sábado, 27 de diciembre de 2014

EDITORIAL: ¿SIEMPRE UN “PERO”?

Editorial de Tribuna Popular Nº 247 Desde 1999, durante los casi 16 años del proceso de cambios que vive Venezuela –tanto con el presidente Chávez como hoy con el presidente Maduro–, el PCV se ha ratificado y reivindicado como una organización revolucionaria de la clase obrera y el pueblo trabajador, autónoma, crítica y propositiva, en correspondencia con su limpia y heroica hoja de vida de más de ocho décadas. Esta posición de principios conllevó, en más de una ocasión, a injustificados e injustos ataques contra el PCV y su dirección por parte de los más autorizados voceros del proceso. Sin embargo, el Partido del Gallo Rojo nunca se inmutó ni se dejó arrastrar por visceralismos. El PCV es una organización política, no una franquicia para prebendas; está guiado por una concepción científica del mundo, no por intereses personales; además, «Los comunistas concebimos la política como una acción fecunda al servicio de los trabajadores y no como una actividad para beneficio propio, individual o de una parcialidad» (Programa, 1980). En estos años, pocas y pocos han pretendido presionar con cargos o “beneficios” al decano de los Partidos políticos venezolanos, obviando entre otras cosas que «La razón de ser del PCV no es ocupar Ministerios o puestos en instituciones del Estado burgués, sino constituirnos legítimamente en fuerza concientizadora, organizadora y movilizadora de la clase obrera y el pueblo trabajador de la ciudad y el campo, para la lucha antiimperialista, la defensa de la independencia, el impulso del desarrollo soberano y la conquista del Poder para la construcción de la sociedad socialista.» (Comité Central, julio 2014). El PCV dice lo que muchos callan, unos porque ingenuamente han creído el discurso de que toda crítica favorece a la oposición, y otros por cuidar su silla. Algunos no entienden que «El Partido Comunista de Venezuela está consciente de su papel, de su responsabilidad y de las esperanzas de millones de trabajadores y trabajadoras. Por eso, es una necesidad fortalecer al PCV (…) como instrumento político de la clase obrera para que ésta se constituya en la vanguardia del Estado democrático, popular y revolucionario que debemos conquistar.» (Comité Central, septiembre 2011). El PCV ha expresado con claridad que «debemos tener en cuenta que la actual fase del proceso, más allá de sus límites, problemas y dificultades, ha constituido y constituye un escenario que abre oportunidades y posibilidades para avanzar. Es nuestra obligación aprovechar esta fase al máximo para acumular fuerzas a favor del movimiento popular y revolucionario, dentro de las condiciones reinantes» (Comité Central, abril 2011). Todo esto en el objetivo de generar la ruptura y quiebre del sistema capitalista, sus instituciones y valores, para iniciar la fase histórica del tránsito al Socialismo mediante la conquista del Poder, con la clase obrera revolucionaria en la vanguardia como clase hegemónica. Para ello el PCV trabaja por construir una nueva correlación de fuerzas favorable a la clase obrera y al pueblo trabajador en general, dejando constancia de que «la responsabilidad de esta construcción no podemos hacerla descansar en los hombros del Gobierno, aunque pueda coadyuvar, no le corresponde» (13ª Conferencia, 2014). Asimismo, el PCV está claro de que «La clase obrera venezolana todavía tiene que fortalecerse, organizarse, unificarse y avanzar más en el desarrollo de su conciencia clasista, para estar en condiciones de colocarse al frente de la revolución y conducir al resto del pueblo en la lucha por construir el socialismo. Mientras esta clase no esté en condiciones de jugar su papel dirigente, el socialismo será sólo una aspiración noble pero irrealizable o una figura retórica en los discursos y consignas» (Línea Política, 2011). En este contexto, con estos lineamientos, el PCV respalda y acompaña diversas iniciativas y políticas del Gobierno nacional, y siempre ha tenido y tendrá un “pero” cuando sea necesario.