar que un socialismo renovado de cara al siglo veintiuno no puede quedar reducido a la construcción de una nueva fórmula económica, por más resueltamente anti-capitalista que ésta sea. El Che tenía toda la razón cuando dijo que "el socialismo como fórmula de redistribución de bienes materiales no me interesa." 3 De lo que se trata es de la creación de un hombre y una mujer nuevos, de una nueva cultura y un nuevo tipo de sociedad, caracterizado por la abolición de toda forma de opresión y explotación, el primado de la solidaridad, el fin de la separación entre gobernantes y gobernados y la reconciliación del hombre con la naturaleza.
Proyecto

El apartado anterior analizó, brevemente, la problemática de los valores y destacó la incuestionable superioridad ética del socialismo en relación al capitalismo, tema que no debe olvidarse pese a que muy a menudo se lo deja de lado. Veamos ahora el proyecto y un caso especial: "la planificación central" de la economía, que en el pasado fue interpretada como consustancial con el socialismo y que hoy aparece claramente como producto de una época no existiendo razones irrebatibles para que sea mantenida en el futuro.

Si en el marco del desplome del estado zarista, la Primera Guerra Mundial y la salvaje agresión perpetrada en contra de la joven república soviética la socialización de la economía fue asimilada con la total estatización de las actividades económicas, en la actualidad esa receta no sólo es inadecuada sino, además, contraproducente para la consolidación de un proyecto socialista en las condiciones actuales de la economía mundial.

Si el modelo de la estatización total de la economía fue una necesidad impuesta por determinadas circunstancias esto no significa que deba ser la única alternativa de un proyecto socialista. Y esta conclusión es válida aún si se tiene en cuenta que en su tiempo ese modelo fue altamente exitoso porque hizo posible un formidable desarrollo de las fuerzas productivas y convirtió al país más atrasado de Europa de comienzos del siglo veinte en una gran potencia industrial y militar. Sin embargo, sus logros en una fase de industrialización extensiva no fueron suficientes para responder eficazmente los nuevos desafíos planteados por la tercera revolución industrial, con el desarrollo de la microelectrónica, las telecomunicaciones, la informática y todas las aplicaciones industriales derivadas de estos adelantos científicos y, gradualmente fue perdiendo terreno ante sus rivales capitalistas hasta llegar a su inglorioso derrumbe final, cuando todo el edificio político construido por la primera revolución proletaria de la historia, un acontecimiento extraordinario en la vida de las naciones, se desplomó sin un solo disparo, y ante la increíble indiferencia de la población.

El tema de la magnitud e implicaciones de estos grandes cambios económicos mereció una aguda observación del Comandante Fidel Castro en su discurso del 17 de Noviembre del 2005 en la Universidad de La Habana conmemorando el sexagésimo aniversario de su ingreso a esa casa de estudios. Dijo en esa oportunidad que "somos idiotas si creemos, por ejemplo, que la economía -y que me perdonen las decenas de miles de economistas que hay en el país- es una ciencia exacta y eterna, y que existió desde la época de Adán y Eva. Se pierde todo el sentido dialéctico cuando alguien cree que esa misma economía de hoy es igual a la de hace 50 años, o hace 100 años, o hace 150 años, o es igual a la época de Lenin, o a la época de Carlos Marx. A mil leguas de mi pensamiento el revisionismo, rindo verdadero culto a Marx, a Engels y a Lenin."

Fidel tiene razón: la economía de hoy no es la de hace cincuenta años atrás. No lo son ni el paradigma productivo, ni las modalidades de circulación de las mercancías, ni las características del sistema financiero ni el entrelazamiento mundial del capital y el de éste con los estados de los capitalismos metropolitanos. Por lo tanto, las políticas económicas del socialismo deben necesariamente partir del reconocimiento de esas nuevas realidades. Y, al mismo tiempo, tener la humildad y la sensatez necesarias como para desconfiar de fórmulas librescas, pret a porter, que se presentan como válidas para todo tiempo y lugar para la construcción del socialismo. En esa misma plática a los universitarios Fidel decía que "uno de nuestros mayores errores al principio, y muchas veces a lo largo de la Revolución, fue creer que alguien sabía cómo se construía el socialismo." Lección esta importantísima, no sólo por provenir de quien proviene sino porque desafía la tendencia pertinaz en la izquierda de reducir la construcción del socialismo a la aplicación de una receta, un modelo, una fórmula.

Sujetos

Claramente, en plural. No existe un único sujeto -y mucho menos un único sujeto preconstituido- de la transformación socialista. Si en el capitalismo del siglo diecinueve y comienzos del veinte podía postularse la centralidad excluyente del proletariado industrial, los datos del capitalismo contemporáneo y la historia de las luchas de clases sobre todo en la periferia del sistema demuestran el creciente protagonismo adquirido por masas populares que en el pasado eran tenidas como incapaces de colaborar en la instauración de un proyecto socialista.

Campesinos, indígenas, sectores marginales urbanos eran, en el mejor de los casos, acompañantes en un discreto segundo plano de la presencia estelar de la clase obrera. La historia latinoamericana, desde la Revolución Cubana hasta aquí, ha demostrado que, al menos en los capitalismos periféricos el exclusivismo protagónico del proletariado industrial no fue confirmado por los hechos. Baste recordar la caracterización del "pueblo" hecha por Fidel Castro en La Historia me Absolverá, o el papel de esas masas populares urbanas y rurales en los levantamientos que tuvieron lugar en Bolivia y Ecuador (que se tradujeron posteriormente en las victorias electorales de Evo Morales y Rafael Correa), o el heroísmo de esas masas en la derrota del golpe de estado de Abril del 2002 en contra de la Revolución Bolivariana para apreciar, en toda su magnitud, la multiplicación de los sujetos de la resistencia y oposición al capitalismo.

Para finalizar, no podríamos dejar de examinar esta problemática sin cuestionar la falsa oposición que suele plantearse entre partidos y movimientos sociales. Lamentablemente, en los últimos tiempos esta oposición radical se arraigó muy profundamente en el imaginario de numerosos actores sociales y políticos de América Latina y el Caribe. La consecuencia fue que mientras los partidos políticos de izquierda fueron todos ellos satanizados y considerados sin hacer distingo alguno -y por lo tanto cometiendo una enorme injusticia con algunos que lucharon ejemplarmente contra las dictaduras que asolaron a nuestros países en los años setentas y ochentas- como aparatos burocratizados, desmovilizadores y claudicantes, los movimientos sociales fueron exaltados como excelsas organizaciones inmunes a las deformaciones burocráticas, las ambiguedades, los personalismos y las mezquindades que según esta poco feliz interpretación caracterizarían a los partidos de izquierda de la región.

Demás está decir que esta simplificación no resiste el menor análisis y que cualquiera mínimamente informado sobre la realidad sociopolítica de nuestros países sabe que los vicios que se achacan, muchas veces con justa razón, a los partidos también afectan, en mayor o menor medida, a los movimientos sociales. Sus proclamas a favor de la horizontalidad y el "basismo" no siempre encuentran una traducción real en la vida concreta de los mismos y no pocas veces son un discurso divorciado de los hechos. Y las "nuevas formas de hacer política" con que los movimientos sociales muchas veces se presentan en la escena pública para diferenciarse de la vieja politiquería partidaria suelen más pronto que tarde dar lugar a la resurrección de odiosas prácticas que se creían exclusivas de los partidos.

En otras palabras: partidos y movimientos representan dos modos de articular los intereses del campo popular, modos que no son contradictorios sino complementarios entre otras cosas porque juegan en distintos escenarios: los partidos en el marco de las instituciones políticas y los movimientos en el seno de la sociedad civil. Si estos demostraron poseer una potencial capacidad para establecer una conexión más estrecha con su propia base y representar de manera más inmediata sus intereses, adolecen en cambio de una enorme dificultad a la hora de sintetizar la multiplicidad de particularismos que ellos encarnan en una fórmula política y en una estrategia unificada que pueda enfrentar con éxito la estrategia unificada de la burguesía. Tanto los partidos como los movimientos parecen ignorar que ésta jamás apuesta todas sus cartas en un solo escenario sino que continuamente combina tácticas y estrategias que utilizan tanto los canales institucionales (las elecciones y todas las instituciones políticas del estado) como los canales extra-institucionales: la calle, las movilizaciones, la propaganda política, los medios de comunicación de masas, los sabotajes, lock-outs patronales, fuga de capitales, huelga de inversiones, chantajes sobre los gobernantes, etcétera. En una palabra, la burguesía no se enfrenta con los falsos problemas que suelen paralizar al campo popular, esterilizado y desmovilizado en improductivas discusiones acerca de si movimientos sí o movimientos no, o partidos sí o partidos no. Profunda conocedora del poder y sus secretos, la burguesía utiliza todas las armas disponibles en su arsenal haciendo caso omiso de sus características, mientras sus opositores se desangran dirimiendo primacías entre unas y otras y quedando por eso mismo a merced de sus enemigos de clase.

miércoles, 27 de agosto de 2008

Mario Silva: “Tenemos que dar respuestas rápidas al pueblo”





























Durante mesas de trabajos con las instituciones públicas
Mario Silva: “Tenemos que dar respuestas rápidas al pueblo”

Luis Baciao

VALENCIA-. El candidato por el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) y el (PCV) Partido Comunista de Venezuela para la gobernación de Carabobo, Mario Silva, indicó que es necesario darle respuestas inmediatas a las problemáticas de la población carabobeña, debido a que “el actual gobernador no ha hecho nada para darle satisfacción al la ciudadanía”.
Durante mesas de trabajos con las instituciones públicas
Mario Silva: “Tenemos que dar respuestas rápidas al pueblo”

Luis Baciao

VALENCIA-. El candidato por el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) y el (PCV) Partido Comunista de Venezuela para la gobernación de Carabobo, Mario Silva, indicó que es necesario darle respuestas inmediatas a las problemáticas de la población carabobeña, debido a que “el actual gobernador no ha hecho nada para darle satisfacción al la ciudadanía”.
En una actividad realizada ayer en la noche en Corpocentro, el candidato pesuvista manifestó a los representantes de diferentes entes y empresas del Estado que estuvieron ubicados en mesas de trabajo, que “la moral y la dignidad hay que llevarla al gobierno regional, pues en esa gobernación actual lo que hicieron fue llenarse los bolsillos”.
Durante las deliberaciones en las mesas ubicadas en temas como salud, educación, alimentación, planificación, seguridad, entre otros, Silva expresó que “el gobierno paralelo ya está en acciones y como debe ser, articulando con todas las instituciones, porque este es el trabajo dar mayor efectividad en las funciones”.
Por su parte, el comandante de la 41 Brigada Blindada, Cliver Alcalá, reiteró su apoyo incondicional a las propuestas emanadas de todas las mesas, especialmente la de seguridad. “Donde el pueblo nos necesite allí estaremos, porque ese es el deber de todo patriota”, enfatizó.
En el evento se encontraban representaciones de PDVSA, PDVAL, MINFRA, PEQUIVEN, PDVSA GAS, efectivos militares, organizaciones sociales, Frente Francisco de Miranda, alcaldes, entre otros.(aporte de La Cumbre)

lunes, 25 de agosto de 2008

“Acosta Carlez trató de privatizar la salud en Carabobo”


Durante un recorrido por el recinto hospitalario, el candidato por el PSUV y PCV (Partido Comunista de Venezuela) para la entidad carabobeña, Mario Silva, insistió en la necesidad de intervenir la CHET, pues observó un gran estado de abandono por parte de la actual administración regional.

Luis Baciao/ Fotos: Oswaldo López

VALENCIA.-El candidato por el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV)y PCV (Partido Comunista de venezuela) para la gobernación del estado Carabobo, Mario Silva, aseguró que el actual mandatario regional, Luís Felipe Acosta Carlez, trató de privatizar la salud en la entidad, dejando en condiciones de abandono a la Ciudad Hospitalaria Enrique Tejera (CHET).
Durante un recorrido por el recinto hospitalario, el candidato por el PSUV para la entidad carabobeña, Mario Silva, insistió en la necesidad de intervenir la CHET, pues observó un gran estado de abandono por parte de la actual administración regional.

Luis Baciao/ Fotos: Oswaldo López

VALENCIA.-El candidato por el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV)y PCV (Partido Comunista de venezuela) para la gobernación del estado Carabobo, Mario Silva, aseguró que el actual mandatario regional, Luís Felipe Acosta Carlez, trató de privatizar la salud en la entidad, dejando en condiciones de abandono a la Ciudad Hospitalaria Enrique Tejera (CHET).

Durante un recorrido por la CHET, ayer en horas de la mañana, Silva pudo constatar la situación del recinto, donde la falta de medicamentos y personal médico fue lo más mencionado por trabajadores y representantes del sector. “Vamos a laborar duro para que en este estado llegue la salud como manda la revolución”, afirmó el candidato pesuvista, quien fue recibido con una multitudinaria concentración de seguidores.

“Existe una necesidad inmediata de intervenir este hospital, pero no nada más con una mesa técnica, sino con todas las soluciones mediante el aporte del Gobierno Nacional que permita acomodar el desastre que dejó la actual gobernación de Acosta Carlez”, explicó el líder revolucionario

“Hernández Lanz, quien es el responsable directo porque es el secretario de salud de la actual administración, debería renunciar si es que le queda algo de vergüenza. Esta gente lo que hizo fue robar todos estos años y es por ello que se tiene que rescatar el estado carabobeño”, indicó el conductor del programa La Hojilla, quien además entregó juguetes a los niños hospitalizados.

La doctora Zoraida Núñez, quien es la directora de la CHET, aclaró que en estos momentos están trabajando con la ayuda de los médicos cubanos. “El personal médico y obrero de aquí trabaja por el gran amor hacia los demás; aquí trabajamos con las uñas pues el gobierno regional no ha cumplido con su responsabilidad”, sentenció.

Jornadas de asistencia social
El abanderado por el partido colorado, junto con representantes del hospital, entes públicos y efectivos militares, también realizaron una jornada de ventas de alimentos Pdval, cedulación y asistencia a la población. Allí diversas organizaciones sociales de base y miembros del partido rojo asistieron para darles un espaldarazo a los médicos y pacientes que se mantienen en el recinto bajo condiciones desfavorables.

El comandante de la 41 Brigada Blindada, general Cliver Alcalá, manifestó su agrado con la actividad. “Estamos trabajando en conjunto con las instituciones del Estado para ayudar al pueblo carabobeño, pues las autoridades gubernamentales regionales le han dado la espalda”, dijo.

“Todos los organismos del Estado Nacional vamos a trabajar para que este tipo de jornadas se realicen todos los fines de semana; por supuesto, en diferentes sitios donde nos requiera el pueblo, porque ese es nuestro deber”, enfatizó Alcalá.

Por su parte Ramón Moreno, coordinador de la campaña de Mario Silva, señaló que el gobierno paralelo es el que está realizando todas estas acciones con el fin de traspasar, desde ya, el poder al pueblo organizado.

“Los consejos comunales fueron los que nos indicaron la situación en que se encuentra el hospital y decidimos apoyarlos con estas acciones del gobierno paralelo. Todo esto para rescatar la salud y facilitar a todo el pueblo carabobeño los beneficios de la revolución socialista”, apuntó Moreno.

En otro orden de ideas, Mario Silva recibió propuestas del los habitantes del sector las Flores y Victoria, en la zona sur de Valencia, durante un encuentro multitudinario con estas comunidades.


domingo, 24 de agosto de 2008

Los Comunistas rusos ante la crisis de Osetia


Prensa Bancada del PCFR.- Artículo de Guennadi Zyuganov, Secretario General del PC de la Federación Rusa (en la foto).


La fase militar de la confrontación en Osetia del Sur ha terminado. Todavía no tenemos una información completa sobre los combates. Pero, ya estamos en condiciones de decir, en forma preliminar que a pesar de todas las innumerables advertencias de la inminente agresión, de la intervención de Georgia contra Osetia del Sur resultó ser una verdadera sorpresa para los dirigentes rusos. El Ejército georgiano se permitió durante casi un día entero tomarse la libertad de destruir Tskhinval y aldeas de Osetia del Sur, y la aviación georgiana con toda impunidad asaltaron los cielos de la región del Cáucaso. Prensa Bancada del PCFR.- Artículo de Guennadi Zyuganov, Secretario General del PC de la Federación Rusa (en la foto).


La fase militar de la confrontación en Osetia del Sur ha terminado. Todavía no tenemos una información completa sobre los combates. Pero, ya estamos en condiciones de decir, en forma preliminar que a pesar de todas las innumerables advertencias de la inminente agresión, de la intervención de Georgia contra Osetia del Sur resultó ser una verdadera sorpresa para los dirigentes rusos. El Ejército georgiano se permitió durante casi un día entero tomarse la libertad de destruir Tskhinval y aldeas de Osetia del Sur, y la aviación georgiana con toda impunidad asaltaron los cielos de la región del Cáucaso.


Entonces gracias al poder de las armas rusas el agresor fue repelido y derrotado.


Honor y elogios para los soldados y oficiales de nuestro ejército, que no sólo desbarató al intervencionista, sino que también creó una situación que permitió de manera rápida y fiable resolver muchos problemas que maduraban en esta región, en particular, la cuestión del status de Osetia del Sur y Abjasia.


Después de lo que el régimen de Saakashvili planificó (hizo) en Tskhinvali, el mundo entenderá perfectamente la decisión de Rusia sobre el reconocimiento de la independencia de esta república (así como Abjasia, cuyo destino ha sido el mismo) y de establecer convenios con ellos, que garanticen sólidamente la seguridad a los ya tan sufridos habitantes de estas repúblicas.


No obstante, queda la sensación de que en Rusia hay familias, que no están dispuestas a devolver la región al punto muerto que existía antes que comenzara la agresión. En la experiencia del país ya ha ocurrido, que la victoria en el campo de batalla ha terminado, con la pérdida total de lo conquistado, debido a las intrigas que ocurren en el plano político y diplomático.


Al parecer en este caso, nos llevan al mismo final ignominioso. El llamado "plan Sarkozy", tras el cual están la Unión Europea y los EE.UU. - esto, en los hechos, es un plan de salvataje al régimen militar Saakashvili de su completa derrota.


Vemos que ahí no se reflejan dos elementos principales: como el reconocimiento de la inevitabilidad histórica de independencia de Osetia del Sur y Abjasia, así como el reclamo por las enormes pérdidas que quedaron después de la destrucción, la muerte y el sufrimiento de la gente causada por la agresión del régimen de Saakashvili.


Apoyamos la decisión de los dirigentes rusos que se han pronunciado por una reconstrucción rápida y completa de Tskhinvali y aldeas de Osetia del Sur. Sin embargo, nos parece inaceptable el hecho que el agresor se haga a un lado de la situación creada, pues ni siquiera tiene la intención de pagar una indemnización por la destrucción y el sufrimiento.


Con respecto al status, para cualquier hombre con raciocinio, en su sano juicio, es evidente que después de las atrocidades cometidas en Tshinvale y en aldeas vecinas, no se puede pensar sobre la incorporación de Osetia del Sur y Abjasia a Georgia. La naturaleza de la acción del ejército georgiano permite decir claramente que el objetivo del régimen de Saakashvili no era "restaurar el orden constitucional", sino la limpieza étnica del territorio de Osetia del Sur con el fin de que la población de Osetia abandone para siempre esta tierra.


Extremadamente ofensivo es el hecho de que desde Occidente el problema de Osetia del Sur esté en manos del Ministro francés de Exteriores, Bernard Kouchner quien ha hecho una criminal vista gorda (durante su representación especial del Secretario General de la ONU en Kosovo) de esta región en que fueron expulsadas más de un cuarto de millón de serbios y albaneses y personas de otras nacionalidades, y miles de personas fueron asesinadas, desaparecidas, o fueron brutalmente sacrificadas "en vida".


Ahora nos proponen de nuevo girar en torno del status de Osetia del Sur y Abjasia. En los discursos oficiales de los personeros rusos de diverso calibre de una u otra manera mencionan la "integridad territorial de Georgia". ¿A propósito de qué? Los pueblos de esos países ya lo hicieron en los referendos, ellos absolutamente ya optaron definitivamente por la independencia y la anexión a Rusia.


El ejército georgiano ha sido totalmente aniquilado por sus atrocidades, por lo que incluso queda descartada la posibilidad teórica de hacer ingresar a Osetia del Sur y Abjasia en Georgia. ¿Qué más hace falta para asegurar que el anhelo de esos pueblos, que coincide plenamente con la voluntad del pueblo de Rusia, se traduzca en acciones políticas concretas?


Ahora, la historia nos da una segunda oportunidad (tras el precedente de una proclamación unilateral de la independencia de Kosovo), pero, ahora con la experiencia en esta tragedia está la oportunidad de dejar, por último, tímidamente de mirarse en Occidente y tomar la decisión que viene madurando desde hace tiempo sobre el reconocimiento de la independencia de estas dos sufridas repúblicas.


El precio por la indecisión de la administración rusa en la cuestión del status de Osetia del Sur y Abjasia queda ahora demasiado claro. Se trata de miles de muertos y heridos civiles, alrededor de trescientos soldados y oficiales rusos muertos y heridos, y de decenas de miles de refugiados. Se trata de miles de millones de rublos, que ya han sido asignados para la acogida de refugiados y decenas de miles de millones que estarán disponibles para reconstruir lo destruido.


Sin embargo, nos proponen de volver a la línea que existía antes del estallido del conflicto. Como sabemos la historia - no es un juego para armar de los niños, que pueden en cualquier momento armar, recoger, y a continuación, desmontar y montar de nuevo. Muchas cosas en la historia son irreversibles.


El agresor debe ser castigado. Irracional habría sido en mayo de 1945, la idea de que las tropas de Alemania nazi volvieran simplemente a las posiciones iniciales, donde se inició la Segunda Guerra Mundial. Ahora se propone algo similar. Nos alientan a pretender que nada ha pasado.


¡Eso no puede ser, Así no! Así como al derrotar al nazismo durante la Segunda Guerra Mundial llevó a cambiar el mapa político del mundo, también ahora el régimen colonial-militar de Saakashvili tendrá en el largo plazo consecuencias geopolíticas, lo que hace imposible la repetición de los trágicos acontecimientos de los comienzos de agosto de 2008.

sábado, 23 de agosto de 2008

Crisis orgánica y revolución pasiva: el enemigo toma la iniciativa




Néstor Kohan
Rebelión

Desde Marx y Engels hasta Lenin, Trotsky y Mao, desde Mariátegui, Mella, Recabarren y Ponce hasta el Che Guevara y Fidel, gran parte de las reflexiones de los marxistas sobre la lucha de clases han girado en torno a la necesidad de asumir la iniciativa política por parte de los trabajadores y el pueblo.

Pero ¿qué sucede cuando la iniciativa la toman nuestros enemigos? ¿Qué hacer cuando los segmentos más lúcidos de la burguesía intentan resolver la crisis orgánica de hegemonía, legitimidad política y gobernabilidad apelando a discursos y simbología "progresistas", poniéndose a la cabeza de los cambios para desarmar, dividir, neutralizar y finalmente cooptar o demonizar a los sectores populares más intransigentes y radicales?


Para pensar esos momentos difíciles, tan llenos de matices, Gramsci elaboró una categoría: la "revolución pasiva". La tomó prestada de historiadores italianos, pero le otorgó otro significado.

La revolución pasiva es para Gramsci una "revolución-restauración", o sea una transformación desde arriba por la cual los poderosos modifican lentamente las relaciones de fuerza para neutralizar a sus enemigos de abajo.

Mediante la revolución pasiva los segmentos políticamente más lúcidos de la clase dominante y dirigente intentan meterse "en el bolsillo" (la expresión es de Gramsci) a sus adversarios y opositores políticos incorporando parte de sus reclamos, pero despojados de toda radicalidad y todo peligro revolucionario. Las demandas populares se resignifican y terminan trituradas en la maquinaria de la dominación.

¿Cómo enfrentar esa iniciativa? ¿De qué manera podemos descentrar esa estrategia burguesa?

Resulta relativamente fácil identificar a nuestros enemigos cuando ellos adoptan un programa político de choque o represión a cara descubierta. Pero el asunto se complica notablemente cuando los sectores de poder intentan neutralizar al campo popular apelando discursivamente a una simbología "progresista". En esos momentos, navegar en el tormentoso océano de la lucha de clases se vuelve más complejo y delicado...

Dentro de ese conglomerado de olas y mareas políticas que se entrecruzan, no todo aparece tan nítidamente diferenciado ni delimitado como pudiera suponerse. En la actual coyuntura política latinoamericana verificamos, por ejemplo, una notable diferencia entre Cuba, Venezuela y posiblemente Bolivia (en este caso particular no tanto por las moderadas posiciones políticas de su presidente sino más que todo por los poderosos movimientos sociales que tiene por detrás), por un lado; con Chile, Argentina y Uruguay, por el otro.

Si Cuba y Venezuela encabezan la rebeldía contra el imperio, el segundo bloque de naciones —ubicado en el cono sur de nuestra América— expresa más bien cierto aggiornamiento del modelo neoliberal. En este sentido, aunque cada sociedad particular tiene sus propios desafíos, existen problemáticas generales que bien valdría la pena repensar, eludiendo los cantos de sirena embriagadores —por ahora hegemónicos— que hoy pretenden reactualizar las viejas ilusiones reformistas que padecimos hace tres décadas atrás y que tanta sangre, tragedia y dolor nos costaron. En el caso de Argentina, Chile y Uruguay ya no se trata hoy en día del añejo y deshilachado "tránsito pacífico" al socialismo sino, incluso, de una propuesta muchísimo más modesta: la reforma del capitalismo neoliberal en aras de un supuesto "capitalismo nacional" (en la jerga de Kirchner) o "capitalismo a la uruguaya" (para Uruguay) y así de seguido. Hasta el tímido socialismo del "tránsito pacífico" se diluye y el horizonte se estrecha con los vanos intentos por endulzar al capitalismo y volverlo menos cruel y salvaje...

En esta situación compleja, en el cono sur latinoamericano asistimos a un difícil desafío: pensar desde el marxismo revolucionario no en la inminencia del asalto al poder o de ofensiva abierta de los sectores populares, sino en aquellos momentos del proceso de la lucha de clases donde el enemigo pretende mantener y perpetuar el neoliberalismo de manera sutil y encubierta. No lo pretende hacer de cualquier manera. Paradójicamente, las clases dominantes intentan resolver su crisis orgánica, garantizar la gobernabilidad y mantener sus jugosos negocios enarbolando nuestras propias banderas (oportunamente resignificadas). Resulta más sencillo enfrentar y golpear a un enemigo frontal que intenta aplastarnos enarbolando banderas neoliberales y fascistas (el caso emblemático de Pinochet en Chile y Videla o Menem en Argentina es arquetípico). Pero deviene extremadamente complejo responder políticamente cuando el neoliberalismo se disfraza de "progre", continúa beneficiando al gran capital en nombre de "la democracia", los "derechos humanos", la "sociedad civil", el "respeto por la diversidad", etc., etc., etc.

Estos procesos y mecanismos de dominación política utilizados en la actualidad por las clases dominantes del cono sur latinoamericano y sus amos imperiales se asientan en una prolongada y extensa tradición previa.

No han surgido por arte de magia. Sólo constituyen un "enigma irresoluble" si, como tantas veces nos sugirió el posmodernismo, hacemos abstracción de nuestra historia nacional y continental. * La revolución pasiva en la historia de América latina * Durante el siglo XIX, a lo largo de la conformación histórica de los estados-naciones latinoamericanos, se entabló una singular relación entre Estado y sociedad civil. A diferencia de algunos esquemas mecánicos y simplistas, supuestamente "marxistas" *[1]*, en América latina la relación entre sociedad civil y Estado ha sido en gran medida diferente al proceso de las sociedades europeas *[2]*.

Entre nosotros, en no pocas oportunidades, el Estado no fue un producto posterior que venía a reforzar una realidad previamente constituida sobre sus propias bases sino que, por el contrario, contribuyó de manera activa a conformar sociedad civil. No puede explicarse, por ejemplo, la inserción subordinada y dependiente de las formaciones sociales latinoamericanas en el mercado mundial durante el siglo XIX si se desconoce la mediación estatal. No puede comprenderse el proceso genocida de los pueblos originarios de nuestra América, el robo, la expropiación de sus tierras y la incorporación de la producción agrícola o minera al mercado mundial si se prescinde del accionar estatal. No puede entenderse la conformación de las grandes unidades productivas, como las plantaciones, las minas, las haciendas, que combinaban la explotación forzada de fuerza de trabajo con una producción de valores de cambio destinados a ser intercambiados y vendidos en el mercado mundial capitalista, si se deja de lado el rol activo jugado por el Estado. Ese protagonismo central no tuvo lugar únicamente en la llamada acumulación originaria del capital latinoamericano. Posteriormente, cuando el capitalismo y el mercado ya funcionaban en América Latina sin andadores ni muletas, el Estado siguió jugando un rol decisivo.

Entre las muchas instituciones que conforman el entramado estatal hubo una institución en particular que ocupó este rol central: el Ejército (entendido en sentido amplio, como sinónimo de Fuerzas Armadas) *[3]*. Junto con la represión feroz de numerosos sujetos sociales —pueblos indígenas y negros, gauchos, llaneros, etc— reacios a incorporarse como mansa y domesticada fuerza de trabajo, los ejércitos latinoamericanos también ocuparon, gerenciaron y realizaron tareas estrictamente económicas.

Ese rol privilegiado y muchas veces preponderante en América Latina no sólo fue central a lo largo de todo el siglo XIX. En el siglo XX el bonapartismo militar *[4]* ocupó el rol activo que no jugaron ni podían jugar las débiles, impotentes y raquíticas burguesías autóctonas latinoamericanas (injustamente denominadas "burguesías nacionales" por sus apologistas). Ante la ausencia de proyectos sólidos, pujantes y auténticamente nacionales, las burguesías latinoamericanas perdieron su escasa y delgada autonomía, si es que alguna vez la tuvieron *[5]*, y terminaron jugando el rol sumiso de socias menores y subsidiarias de los grandes capitales. Sólo podían disfrutar del solcito del mercado interno y del mercado mundial a condición de acomodarse con la cabeza gacha y el sombrero entre las manos en los lugares secundarios y los espacios semivacíos que les dejaban los capitales multinacionales. Es por eso que gran parte de las industrializaciones latinoamericanas del siglo XX fueron en realidad seudoindustrializaciones, ya que no modificaron la estructura previa heredada por las burguesías agrarias del siglo XIX *[6]*.

Hoy en día resulta a todas luces errónea y fuera de foco la falsa imagen y la ilusoria dicotomía —construida artificialmente desde relatos encubridores y apologistas— que enfrentaría a "burguesías nacionales, democráticas, industrialistas, antiimperialistas y modernizadoras" versus "oligarquías terratenientes, tradicionalistas, autoritarias y vendepatrias". Nuestra historia real, repleta de golpes de estado, masacres y genocidios planificados, ha seguido un derrotero notablemente diverso al que postulaban los cómodos "esquemas clásicos" y los complacientes "tipos ideales" construidos a imagen y semejanza de las principales formaciones sociales europeas. La historia latinoamericana desobedeció a la lógica europea; la lucha de clases empírica no se dejó atrapar por el esquema ideal; el desarrollo desigual, articulado y combinado de múltiples dominaciones sociales desoyó los consejos políticos etapistas que aconsejaban apoyar a una u otra fracción burguesa ("burguesía democrática" la llamó el reformismo stalinista, "burguesía nacional" la denominó el populismo) contra el supuesto enemigo oligárquico. En América Latina las burguesías nacieron oligárquicas y las oligarquías fueron aburguesándose mientras se modernizaban. Las modernizaciones no vinieron desde abajo sino desde arriba. No fueron democráticas ni plebeyas, sino oligárquicas y autoritarias. No fueron producto de "revoluciones burguesas antifeudales" —como rezaban ciertos manuales— sino de revoluciones-restauradoras, revoluciones pasivas encabezadas e impulsadas por las oligarquías aburguesadas.

Fueron las propias oligarquías, a través del aparato de Estado y en particular de las fuerzas armadas, las que emprendieron —a sangre, tortura y fuego— el camino de modernizar su inserción siempre subordinada en el mercado mundial capitalista *[7]*. El liberalismo latinoamericano no fue, como en la Francia de los siglos XVII y XVIII, progresista sino autoritario y represivo. En nuestras patrias despanzurradas a golpes de bayoneta y destrozadas a picana y palazos, jamás existió modernización económica sin represión política.

Las burguesías locales fueron históricamente débiles para independizar nuestras naciones del imperialismo pero al mismo tiempo fueron lo suficientemente fuertes como para neutralizar e impedir los procesos de lucha social radical de las clases populares.

Las sangrientas dictaduras latinoamericanas —cuyas consecuencias nefastas seguimos padeciendo hasta nuestro presente— que asolaron nuestro continente durante las décadas de los años '70 y '80 no fueron, en consecuencia, un rayo inesperado en el cielo claro de un mediodía de verano. No constituyeron una "anomalía", una excepción a la regla, el interregno entre dos momentos de normalidad y paz. Fueron más bien la regla de nuestros capitalismos periféricos, dependientes y subordinados a la lógica del sistema capitalista mundial. * Nuevos tiempos de luchas y nuevas formas de dominación durante la "transición a la democracia" * Agotadas las antiguas formas políticas dictatoriales mediante las cuales el gran capital —internacional y local— ejerció su dominación y logró remodelar las sociedades latinoamericanas inaugurando a escala mundial el neoliberalismo *[8]* nuestros países asistieron a lo que se denominó, de modo igualmente apologético e injustificado, "transiciones a la democracia".

Ya llevamos casi veinte años, aproximadamente, de "transición". ¿No será hora de hacer un balance crítico? ¿Podemos hoy seguir repitiendo alegremente que las formas republicanas y parlamentarias de ejercer la dominación social son "transiciones a la democracia"? ¿Hasta cuando vamos a continuar tragando sin masticar esos relatos académicos nacidos al calor de las becas de la socialdemocracia alemana y los subsidios de las fundaciones norteamericanas?

En nuestra opinión, y sin ánimo de catequizar ni evangelizar a nadie, la puesta en funcionamiento de formas y rituales parlamentarios dista largamente de parecerse aunque sea mínimamente a una democracia auténtica. Resulta casi ocioso insistir con algo obvio: en nuestros países latinoamericanos hoy siguen dominando los mismos sectores sociales de antaño, los de gruesos billetes y abultadas cuentas bancarias. Ha mutado la imagen, ha cambiado la puesta en escena, se ha transformado el discurso, pero no se ha modificado el sistema económico, social y político de dominación. Incluso se ha perfeccionado *[9]*.

Estas nuevas formas de dominación política —principalmente parlamentarias— nacieron producto de la lucha de clases. En nuestra opinión no fueron un regalo gracioso de su gran majestad, el mercado y el capital (como sostiene cierta hipótesis que termina presuponiendo, inconscientemente, la pasividad total del pueblo), pero lamentablemente tampoco fueron únicamente fruto de la conquista popular y del "avance democrático de la sociedad civil" que lentamente se va empoderando de los mecanismos de decisión política marchando hacia un porvenir luminoso (como presuponen ciertas corrientes que terminan cediendo al fetichismo parlamentario). En realidad, los regímenes políticos postdictadura, en Argentina, en Chile, en Uruguay y en el resto del cono sur latinoamericano, fueron producto de una compleja y desigual combinación de las luchas populares y de masas —en cuya estela alcanza su cenit la pueblada argentina de diciembre de 2001— con la respuesta táctica del imperialismo que necesitaba sacrificar momentáneamente algún peón militar de la época neolítica para reacomodar los hilos de la red de dominación, cambiando algo para que nada cambie.

Con discurso "progre" o sin él, la misión estratégica que el capital transnacional y sus socias más estrechas, las burguesías locales, le asignaron a los gobiernos "progresistas" de la región —desde el Frente Amplio uruguayo y el PJ del argentino Kirchner hasta la concertación de Bachelet en Chile— consiste en lograr el retorno a la "normalidad" del capitalismo latinoamericano. Se trata de resolver la crisis orgánica reconstruyendo el consenso y la credibilidad de las instituciones burguesas para garantizar EL ORDEN. Es decir: la continuidad del capitalismo. Lo que está en juego es la crisis de la hegemonía burguesa en la región, amenazada por las rebeliones y puebladas —como la de Argentina o Bolivia— y su eventual recuperación.

Desde nuestra perspectiva, y a pesar de las esperanzas populares, la manipulación de las banderas sociales, el bastardeo de los símbolos de izquierda y la resignificación de las identidades progresistas tienen actualmente como finalidad frenar la rebeldía y encauzar institucionalmente la indisciplina social. Mediante este mecanismo de aggiornamiento supuestamente "progre" las burguesías del cono sur latinoamericano intentan recomponer su hegemonía política. Se pretende volver a legitimar las instituciones del sistema capitalista, fuertemente devaluadas y desprestigiadas por una crisis de representación política que hacía años no vivía nuestro continente. Los equipos políticos de las clases dominantes locales y el imperialismo se esfuerzan de este modo, sumamente sutil e inteligente, en continuar aislando a la revolución cubana (a la que se saluda, pero... como algo exótico y caribeño), conjurar el ejemplo insolente de la Venezuela bolivariana (a la que se sonríe pero... siempre desde lejos), seguir demonizando a la insurgencia colombiana y congelar de raíz el proceso abierto en Bolivia. * Los desafíos de la izquierda latinoamericana antiimperialista y anticapitalista frente a su propia historia*

¿Cómo enfrentar entonces ese aggiornamiento de las formas políticas de dominación, ese intento gatopardista por cambiar algo para que el ORDEN siga igual y nada cambie de fondo?

Descartada la visión ingenua de un optimismo eufórico que postula en el terreno de las consignas agitativas un peligroso y falso triunfalismo —calificando como "avance revolucionario" a los gobiernos de Tabaré Vázquez, Kirchner o Bachelet—, debemos hacer el esfuerzo por comprender nuestros desafíos políticos a partir de nuestra propia historia y nuestras propias necesidades *[10]*. Así lo hizo Fidel cuando encabezó la revolución cubana, así lo hace Chávez en Venezuela. Así lo hicieron los sandinistas, los salvadoreños y los tupamaros en sus épocas fundacionales (cuando eran radicales y estaban contra el sistema), así lo hacen las FARC y el ELN en Colombia, al igual que los zapatistas en Chiapas. En el cono sur latinoamericano se nos impone encontrar nuestra propia perspectiva estratégica y nuestro rumbo político a partir de nuestra propia historia. ¡Debemos estudiar y tomar en serio a la historia!

Eso implica estar alertas frente a cualquier manipulación oportunista. Es cierto que todo relato histórico presupone construir genealogías en el pasado para defender y legitimar políticas hacia el futuro. Pero todo tiene un límite. No se puede ir al pasado, "meter mano", poner y sacar a gusto y * piacere* según las oportunidades del caso...

Por ejemplo, en la Argentina, no se puede poner en las banderas y en los carteles las imágenes de Santucho y del Che Guevara y luego, como por arte de magia, borrar esos símbolos para reemplazarlos por la foto de Juan Domingo Perón. Y luego, si cambian las alianzas políticas del momento, archivar rápidamente a Perón y volver a poner a Santucho o a quien convenga en esa ocasión. Siempre con la misma sonrisa cínica. ¡Como si todo fuera lo mismo! Eso es poco serio. Eso es hacer manipulación vulgar de la historia en función del presente inmediato. Así no se construye una identidad política de masas que logre aglutinar a la juventud rebelde y a la clase trabajadora combativa en función de un proyecto de emancipación radical. Los cubanos designan a esas maniobras como vulgar "politiquería". Lenin las denominaba "oportunismo". En cada uno de los países de nuestra América hay un término para hacer referencia a lo mismo.

La historia debe ser nuestra fuente genuina de inspiración, no un cómodo salvoconducto oportunista. * Formación política, hegemonía socialista e internacionalismo * No sólo debemos inspirarnos en la historia. En la actual fase de la correlación de clases —signada por la acumulación de fuerzas— necesitamos generalizar la formación política de la militancia de base. No sólo de los cuadros dirigentes sino de toda la militancia popular. Se torna imperioso combatir el clientelismo y la práctica de los "punteros" (negociantes de la política mediante las prebendas del poder), solidificando y sedimentando una fuerte cultura política en la base militante, que apunte a la hegemonía socialista sobre todo el movimiento popular. No habrá transformación social radical al margen del movimiento de masas. Nos parecen ilusorias y fantasmagóricas las ensoñaciones posmodernas y posestructuralistas que nos invitan irresponsablemente a "cambiar el mundo sin tomar el poder". No se pueden lograr cambios de fondo sin confrontar con las instituciones centrales del aparato de Estado. Debemos apuntar a conformar, estratégicamente y a largo plazo —estamos pensando en términos de varios años y no de dos meses— organizaciones guevaristas de combate.

¿Por qué organizaciones? Porque el culto ciego a la espontaneidad de las masas constituye un espejismo muy simpático pero ineficaz. Todo el movimiento popular que sucedió a la explosión del 19 y 20 de diciembre de 2001 en Argentina diluyó su energía y terminó siendo fagocitado por la ausencia de organización y de continuidad en el tiempo (organización popular no equivale a sumatoria de sellos partidarios que tienen como meta máxima la participación en cada contienda electoral).

¿Por qué guevaristas? Porque en nuestra historia latinoamericana el guevarismo constituye la expresión del pensamiento más radical de Marx y Lenin y de todo el acervo revolucionario mundial, descifrado a partir de nuestra propia realidad y nuestros propios pueblos. El guevarismo se apropia de lo mejor que produjeron los bolcheviques, los chinos, los vietnamitas, las luchas anticolonialistas del África, la juventud estudiantil y trabajadora europea, el movimiento negro norteamericano y todas las rebeldías palpitadas en varios continentes. El guevarismo no es calco ni es copia, constituye una apropiación de la propia historia del marxismo latinoamericano, cuyo fundador es, sin ninguna duda, José Carlos Mariátegui. Guevara no es una remera. Su búsqueda política, teórica, filosófica constituye una permanente invitación a repensar el marxismo radical desde América Latina y el Tercer Mundo. No se lo puede reducir a tres consignas y dos frases hechas. Aun tenemos pendiente un estudio colectivo serio y una apropiación crítica del pensamiento marxista del Che entre nuestra militancia *[11]*.

¿Por qué de combate? Porque tarde o temprano nos toparemos con la fuerza bestial del aparato de Estado y su ejercicio permanente de fuerza material. Así nos lo enseña toda nuestra historia. Insistimos: ¡hay que tomarse en serio la historia! Pretender eludir esa confrontación puede resultar muy simpático para ganar una beca o seducir al público lector en un gran monopolio de la (in)comunicación. Pero la historia de nuestra América nos demuestra, con una carga de dramatismo tremenda, que no habrá revoluciones de verdad sin el combate antiimperialista y anticapitalista. Debemos prepararnos a largo plazo para esa confrontación. No es una tarea de dos días sino de varios años. Debemos dar la batalla ideológica para legitimar en el seno de nuestro pueblo la violencia plebeya, popular, obrera y anticapitalista; la justa violencia de abajo frente a la injusta violencia de arriba.

Pero al identificar el combate como un camino estratégico debemos aprender de los errores del pasado, eludiendo la tentación militarista. Las nuevas organizaciones guevaristas deberán estar estrechamente vinculadas a los movimientos sociales. No se puede hablar "desde afuera" al movimiento de masas. Las organizaciones que encabecen la lucha y marquen un camino estratégico, más allá del día a día, deberán ser al mismo tiempo "causa y efecto" de los movimientos de masas. No sólo hablar y enseñar sino también escuchar y aprender. ¡Y escuchar atentamente y con el oído bien abierto! La verdad de la revolución socialista no es propiedad de ningún sello, se construirá en el diálogo colectivo entre las organizaciones radicales y los movimientos sociales. Las vanguardias —perdón por utilizar este término tan desprestigiado en los centros académicos del sistema— que deberemos construir serán vanguardias de masas, no de elite.

Si durante la lucha ideológica de los '90 —en los tiempos del auge neoliberal— nos vimos obligados a batallar en la defensa de Marx, remando contra la corriente hegemónica, en la década que se abre en el 2000, Marx solo ya no alcanza. Ahora debemos ir por más, dar un paso más e instalar en la agenda de nuestra juventud a Lenin y al Che (y a todas y todos sus continuadores). Reinstalar al Che entre nuestra militancia implica recuperar la mística revolucionaria de lucha extrainstitucional que nutrió a la generación latinoamericana de los '60 y los '70.

Tenemos pendiente pensar y ejercer la política más allá de las instituciones, sin ceder al falso "horizontalismo" —cuyos partidarios gritan "¡*que no dirija nadie*!" porque en realidad quieren dirigir ellos— ni quedar entrampados en el reformismo y el chantaje institucional. Nada mejor entonces que combinar el espíritu de ofensiva de Guevara con la inteligencia y lucidez de Gramsci para comprender y enfrentar el gatopardismo. Saber salir de la política de secta, asumir la ofensiva ideológica y al mismo tiempo ser lo suficientemente lúcidos como para enfrentar el transformismo político de las clases dominantes que enarbolan banderas "progresistas" para dominarnos mejor.

Como San Martín, Artigas, Bolívar, Sucre, Manuel Rodríguez, Juana Azurduy y José Martí, como Guevara, Fidel, Santucho, Sendic, Miguel Enríquez, Inti Peredo, Carlos Fonseca y Marighella, debemos unir nuestros esfuerzos y voluntades colectivas a largo plazo en una perspectiva internacionalista y continental. En la época de la globalización imperialista no es viable ni posible ni realista ni deseable un "capitalismo nacional".

No podemos seguir permitiendo que la militancia abnegada —presente en diversas experiencias reformistas del cono sur— se transforme en "base de maniobra" o elemento de presión y negociación para el aggiornamiento de las burguesías latinoamericanas. Los sueños, las esperanzas, los sufrimientos, los sacrificios y toda la energía rebelde de nuestros pueblos latinoamericanos no pueden seguir siendo expropiados. Nos merecemos algo más que un miserable "capitalismo con rostro humano" y una mugrienta modernización de la dominación.

*Notas: ** [1]* Estos esquemas simplistas fueron extraídos principalmente de: *(a) *los estudios de orden filosófico de la década de 1840, críticos de la *Filosofía de derecho* de Hegel, donde Marx le reprochaba a su maestro subordinar la sociedad civil al Estado; y de *(b)* los análisis sociológicos de la década de 1850 donde Marx analizó la sociedad francesa y el fenómeno político bonapartista.

*[2]* Véase el inteligente estudio de Carlos Nelson Coutinho sobre Gramsci en América Latina y particularmente sobre la revolución pasiva en Brasil "As categorías de Gramsci e a realidade brasileira". En C.N.Coutinho: *Gramsci. Um estudo sobre seu pensamento político*. Rio de Janeiro, Civilização Brasileira, 1999. También pueden consultarse con provecho los trabajos de Florestan Fernandez sobre la revolución burguesa, recopilados por Octavio Ianni: *Florestan Fernandes: sociología crítica e militante*. São Paulo, Expressão Popular, 2004. Juan Carlos Portantiero había adelantado algunas inteligentes reflexiones en este sentido en su archicitado ensayo "Los usos de Gramsci" [1975] (Buenos Aires, Grijalbo, 1999), pero a diferencia de los dos autores anteriores, Portantiero terminó convirtiendo a Gramsci en un comodín socialdemócrata bastardeado hasta límites inimaginables.

*[3]* Véase nuestro trabajo "Los verdugos latinoamericanos: las Fuerzas Armadas de la contrainsurgencia a la globalización", ensayo incorporado en nuestro: *Pensar a contramano. Las armas de la crítica y la crítica de las armas*. Buenos Aires, Editorial Nuestra América, 2006.

*[4]* Adoptamos esta categoría de Mario Roberto Santucho: *Poder burgués, poder revolucionario *[1974]. En Daniel De Santis [compilador]: *A vencer o morir. PRT-ERP Documentos*. Bs.As., EUDEBA, 1998 (tomo I) y 2000 (Tomo II).

*[5]* Véase el testamento político del Che, cuando afirma: "Por otra parte las burguesías autóctonas han perdido toda su capacidad de oposición al imperialismo -*si alguna vez la tuvieron*- y sólo forman su furgón de cola. No hay más cambios que hacer; o revolución socialista o caricatura de revolución". "Mensaje a los pueblos del mundo a través de la Tricontinental" (ediciones varias).

*[6]* Véase el capítulo "Expansión industrial, imperialismo y burguesía nacional" del libro de Silvio Frondizi:* La realidad argentina. Ensayo de interpretación sociológica* (en dos tomos, Tomo I: 1955 y Tomo II: 1956); Víctor Testa [seudónimo de Milcíades Peña]: "Industrialización, seudoindustrialización y desarrollo combinado". En *Fichas de investigación económica y social*, Año I, N°1, abril de 1964. p.33-44. Este artículo fue recopilado póstumamente en Milcíades Peña: *Industrialización y clases sociales en la Argentina*. Bs.As., Hyspamérica, 1986. p.65 y ss.; y finalmente nuestro ensayo: "¿Foquismo?: A propósito de Mario Roberto Santucho y el pensamiento político de la tradición guevarista". En *Ernesto Che Guevara: El sujeto y el poder*. Buenos Aires, Nuestra América, 2005.

*[7]* Tratando de pensar la conformación social de la dominación burguesa en Argentina y América Latina de una manera diferente (tanto frente al reformismo stalinista como frente al populismo nacionalista), el viejo dirigente comunista Ernesto Giudici —quien en 1973 propuso la herética unidad del comunismo con las organizaciones político-militares PRT-ERP y Montoneros— arriesgó una hipótesis más que sugerente. Siempre decía que hay que pensar la historia latinoamericana a partir de su propia cronología histórica, sin violentarla para que entre en el lecho de Procusto de cronologías diversas. Hecha esta salvedad, Giudici consideraba pertinente una analogía con las formaciones sociales europeas; ya no con Francia —modelo de *El 18 Brumario de Luis Bonaparte*— ni con Inglaterra— arquetipo empírico que está en la base de *El Capital*—, sino con el prusianismo alemán. La formación histórica del capitalismo en Argentina, por ejemplo, se asemejaba mucho más a la atrasada Prusia que a las modernas Francia o Inglaterra. Como en Prusia, la burguesía argentina vivía haciendo pactos y compromisos con los propietarios terratenientes, utilizando al ejército como fuerza social privilegiada en política y reprimiendo toda vida cultural autónoma. La hipótesis analógica del "prusianismo" cumplía en los razonamientos de Giudici un rol mucho más abarcador que el "camino prusiano en la agricultura" del que hablaba Lenin, por contraposición a la modernización de la agricultura capitalista de los farmers norteamericanos. Véase "Herejes y ortodoxos en el comunismo argentino", en nuestro *De Ingenieros al Che. Ensayos sobre el marxismo argentino y latinoamericano*. Buenos Aires, Biblos, 2000 [hay reedición cubana ampliada, 2006].

*[8]* Es bien conocido el análisis del historiador británico Perry Anderson (a quien nadie puede acusar de provincianismo intelectual o de chauvinismo latinoamericanista), quien sostiene que el primer experimento neoliberal *a nivel mundial* ha sido, precisamente, el de Chile. Incluso varios años antes que los de Margaret Thatcher o Ronald Reagan. No por periféricas ni dependientes las burguesías latinoamericanas han quedado en un segundo plano en la escena de la dominación social. Incluso en algunos momentos se han adelantado a sus socias mayores, y han inaugurado —con el puño sangriento de Pinochet en lo político y de la mano para nada "invisible" de Milton Friedman en lo económico—, un nuevo modelo de acumulación de capital de alcance mundial: el neoliberalismo. * [9]* Recordemos que para Marx la república burguesa parlamentaria —que él nunca homologaba con "democracia"— constituía la forma más eficaz de dominación política. Marx la consideraba superior a las dictaduras militares o a la monarquía porque en la república parlamentaria la dominación se vuelve anónima, impersonal y termina licuando los intereses segmentarios de los diversos grupos y fracciones del capital, instaurando un promedio de la dominación general de la clase capitalista, mientras que en la dictadura y en la monarquía es siempre un sector burgués particular el que detenta el mando, volviendo más frágil, visible y vulnerable el ejercicio del poder político.

*[10]* En ese sentido sería conveniente no confundir las necesidades diplomáticas coyunturales de determinados Estados —a los que defendemos de la agresividad imperialista y con los cuales nos solidarizamos activamente—, con las necesidades políticas del movimiento popular en nuestros países del cono sur latinoamericano. Aunque luchamos por los mismos fines antiimperialistas y socialistas, no siempre lo que le conviene a los Estados amigos es lo que le conviene a los movimientos sociales y populares de nuestros países.

Reflexionemos sobre un ejemplo histórico concreto: la Revolución Cubana sufre un embargo criminal de EEUU desde su mismo desafío al coloso del norte. Prácticamente todos los Estados del continente, siguiendo la presión yanqui, rompieron relaciones con Cuba a inicios de los '60. Uno de los pocos que no lo hizo fue México. Durante décadas, en México gobernaba el PRI, partido burgués, corrupto y autoritario si los hay (surgido del congelamiento de la revolución mexicana). El PRI mantenía "hacia afuera" una política de no confrontación con Cuba, lo cual resulta muy útil diplomáticamente para frenar a EEUU. En lo interno reprimía al movimiento obrero, compraba dirigentes, dividía las organizaciones populares, masacraba estudiantes, hacía desaparecer indígenas, etc. A fines de los '60 en México surgen organizaciones guerrilleras que son masacradas. Años más tarde, surge el EZLN contra el PRI. ¿Cuba rompe amarras contra el Estado mexicano? No, no lo puede hacer. Necesita mantener relaciones diplomáticas con el Estado mexicano para eludir el bloqueo yanqui, lo cual resulta plenamente comprensible. ¿Entonces? ¿Qué debe hacer el movimiento popular en México? ¿Apelar a la autoridad moral de Cuba para apoyar al PRI? La respuesta negativa es más que obvia (no obstante existieron corrientes que así lo hicieron durante años. La vertiente de Lombardo Toledano —de nefasta memoria— apoyaba al PRI con retórica de "izquierda", apoyaba las represiones del gobierno como "progresistas", incluida la masacre de Tlatelolco, etc, etc). Sobre estas dificultades objetivas que el internacionalismo militante no puede desconocer, véase nuestro diálogo-entrevista (realizado junto con el compañero Luciano Álzaga) al presidente de la Asamblea Popular de la república de Cuba Ricardo Alarcón. En *http://www.lahaine.org/index.php?p=14057 * y *http://www.rebelion.org/noticia.php?id=30096 * * [11]* Apuntando en esa dirección y hacia esa tradición política, hemos querido contribuir con un pequeñísimo granito de arena a través de nuestro *Ernesto Che Guevara: El sujeto y el poder* y con diversas experiencias de formación política en varias cátedras Che Guevara, dentro y fuera de la universidad, tanto en movimientos de derechos humanos, en el movimiento estudiantil como en escuelas del movimiento piquetero.

viernes, 22 de agosto de 2008

Consejos Comunales y Comunas: entre el Clientelismo y el Poder Popular



Por Luis R Delgado J

Los Consejos Comunales son los espacios sociales en construcción en los cuales la militancia revolucionaria ha depositado mayor esperanza. Son los espacios de participación donde puede prefigurarse la construcción del Poder Popular, del nuevo Estado, del Socialismo.


De su consolidación se deriva la construcción de un espacio de articulación mayor denominado Comuna, palabra que hace emocionar el espíritu y avivan las expectativas de materialización de una utopía que tiene siglos.

Sin embargo, la realidad siempre es más dura y concreta que los sueños, lo cierto es que el proceso de conformación de los Consejos Comunales apenas está en sus inicios, menos de dos años para ser más exactos, de lo cual lo que salta a la vista más allá de las virtudes inherentes a la participación popular, es una serie de vicios, desviaciones y problemáticas que preocupan profundamente.

Hay que partir en primer lugar de que Venezuela es un país que todavía se circunscribe en una Formación Social predominantemente Capitalista, de eso no debe caber duda, el Socialismo es todavía un proyecto, una perspectiva en construcción cuyo éxito dependerá de la capacidad combativa y creativa de los sectores populares y trabajadores. Esto nos permite entender de forma clara, que los vicios más perniciosos y odiosos del Capitalismo están plenamente vivos, el egoísmo, la corrupción, el machismo, la delincuencia, el fetichismo y la alienación en todas sus formas, son percibidas cotidianamente, aunque empiezan a emerger con más fuerza ciertos valores emancipatorios como la solidaridad, la cooperación entre otros.

En este contexto la construcción de los Consejos Comunales se ha visto perjudicada por la presencia de estos factores ideológicos-morales negativos, el despilfarro de recursos, la ausencia de perspectiva de las necesidades más apremiantes, la corrupción, el nepotismo, el despotismo, la división por intereses mezquinos, el latrocinio más simple no se han hecho esperar, producto de la falta de conciencia política, de educación y organización popular. Hay que aclarar que esto no es culpa exclusiva de los habitantes de las comunidades, es una herencia histórica no resuelta de forma definitiva y es producto de la ineficacia política de las organizaciones políticas-sociales de izquierda, eso sin contar que el gobierno no ha logrado cooperar de forma oportuna a la organización popular, por el contrario por el carácter burgués del Estado venezolano, lo que se ha hecho es reproducir políticas paternalistas y asistencialistas que acentúan el fenómeno clientelar y electorero.

Todo esto crea una problemática muy peligrosa para la Revolución Bolivariana porque la desvirtúa, y la derrota de una iniciativa como la conformación de los Consejos Comunales y las Comunas sería una derrota ideológica estratégica para el modelo de Democracia Participativa y el Socialismo.

Frente a esta delicada situación es impostergable que el Gobierno Bolivariano, la Alianza Patriótica, los movimientos sociales y sectoriales revolucionarios, y las masas populares en cuestión, se aboquen a elevar de forma sustancial los niveles de movilización, concientización y organización del pueblo venezolano, de las y los trabajadores del campo y la ciudad, las mujeres, la juventud, los intelectuales y artistas.

En esta coyuntura de elecciones regionales y municipales, los candidatos de la Alianza Patriótica deben comprometerse a cumplir con las tareas antes descritas. Los gobernadores y alcaldes revolucionarios están obligados a facilitar la construcción del Poder Popular, deben promover no imponer a su medida, la organización de las Consejos Comunales y las Comunas. La Gobernación y la Alcaldía deben ser espacios donde manden los Consejos del Poder Popular (comunales, de trabajadores y trabajadoras, juveniles-estudiantiles, campesinos, etc.).

Debemos erradicar el vicio clientelar, el despilfarro de recursos, la ausencia de perspectiva de las necesidades más apremiantes, la corrupción, el nepotismo, el despotismo, la división por intereses mezquinos, el latrocinio.

La vigilancia y disciplina revolucionaria, la contraloría social, la conciencia de clase deben acerarse, robustecerse para hacer más invulnerable a nuestro Proceso Bolivariano.

No perdamos lo que nos ha costado tanto sacrificio, seamos serios y honestos.




jueves, 21 de agosto de 2008

El PCV de frente con Mario Silva y el Socialismo


De cara al inicio de la campaña para las elecciones regionales y locales del próximo 23 de noviembre del presente año, el Comité Regional-Carabobo del Partido Comunista de Venezuela reafirma de forma categórica su respaldo a la candidatura del Camarada Mario Silva a la Gobernación del Estado Carabobo.

Tal como fue anunciado hace unos días en la prensa regional, y posteriormente se ratificó en nuestro acompañamiento a la inscripción del candidato del PSUV en la región, el PCV expresa su apoyo a la candidatura de un compatriota que ha sabido ganarse la confianza y el corazón de importantes sectores populares de la región y el país.

El PCV, al momento de hacer consideraciones sobre las candidaturas, vio necesaria la consolidación de una verdadera unidad estratégica para derrotar a la oligarquía y al imperialismo en la región, además de construir de forma consecuente el Poder Popular necesario para abrir las perspectivas de construcción del Socialismo. Por estas razones programáticas el PCV decidió respaldar al candidato Mario Silva.

De cara al inicio de la campaña para las elecciones regionales y locales del próximo 23 de noviembre del presente año, el Comité Regional-Carabobo del Partido Comunista de Venezuela reafirma de forma categórica su respaldo a la candidatura del Camarada Mario Silva a la Gobernación del Estado Carabobo.

Tal como fue anunciado hace unos días en la prensa regional, y posteriormente se ratificó en nuestro acompañamiento a la inscripción del candidato del PSUV en la región, el PCV expresa su apoyo a la candidatura de un compatriota que ha sabido ganarse la confianza y el corazón de importantes sectores populares de la región y el país.

El PCV, al momento de hacer consideraciones sobre las candidaturas, vio necesaria la consolidación de una verdadera unidad estratégica para derrotar a la oligarquía y al imperialismo en la región, además de construir de forma consecuente el Poder Popular necesario para abrir las perspectivas de construcción del Socialismo. Por estas razones programáticas el PCV decidió respaldar al candidato Mario Silva.

Los y las comunistas carabobeños consideramos que es la persona más idónea en estos momentos para acometer la difícil tarea de arrancar de las garras de la oligarquía, la gobernación de este importante estado del país.

Reconocemos en Mario Silva a un revolucionario que sabe escuchar y es atento a las problemáticas más acuciantes de nuestro pueblo, razón fundamental de nuestra política dirigida a la emancipación de la clase trabajadora.

Por todo esto, instamos a las demás fuerzas aliadas a sumarnos a una candidatura única que favorezca el desarrollo del proceso revolucionario en la región, a una candidatura que garantice con mayor contundencia la victoria sobre las fuerzas opositoras oligárquicas, no debemos prestarnos a improvisaciones y políticas aventureras que pueden salir costosas al pueblo carabobeño.

Es menester derrotar las maquinaciones de la derecha opositora y la derecha endógena, el divisionismo y la política de las zancadillas, es una traición al pueblo y al Proceso Bolivariano, Carabobo es el tercer estado en importancia y no debemos olvidarlo.

¡Con el PCV, Mario Silva Gobernador!

Partido Comunista de Venezuela

Comité Regional-Carabobo