jueves, 31 de julio de 2008

Chávez, la soberbia lleva a la derrota *


Por Luis Delgado
Cuando la vanidad y la soberbia inundan el discurso y el pensamiento de un dirigente político, y más cuando se trata de un revolucionario, el efecto boomerang no se hace esperar, quien sale más afectado a la larga es dicho personaje, la humildad (verdadera no demagógica) da brillo y respeto al político. Porque en la política no valen ni las subestimaciones ni las sobrestimaciones de los aliados y los enemigos. La política debe hacerse en todo momento con sensatez y racionalidad (incluso en los momentos más complejos), para evitar equívocos y errores que pueden ser fatales. Cuando la vanidad y la soberbia inundan el discurso y el pensamiento de un dirigente político, y más cuando se trata de un revolucionario, el efecto boomerang no se hace esperar, quien sale más afectado a la larga es dicho personaje, la humildad (verdadera no demagógica) da brillo y respeto al político. Porque en la política no valen ni las subestimaciones ni las sobrestimaciones de los aliados y los enemigos. La política debe hacerse en todo momento con sensatez y racionalidad (incluso en los momentos más complejos), para evitar equívocos y errores que pueden ser fatales.

El pasado domingo el Comandante Chávez incurrió nuevamente en un ataque furibundo y desmedido a las fuerzas aliadas, discusiones y expresiones que pudiesen darse en una mesa de debate con respeto y ponderación, se ventilan públicamente con la imprudencia y la torpeza que tanto daño a hecho en el pasado, dichas actuaciones poco felices de quien es el Máximo Líder del proceso histórico en curso (con la responsabilidad que ello implica).

Partamos de un principio, Chávez es el Líder de un proceso histórico en el cual confluyen un conjunto de partidos políticos, movimientos sociales, y millones de personas que no militan en ningún espacio orgánico. Cuando él sólo habla por el PSUV excluye a millones de personas (sólo 2,5 millones de electores participaron en las internas del PSUV en un universo de 16 millones de electores en todo el país) y varios colectivos de su mensaje, el resultado no puede ser otro que incrementar el aislamiento y rechazo que ocasionó la derrota del pasado 2 de diciembre.

Comenzaré por decir, que frente a la amenaza dada por Chávez a la Alianza, es poco lo que los comunistas tienen que perder, ya que los espacios que tenemos son bastante limitados y humildes, como lo fue nuestra contribución de 350.000 votos en la victoria electoral del pasado 3 de diciembre. No voy a traer a discusión si el PCV ha cometido errores o no, seguramente que si los hemos cometido, pero la historia está ahí y nos juzga día a día. Algo si es indiscutible, el compromiso del PCV con la Revolución es a toda prueba, porque la apoyamos sin pedir nada, reconocemos el liderazgo histórico de Chávez sin jalar bolas, y para muestra sólo basta estudiar nuestro accionar diario, con sus limitaciones con sus fallas pero es permanente al servicio de esta revolución.

En otro orden, la amenaza de desaparición es cuesta arriba que se cumpla, porque el PCV ha sobrevivido ha cuatro dictaduras militares, 7 años de lucha armada, y mas de 70 años excluidos de diversos espacios de poder, hemos sobrevivido a la infiltración y ha diversos fraccionamientos que para muchas organizaciones hubiesen significado la muerte, superamos el derrumbe de la URSS, es decir, el PCV ha superado pruebas muy difíciles en la historia que la han dado temple.

Con respecto del argumento de que la izquierda tradicional nunca hubiese hecho la revolución en este país, debo recordarle que su movimiento no sufrió las políticas de persecución y exterminio que sufrieron las organizaciones de izquierda, fundamentalmente el PCV durante la historia contemporánea reciente, miles de desaparecidos y muertos (solamente durante el Porteñazo que duró 3 días de combate murieron más de 600 personas, mucho más que el 4 de febrero) entre ellos muchos dirigentes estratégicos como Alberto Lovera, Fabricio Ojeda, Argimiro Gabaldon, Jorge Rodríguez, miles de presos y exiliados (donde también se encontraban los más importantes dirigentes), miles de torturados, son detalles que no deben obviarse, la oligarquía venezolana fue implacable contra las organizaciones revolucionarias, no compare la situación histórica con la que emergió públicamente el MBR 200 con lo que le toco combatir a esa izquierda tradicional, discúlpeme no se compara.

Pienso que ese señalamiento de los errores pasados del PCV, tiene que mucho ver con la actual coyuntura de consolidación del PSUV (con desviaciones sectarias de Gran Partido), porque no se explica el ataque frecuente dirigido a una humilde fuerza política como lo es el Partido Comunista, pareciese que no hay conformidad por parte del Comandante con la existencia de candidaturas propias, se exige un apoyo incondicional a todos los candidatos del PSUV (aunque algunos tengan una dudosa calidad revolucionaria), hay una suerte de campaña para deslegitimar la existencia de una organización que es comprobadamente revolucionaria pero no seguidista. No son casuales los comentarios emitidos en el último Aló Presidente, estos van dirigidos a golpear la imagen del PCV (y la Alianza Patriótica) para sustraerle su pequeña pero combativa influencia e incorporarla al PSUV, esto no sería negativo si se tratara de cualquier fuerza política, pero se trata de una fuerza transparentemente aliada y hermana.

Los errores de los comunistas son varios, unos los hemos reconocidos y otros los hemos sufrido, ¿pero qué actores políticos no han cometido errores? Sólo los que no hacen nada ¿No creía Chávez en el capitalismo con rostro humano, o la tercera vía? ¿No fueron Miquilena, Alfredo Peña, Baduel, Rosendo entre otros, importantes personajes del chavismo? ¿No nos decían los compañeros del MVR actualmente del PSUV que los comunistas éramos dogmáticos y utópicos al seguir levantando las banderas del Socialismo antes del 2005? ¿Acaso nos olvidamos que hasta el 2005 los únicos que hablaban de Socialismo en Venezuela eran el PCV, la Liga Socialista, los Trotskistas y algunos intelectuales? ¿El PCV no le denunció a Chávez en su 11 Congreso (marzo de 2002) de la amenaza inminente del Golpe de Estado, y este respondió que conocía las fuerzas armadas como la palma de su mano? ¿Es muy revolucionario hacer acuerdos internacionales con el paramilitar Uribe o es táctica? Al fin y al cabo el apoyo a Caldera sólo en las elecciones no en el gobierno fue un apoyo basado en una táctica tendiente a acelerar la putrefacción del bipartidismo y concretar el indulto a los implicados en la sublevación del 4F y el 27N del 92 ¿o era Andrés Velásquez la alternativa revolucionaria? ¿Son plenamente revolucionarios todos los inscritos en el PSUV? ¿Son revolucionarias las candidaturas del PSUV a la gobernación en Táchira, Yaracuy, Sucre, Delta Amacuro o Bolívar?

Estos son sólo algunos aspectos en los cuales pudiésemos discutir. Pero lo que se requiere es una amplia unidad para combatir al imperialismo y sus agentes internos, recordemos que el enemigo de clase falta mucho para vencerlo.

Sin embargo usted llama a los comunistas dogmáticos, me imagino porque considera que el marxismo en los últimos años ya que se torna insuficiente, aunque no se explica por qué. Usted insiste que como nuestro socialismo es venezolano (claro, se está haciendo en Venezuela), bolivariano indoamericano y humanista del siglo XXI (por supuesto es bajo unas condiciones históricas particulares, ¿algún marxista-leninista niega eso?), por esto no debe ser marxista-leninista, pero por ningún lado se ve los planteamientos que sustenten esto último.

Por otro lado por nuestro supuesto dogmatismo, me imagino que usted considera que nosotros tratamos de implantar mecánicamente realidades distintas, pregunto ¿acaso pedimos cambiar la bandera, por una roja con una hoz y un martillo, o en ves de República Bolivariana, República Socialista Soviética de Venezuela? ¿O conformar los soviets de obreros, soldados y campesinos, o tal ves los CDR, en ves de los consejos comunales? ¿O hemos pedido cambiar el nombre de la moneda por rublo? ¿O hemos promovido la necesidad de aplicar la NEP o la Revolución Cultural China, o las formas autogestionarias yugoslavas? ¿Se ha exigido crear la misión Stalin, o la misión Engels? Esto es un juicio de valoración poco honesto para evaluar la política de los comunistas venezolanos.

Además se nos acusa de atrasados, porque las realidades que vivieron Marx y Lenin han cambiado en estos últimos 150 y 100 años respectivamente, por lo tanto algunos de sus planteamientos teóricos son insuficientes, siendo esto cierto y no hay duda al respecto, ¿Cuáles son esos argumentos caducos que todavía usa el PCV, el reconocimiento de la existencia de la Lucha de Clases, la crítica a la esencia del Modo de Producción Capitalista, el concepto de Imperialismo, Burguesía o de enajenación cultural? Esto también es una crítica infundada, camarada Chávez es bueno leer los documentos del partido (recomiendo que se haga una lectura atenta al Programa del PCV del año 80 y se le compare con las políticas que ha aplicado acertadamente la Revolución Bolivariana), donde siempre se hace un esfuerzo por caracterizar correctamente las situaciones concretas, con aciertos y errores en algunos casos, pero no con mecanicismo ni dogmatismo.

Ah por supuesto me imagino que también nos llama atrasados, porque las ideas viejas de mas de 100 años están desvirtuadas porque vivimos otros tiempos con otras circunstancias, perfecto si es así desechemos las ideas de Bolívar, Rodríguez y Zamora, porque son más viejos que los planteamientos marxistas, ¿o que tal te parece este otro ejemplo? Newton vivió durante el siglo XVII y descubrió los principios de la gravedad, pues desechemos la Ley de la Gravedad porque se desarrolló hace más de 300 años. Por otro lado si el valor de las ideas y los planteamientos teóricos se miden de forma simplista y mecánica por una mala evaluación de sus resultados prácticos, botemos a la basura el Cristianismo porque luego de cerca de 2000 años la humanidad no ha sido redimida, ni ha podido salir de las miserias existenciales, de esta forma pudiésemos discutir ¿quien tiene las ideas atrasadas? Porque el lenguaje machista, el culto a la personalidad y la chabacanería también es atraso cultural.

Por otro lado que pena, otra vez se metió con Jerónimo Carrera, según usted un marxista leninista dogmático (qué contrasentido, no hay nada más antidogmático que un marxista leninista). En primer lugar es triste meterse con un personaje con más de 60 años de militancia política revolucionaria que sufrió cárcel con Pérez Jiménez y con el gobierno de Betancourt, y quien hoy con más de 80 años vive en pequeño y humilde apartamento en una zona popular de Caracas, cuyos lujos no pasan de ser muchos libros en diversos idiomas (a diferencia de los lujos de muchos personeros de este Gobierno). En segundo lugar este comunista supuestamente dogmático fue quien escribió tempranamente en los 90 un documento donde se explicaban no menos de 30 causas que provocaron el colapso de la URSS, no conozco ninguna crítica al Socialismo Real que halla tocado tantos detalles en nuestro país, o mucho antes de hacerse público el MBR 200 Carrera compiló una serie de trabajos en un tomo denominado Bolívar visto por Marxistas, uno de los trabajos mas importantes para la introducción del pensamiento bolivariano en el movimiento popular.

En otro orden insistimos, que es lamentable que el líder de todo el proceso, se parcialice sólo por su tolda política y no entienda que en muchos espacios del país el PSUV solo, no podrá ganarle a la oposición. En noviembre necesitaremos la más amplia alianza, y eso sólo se logrará reconociendo los aportes de cada una de la organizaciones por más pequeñas que éstas sean, la soberbia es mala consejera y nos puede llevar a un segundo escenario como el de diciembre pasado, una estrepitosa derrota.

Es bien paradójico que el PSUV con candidatos a las 24 gobernaciones, dos alcaldías mayores, las más de 330 alcaldías del país, y todos los puestos de los consejos legislativos sean los paladines de la Unidad, mientras el PCV que tiene seis propuestas a gobernaciones (con plena disposición a discutir), un número ponderado de candidaturas a alcaldías, y por lo menos 1 diputado a cada parlamento regional, se nos acusa de busca puestos.

Reafirmamos que para los marxistas leninistas la unidad no es el PSUV, porque este es un partido policlasista y nosotros estamos convencidos de la existencia de la Lucha de Clases, no creemos que un burgués deje de explotar a su trabajador porque estén inscritos en un mismo partido. Para nosotros la Unidad, es la unidad de los intereses de la clase trabajadora, es la unidad ideológica, es la unidad táctica y estratégica, es la unidad de los revolucionarios, creemos que Chávez es un líder revolucionario, pero otros liderazgos que lo acompañan no.

Debe abrirse la discusión de una vez por todas sin necedad ni sectarismo, con mucha conciencia de lo que está en juego, en el PCV no estamos casados con los puestos y si con la Revolución, pero pedimos discusión y la revisión de esas candidaturas poco afortunadas y malas que está presentando el PSUV, pedimos que se discutan nuestras propuestas y se nos argumente con razonamientos y no pataletas porqué nuestras proposiciones son aprobadas o desaprobadas.

Solo la alianza perfecta nos llevará a una importante victoria, irnos solos nos llevará a la derrota segura en muchos espacios vitales del país.

Finalmente Comandante dirija sus baterías a quien tiene que atacar con más fuerza al imperialismo, a la oligarquía local, a la derecha endógena, a los corruptos y a los burócratas, eso es bastante trabajo y cuenta con nuestra humilde ayuda.

lunes, 28 de julio de 2008

PCV: Si discutiendo no llegamos a acuerdo, no hay problema


UNION RADIO -(Tomado de UniónRadio)

El secretario general del Partido Comunista de Venezuela, Oscar Figuera, dijo que no habrá problemas si no se llega a acuerdos en la Alianza Patriótica con el Partido Socialista Unido de Venezuela en la búsqueda de candidaturas unitarias para las elecciones regionales del 23 de noviembre.

Sobre los planteamientos del primer mandatario nacional, quien dio ayer un ultimátum de una semana a la Alianza, Figuera recordó que “el presidente Chávez en su momento señaló que la Alianza Patriótica no es una alianza electoral, sino estratégica y en consecuencia no tiene porque sufrir ningún daño si no llegamos a acuerdos electorales”.

Agregó además el dirigente del Partido Comunista, que el presidente Chávez ha sido claro al manifestar que “si discutiendo el tema de las candidaturas no llegamos a acuerdo, no hay problema, que cada quien presente sus opciones y que sea el pueblo el que determine al final cual es la opción que merece el mayor apoyo popular”.

Figuera fue tajante al destacar que “estamos actuando sobre premisas que el líder del proceso ha señalado y en torno a las cuales, con coherencia, con caracterización del momento histórico y de la necesidad de sumar fuerzas hacia el movimiento popular revolucionario hacia la izquierda, el Partido Comunista de Venezuela está actuando”.

Cinco candidaturas propias

Figuera ratificó el apoyo a sus candidatos en cada una de las cinco gobernaciones en las que ha presentado su tarjeta como una opción para el electorado. Reiteró que su tolda espera avanzar en el camino revolucionario y acotó que mantienen sus opciones electorales para el venidero proceso del 23 de noviembre.

"En espacios de gobierno, para poder de verdad avanzar en la dirección revolucionaria, avanzar en la dirección del socialismo, en tal sentido ratificamos nuestras candidaturas a las gobernaciones donde el partido comunista ha presentado candidaturas, como son los casos de la gobernación del estado Sucre, con el camarada Carlos Amiche Padrón; a la gobernación del estado Delta Amacuro, con el dirigente indígena Amado Heredia; en el estado Yaracuy, con el camarada ingeniero agrónomo Eduardo Linares, en el Táchira con el camarada educador y legislador regional, Henry Ibarra; en el estado Trujillo con un amigo, que viene de las filas del PSUV, que es Octaviano Mejía y que nosotros hemos considerado importante apoyar", puntualizó.

Acotó Oscar Figuera que el Buró Político de la organización decidió "presentar a consideración del Comité Central las candidaturas de Manuel Arciniegas, por el estado Bolívar". Recordó que la candidatura de Manuel Arciniegas fue presentada por el Partido Patria para Todos y es apoyada por varias organizaciones regionales.

sábado, 26 de julio de 2008

Julio Mosquera: Inmadurez de la izquierda

Julio Mosquera: Inmadurez de la izquierda
Sábado 26 de julio de 2008
11:36 AM | Para Mosquera, un claro signo de inmadurez en la izquierda es que se vea como enemigo a un comunista y se sienta que se puede gobernar con Primero Justicia o Un Nuevo Tiempo.

Durante mis años de estudiante de secundaria y universitario nunca milité en ningún partido político. Sin embargo, participé activamente en la política. Fui miembro de centros de estudiantes y representante estudiantil a varias instancias, incluyendo órganos de cogobierno. Una de las cosas que más me llamó la atención de los partidos de izquierda es que tenían entre sus más odiados enemigos a algún otro partido de izquierda, mientras tenían buenas relaciones con partidos de derecha. Siempre consideré esa situación como signo de inmadurez política. Hoy en día pienso que además se debía a la falta de formación política.

En estos días han florecido, tal vez debido a las lluvias, los artículos criticando al PCV. En numerosos escritos se ataca sin miramientos a los comunistas y los dirigentes más destacados del PCV. Se hacen inventarios de los errores cometidos por la dirigencia del PCV. Se cuestiona que en tal o cual año el PCV no manifestó en contra de sultana o perencejo. Mientras tanto se desvía la atención de los verdaderos problemas políticos. Según la lógica anti-comunista en boga hoy en día, los enemigos de la Revolución Bolivariana no son los corruptos y oportunistas sino los comunistas. Los enemigos de la Revolución Bolivariana no son los fascistas que se están organizando para derrocar al gobierno sino los comunistas. Los enemigos de la Revolución Bolivariana no son los partidos de derecha que se están reagrupando para vencer a los candidatos de la revolución en las venideras elecciones sino los comunistas. Los enemigos de la Revolución Bolivariana no son la falta de claridad política de ciertos dirigentes y el pragmatismo sino los comunistas. Los enemigos de la Revolución Bolivariana no son los ineptos que ocupan cargos de relevancia en el gobierno sino los comunistas. La lista sería muy larga. Un claro signo de inmadurez en la izquierda es que se vea como enemigo a un comunista y se sienta que se puede gobernar con Primero Justicia o Un Nuevo Tiempo. Hay quienes preferirían tener de aliados a los sifrinos, a los gordos de Primero Justicia que a los comunistas. El anti-comunismo está vivito y coleando, de derechas y de izquierda. No cesa. En conclusión, el PCV no es el enemigo, ni los comunistas. Busquen los enemigos de la revolución en otra parte.

tomado de Cadena global

martes, 22 de julio de 2008

Jornada Muralista en Carabobo
































Militantes del partido Comunista y su Juventud, en el marco de la campaña propagandista de los comunistas en el estado, en la linea trazada de la ofensiva anti-imperialista e impulso del poder popular , realizarón el pasado Domingo 20 de julio ,en la entrada de la Universidad de Carabobo un mural de mas de 50 metros cuadrados.

adelante camaradas, sin amedrentarse antes las amenazas y los ataques, junto a los trabajadores por el socialismo.
(prensa comite regional)

domingo, 20 de julio de 2008

En Honor a un Gran Comunista Erich Honecker


Tributo a Erich Honecker
No es extraño que 29 años después del triunfo sandinista y 14 años después de su muerte,se le recuerde con cariño y agradecimiento en Nicaragua,la tierra a la que tanto cariño internacionalista brindo Tributo a Erich Honecker
No es extraño que 29 años después del triunfo sandinista y 14 años después de su muerte,se le recuerde con cariño y agradecimiento en Nicaragua,la tierra a la que tanto cariño internacionalista brindo

El pasado sábado día 19, se cumplieron 29 años del triunfo de la revolución sandinista en Nicaragua. Como todos los años, no han faltado las celebraciones y los recuerdos a esa generación de nicas que expulsaron al asesino Somoza del poder, instauraron un gobierno popular y empezaron, con más errores que aciertos la via al socialismo nicaragüense. Los que por razones de edad, conocimos aquellos años, recordamos el entusiasmo con que vivíamos las noticias que venían de Nicaragua, la esperanza en que la revolución se extendiese a Guatemala y El Salvador y la tristeza al saber de los crímenes que la llamada Contra realizo con toda impunidad, con el apoyo logístico y la financiación de los Estados Unidos.

Fueron decenas de miles los jóvenes nicas que murieron defendiendo la revolución, a manos de unos asesinos, que su única intención era matar jóvenes, sabotear la economía y en definitiva, hacer ingobernable el pequeño país centroamericano y vencer por agotamiento a una población que estaba cansada de guerra. Lo consiguieron, desgraciadamente, y una tal Violeta Chamorro, desalojo al Frente en una noche electoral de infausto recuerdo.

El criminal de guerra, Ronal Reagan, actor mediocre, pero excelente asesino, hostigo desde el primer día a los contras y es triste contemplar como este matarife, murió en la tranquilidad de su casa, años después, sin haber pasado por un tribunal internacional, que juzgase sus muchos crímenes. Así se escribe la historia, llena de sinsabores como este y flagrantes injusticias.

En aquellos años, tristes y de retroceso revolucionario a nivel mundial, desapareció la Republica Democrática Alemana, embullada por la Alemania capitalista, en un proceso de traición al socialismo sin precedentes protagonizado por la cúpula del PCUS y del resto de partidos comunistas del este europeo. Quienes sospechábamos que la militancia comunista de esos países estaba formada en su mayoría por oportunistas y arribistas, desgraciadamente pudimos comprobar que eso era cierto. Los que afirmábamos que los dirigentes comunistas del bloque soviético, tenían poco de comunistas y mucho de burócratas, a los que les importaba poco la ideología y mucho el mantenerse en el poder a cualquier precio, descubrimos que no estábamos equivocados.

Años después, hoy día, gran parte de ellos, siguen en el poder o manejando grandes empresas capitalistas, mangoneando la economía, cuando no asesinando a su propia población, como el mismísimo Putin, ex jefe de la KGB, matarife mayor de la vieja Rusia, en estos últimos años, ahora defendiendo el capitalismo. A esa estirpe de personas se defendió durante muchos años, desde la izquierda y a esa gente se le cedió la vanguardia de la lucha mundial por el socialismo, la tragedia de los comunistas no tuvo límites al descubrir, que clase de sinvergüenzas gobernaban en su mayoría aquellos países.

Pero la honestidad, la integridad de algunos de ellos, es de recordar también y de agradecer. Erich Honecker, fue el dirigente de la RDA, durante un buen número de años, y es una gozada leer sus memorias en la cárcel, recientemente publicadas en castellano.

Erch Honecker, fue un comunista integro, de pies a cabeza, un militante internacionalista y un hombre comprometido con el socialismo y el futuro de los pueblos, el primero el pueblo alemán, que gobernó durante muchos años.En aquellos años de la infamia, cuando el PCUS, decidió traicionar el comunismo, el tuvo claro, que la RDA, iba a seguir la senda socialista. No pudo ser, el destino del estado alemán, ya había sido decidido entre los rusos y los americanos, sin tener en cuenta para nada la opinión ni del gobierno ni del pueblo de la RDA. La RDA, hubiese podido seguir la senda socialista, había bases económicas, apoyo popular al socialismo suficiente y lo que es importante, voluntad de ello por un importante numero de dirigentes del partido. En vano, los soviéticos, decidieron, y la suerte estaba echada. Fue la URSS, la que traiciono y vendió a la Republica Democrática Alemana, y así hay que denunciarlo.

En su devenir como dirigente comunista, Honecker fue una referencia del internacionalismo y a la Nicaragua Sandinista, a la que nos hemos referido al principio, no le falto el apoyo entusiasta alemán. Honecker, fue un hombre comprometido con Nicaragua, pero también con Vietnam, Cuba, Angola y otros países que iniciaban la senda socialista y también sufrían el acoso imperialista.

Honecker, al final de su vida, tuvo que sufrir, la traición de Yeltsin, que lo entrego a las autoridades revanchistas de la nueva Alemania, sufrió cárcel, pero incluso de esa experiencia nos dejo una lección, y fue esa imagen puño en alto, delante del tribunal fascista que le juzgaba donde reivindicaba sus ideas comunistas y una vez mas, recriminaba al capitalismo su carácter de barbarie.

No es extraño, que muriese en Chile y es que los combatientes chilenos anti fascistas, que siempre contaron con su solidaridad y ayuda en la noche larga de Pinochet, supieron ser agradecidos y le brindasen cobijo en la tierra de Víctor Jara.

Tampoco es extraño, que hoy, 29 años después del triunfo sandinista y 14 años después de su muerte, se le recuerde con cariño y agradecimiento en Nicaragua, la tierra a la que tanto cariño internacionalista brindo.

Hombres como Erich Honecker, son los hombres que se echan en falta en estos días, hombres luchadores, comprometidos y honestos, hombres que cometieron errores, como no, pero que eran comunistas y revolucionarios, y a los que la humanidad siempre deberá recordar. Margot su viuda, recogió el homenaje del pueblo nica, Erich, siempre será una referencia obligada de los comunistas honestos de cualquier tendencia.

lunes, 14 de julio de 2008

La Revolución Bolivariana y la Ofensiva del Imperialismo




Luis R Delgado J

Una serie de acontecimientos sucedidos en las últimas semanas, llaman la atención acerca de la orientación estratégica de los procesos históricos que se están construyendo en el continente. Los reiterativos golpes propiciados a las FARC-EP, el despliegue de la IV Flota, la ofensiva separatista en Bolivia, la situación interna ecuatoriana (renuncia del presidente de la Asamblea Constituyente, etc.), la ofensiva de los grandes capitales agro-exportadores argentinos contra el gobierno, la conflictividad del gobierno colombiano con los países vecinos (Venezuela, Nicaragua y Ecuador) o desborde del Plan Colombia, el caso Antonini Wilson (el maletín billetuo), las reiterativas acusaciones del gobierno de EEUU a Venezuela por supuesto apoyo tácito al Narcotráfico, el impulso de la Nueva Política Económica (NEP) en Venezuela, son algunas de las situaciones que saltan a la vista en la más agresiva ofensiva del imperialismo en el continente en los últimos años.

Sin embargo, al mismo tiempo los máximos representantes de la derecha continental han sufrido diversos golpes importantes. El gobierno mexicano está cada vez más desacreditado por su política de desnacionalización de la industria petrolera, por el atropello a los derechos humanos, por su política servil a los EEUU, la cual tiene como última expresión el sospechoso Plan Mérida, eso sin contar que la victoria de Calderón fue producto de un fraude conocido por todos. En Colombia el gobierno por más acciones exitosas contra las FARC-EP no ha logrado tapar la realidad de la narco-parapolítica que salta por todos lados y afecta a las más cercanas esferas gubernamentales, la violación sistemática de los derechos humanos ha sido tan obvia que echó por tierra las aspiraciones de la firma del TLC con los norteamericanos, y la oposición democrática interna día a día crece y se fortalece. En Perú el gobierno de Alan García cuenta con una popularidad muy baja lo que le resta legitimidad sin lugar a dudas, hoy enfrenta una huelga general, y las manifestaciones contra sus nefastas políticas se incrementan diariamente. En Chile la Bachelet ha tenido que enfrentar duramente estudiantes, trabajadores y mujeres organizadas víctimas en diversas áreas por las políticas neoliberales que impulsa la Concertación. En Ecuador el Estado acaba de incautar más de 190 empresas incluyendo algunos medios de comunicación al grupo corporativo criminal ISAIAS. Y finalmente el pasado mes de abril el campo popular paraguayo triunfó con la candidatura presidencial de Fernando Lugo.

Vemos entonces que se han suscitado una serie de eventos importantes donde el imperialismo y la derecha continental por un lado, y los gobiernos progresistas y las fuerzas del campo popular por el otro, se han enfrentado enconadamente. Esto ha reflejado la magnitud de la lucha continental que hoy se está viviendo en América Latina y el Caribe, Lucha de Clases internacionalizada en el marco del nuevo contexto imperial Post-Guerra Fría, una confrontación que afecta las realidades nacionales de cada uno de los países que integran el conjunto, es decir, que tiene repercusiones importantes en las correlaciones de fuerza interna de cada uno de los procesos históricos en desarrollo.

Tanto el Imperialismo como las Fuerzas Progresistas y Democráticas han tenido sendas victorias y derrotas en la batalla desatada durante estos últimos meses, lo cual ha creado a mi entender un equilibrio crítico de fuerzas desplegadas en el continente que se expresa en una serie de acuerdos y aparentes virajes discursivos que pueden traer confusión sino se tiene en cuenta el contexto y las correlaciones de fuerzas internacionales descritas someramente.

No es que se haya suspendido la Lucha de Clases, o que el Imperialismo haya renunciado a sus pretensiones, o que las oligarquías se solidaricen con los pueblos o viceversa, se trata de un contexto donde estamos en presencia de un repliegue de las fuerzas contendientes, para la preparación de luchas futuras a nivel internacional, seguramente más decisivas. Todo parece indicar que cada gobierno de derecha o progresista se concentrará más en resolver sus conflictos internos, lo cual incluso se explica por la coyuntura electoral que experimentará los EEUU en los próximos meses.

Desde Venezuela estos acontecimientos se presentan de esta manera, hace unas semanas el Comandante Chávez dio la opinión que las FARC-EP debían renunciar a la lucha armada e incorporarse a la lucha política legal, a los días hizo el anuncio en un acto con la presencia del Gran Capital de las políticas de Reimpulso Económico, en estos días tendrá una reunión con el presidente colombiano Álvaro Uribe, incluso planteó la posibilidad de reiniciar la colaboración con los EEUU en el combate al narcotráfico.

Tal vez esto pudiese interpretarse como un viraje hacia la derecha, o como el desgaste de un Proceso Histórico (en todo caso la historia futura nos dirá que sucedió) tal como expreso Dieterich hace unas semanas, sin embargo creo que ninguna de estas observaciones recoge la complejidad de la situación, me inclino más a pensar en un repliegue táctico producto de la delicada situación internacional presente, y producto de los retos internos que se avizoran como son las próximas elecciones regionales y locales del 23 de noviembre del presenta año.

En este sentido, con respecto a la NEP criolla se han hecho críticas desde posturas revolucionarias y comprometidas que teóricamente son correctas si las estudiamos desde una perspectiva crítica que tenga como horizonte una economía socialista, empero me parece que estas críticas llegan hasta el campo económico y no trascienden a la realidad política concreta, al escenario actual de la Lucha de Clases no solo en nuestro país sino a nivel continental.

Esto implica entender que todo lo que se haga en política debe ir precedido por un análisis de las correlaciones de fuerza, por una caracterización de la coyuntura, del momento actual, sin perder de vista el objetivo estratégico, y sin olvidar tampoco que una táctica errada nos lleva de forma ineluctable a una derrota estratégica sino rectificamos a tiempo.

Ya explicábamos sintéticamente algunos rasgos de la coyuntura internacional, ambos contendientes (el imperialismo y las fuerzas progresistas) se encuentran heridos y cansados, lo cual crea un tiempo donde las luchas bajan de intensidad, sin detenerse y sin perder los objetivos, lo cual debe quedar claro para no confundirnos.

Para concluir, en el caso venezolano (lo cual también vale en el resto de los procesos de avance del continente) no bastara con que aparezca un escenario internacional más prometedor para que avance la revolución hacia el socialismo autentico (una sociedad postcapitalista), hay un fenómeno estructural que es determinante para este desarrollo, las correlaciones de fuerza al interior del campo popular bolivariano, si las fuerzas revolucionarias no hegemonizan la Alianza Bolivariana, no avanzaremos al Socialismo; si las fuerzas bolivarianas siguen siendo dirigidas por el reformismo (no me refiero a Chávez, sino a la Vanguardia orgánica) el proceso venezolano si dará un viraje a la derecha en los próximos años; si la clase trabajadora no se organiza y dirige la revolución, no podemos ni debemos pedirle a la pequeña burguesía y la burguesía que rompa el espinazo del capitalismo en nuestro país.

jueves, 10 de julio de 2008

IMAGENES DE DE CONFERENCIA REGIONAL DEL PARTIDO COMUNISTA EN CARABOBO

















































El pasado 28 y 29 de junio del 2008 en nuestra sede regional ubicada en Valencia en la avenida Urdaneta con Manríquez se realizó nuestra conferencia regional que solvento importantisimos asuntos del partido y la región; a su vez se ratifico el apoyo a los Camaradas Mario Silva a la Gobernación del estado Carabobo y del ingeniero Edgardo Parra a la Alcaldia de Valencia.

Exitos camaradas y a continuar el trabajo revolucionario


miércoles, 9 de julio de 2008

El Presidente Chávez y las FARC: Estado y Revolución





James Petras
Rebelión


Traducido por Ulises Juárez Polanco y revisado por Caty R. Nota de Rebelion.org: Este texto fue escrito antes de la liberación de Ingrid Betancourt

Cuando el presidente de Venezuela, Hugo Chávez, pidió a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), que abandonasen la lucha armada y declaró que «la guerra de guerrillas pasó a la historia», seguía el rumbo que tomaron en el pasado muchos líderes revolucionarios.

Si nos remontamos al principio de la década de 1920, Lenin instó al naciente comunismo turco a sacrificar su independencia revolucionaria para apoyar a Ataturk; su sucesor, Iósif Stalin, animó a los comunistas chinos a subordinar su movimiento revolucionario al partido nacionalista liderado por Chiang Kai-shek. Mao Zedong dio prioridad a las coaliciones en las que el Partido comunista de Indonesia se sometía al liderazgo del dirigente nacionalista, el general Achmed Sukarno.


Durante los acuerdos de paz franco-indochinos de Ginebra en 1954, Ho Chi Minh aceptó la división del país e instó a los comunistas de Vietnam del Sur a que pusieran fin a la guerra de guerrillas y trabajaran para reunificar el país por medios electorales. En el nuevo milenio, Fidel Castro ha declarado que la «lucha armada es una cosa del pasado» y que, en las condiciones actuales, hay otras formas de lucha prioritarias.

Hugo Chávez ha pedido a menudo a los izquierdistas brasileños que apoyen el régimen social liberal del presidente Lula da Silva a pesar de su adopción de la economía de libre mercado en el Foro Social Mundial de 2002. También llamó a los movimientos sociales latinoamericanos para que apoyaran a una serie de regímenes pro capitalistas en América Latina, a pesar de su defensa de la inversión extranjera, los banqueros y los agro exportadores de minerales.

Estas experiencias de gobiernos revolucionarios, llamados radicales, que exhortan a sus colegas ideológicos a colaborar con regímenes no revolucionarios y abandonar la lucha, generalmente han tenido consecuencias desastrosas: el Kuomintang de Chiang Kai-shek traicionó al Partido comunista, masacró a la mayoría de sus trabajadores y los empujó a las montañas del interior. A la vista de todos, los comunistas indonesios legales y sus simpatizantes y familias sufrieron de 500.000 a un millón de muertes cuando un golpe de la CIA derrocó a Sukarno. Los comunistas de Vietnam del Sur que pretendieron participar en la política electoral fueron asesinados o encarcelados y, en última instancia, los que sobrevivieron se vieron obligados a volver a la lucha guerrillera clandestina.

Los regímenes electorales reformistas que llegaron al poder en América Latina han rescatado el capitalismo de las crisis de los años noventa, han desmovilizado a la izquierda y han abierto las puertas al resurgimiento de la derecha dura en casi todo el continente.

En el caso de Colombia, al parecer, la Venezuela del presidente Chávez optó por ignorar la experiencia anterior de las FARC de su intento de cambiar la lucha armada por la política electoral. Entre 1984 y 1989, miles de guerrilleros de las FARC abandonaron las armas y se adhirieron a la lucha electoral. Los candidatos que fueron elegidos congresistas, hombres y mujeres, fueron diezmados por los escuadrones de la muerte del ejército colombiano, los paramilitares y los ejércitos privados de la oligarquía. Asesinaron a más de 5.000 líderes y militantes de las FARC. ¿No es realmente sorprendente que Chávez los exhorte a adherirse al proceso electoral colombiano, el régimen más sangriento y el violador más feroz de los derechos humanos de la historia reciente?

Entonces, ¿por qué los líderes radicales que lideraron luchas armadas, una vez acomodados en sus despachos, piden a sus homólogos revolucionarios que abandonen la guerra de guerrillas y participen en procesos electorales en los que tienen posibilidades tan dudosas?

Se han dado varias explicaciones en diferentes momentos para explicar lo que aparece como un U-turn (cambio de sentido) político.

La explicación moral



Algunos críticos del U-turn explican el cambio debido a una «degeneración moral»: los líderes se convierten en autócratas burocráticos y sólo buscan consolidarse en el poder en sus propios países. Esta es la posición común adoptada por la izquierda, la oposición a las políticas de Stalin en lo que se refiere a las políticas rusas con respecto a la revolución china. Los defensores de la U-turn en China afirmaron que se trataba del reconocimiento de los «nuevos tiempos» y las «oportunidades objetivas» a escala mundial, y argumentaban que la aparición de la revolución anticolonial mundial tras la Segunda Guerra Mundial creó una simetría de objetivos entre nacionalistas y comunistas que evolucionaría con el tiempo hacia un estado no capitalista.

Esas frágiles alianzas condujeron a la división del régimen y a que surgieran regímenes de «hombres fuertes» de la extrema derecha, lo que sugiere que este argumento tenía una duración limitada. Aparecieron, y todavía siguen apareciendo, numerosas variaciones de las explicaciones de la política del U-turn, pero cualquier explicación histórica estructural tiene que contar con la diferencia entre un movimiento revolucionario camino del poder y un liderazgo revolucionario que ya lo tiene.

En el segundo caso, el estado revolucionario, generalmente, debe lidiar con un ambiente hostil, presiones militares e intervenciones, boicoteos económicos y aislamiento diplomático de los estados imperialistas y sus clientes. En este contexto, el régimen revolucionario o radical tiene una serie de opciones políticas para mejorar su posicionamiento internacional, que van desde el apoyo declarado a los movimientos de oposición radicales extranjeros hasta intentos de mostrar moderación, conciliación y acomodo de los asuntos imperiales. Hay muchos factores que influyen en la política exterior de los regímenes revolucionarios. Es probable que se aplique una política revolucionaria en los siguiente casos:

1) Los movimientos revolucionarios están en expansión y auguran un éxito temprano, ya sea en derrocar a clientes pro imperialistas o en poner en marcha un gobierno progresivamente favorable.

2) El régimen revolucionario ha llegado al poder, se enfrenta a una amenaza militar inminente para su consolidación y el resultado será «todo o nada».

3) El régimen revolucionario se enfrenta a un sólido bloque de oposición intransigente dirigido por potencias imperialistas que no muestran ninguna voluntad de negociar un acuerdo de convivencia ni están dispuestas a asumir ningún compromiso.

Por el contrario, los regímenes revolucionarios son más propensos a renunciar o minimizar los vínculos con movimientos revolucionarios extranjeros en caso de que:

1) No sean definitivas las posibilidades de mantener las relaciones diplomáticas y comerciales así como los intercambios e inversiones con los regímenes capitalistas.

2) Los movimientos radicales están en declive y pierden sus apoyos o son eclipsados por los partidos electorales que prometen el reconocimiento y mejores relaciones.

3) Los cambios socioeconómicos dentro del estado revolucionario evolucionan hacia un acomodo con inversionistas locales o extranjeros emergentes cuyo futuro crecimiento depende de la asociación con las elites empresariales extranjeras y una disociación de las fuerzas anticapitalistas radicales.

En la práctica, en diferentes tiempos y lugares, las dos posiciones polares se combinan de acuerdo con una serie de circunstancias atenuantes. Por ejemplo, el régimen revolucionario puede perseguir una posición de acomodo con grandes regímenes capitalistas económicamente importantes, mientras continúa apoyando movimientos revolucionarios en países capitalistas más pequeños y menos significativos.

En otros casos, el régimen revolucionario puede disociarse de los movimientos revolucionarios para diversificar sus mercados e intercambios y, al mismo tiempo, seguir expresando una «retórica revolucionaria» para consumo doméstico y para mantener las lealtades de los movimientos reformistas del extranjero.

La política exterior, revolucionaria o no, es una prerrogativa del cuerpo diplomático, que suele tener muchos profesionales que no tienen una postura revolucionaria y son remanentes de tiempos prerrevolucionarios. Su forma de entender la política exterior es recurrir a los vínculos y relaciones anteriores con sus homólogos de los países capitalistas y con las élites empresariales de su país. Por lo tanto, en general, están en constante «estado de negociación», inmunes a las dinámicas revolucionarias internas y procuran aumentar al máximo los lazos diplomáticos y reducir al mínimo las ligaduras externas con movimientos revolucionarios que comprometen sus relaciones cotidianas con los homólogos extranjeros.

Gobierno y partidos: La solidaridad y los «intereses de Estado»

Es posible imaginar una situación en la que un gobierno revolucionario lleve a cabo una política moderada de acomodo, mientras que el partido, partidos o movimientos revolucionarios que respaldan al gobierno expresen su solidaridad con partidos y movimientos revolucionarios del extranjero. Esto supone que el estado y el partido se apoyan mutuamente pero son independientes en cuanto a la política y la organización. Esta dualidad es posible si el partido decide sus políticas a través de sus propios foros de deliberación, consultando a sus miembros, y no es una «correa de transmisión» del estado y su poder ejecutivo.

Por desgracia, en la inmensa mayoría de los casos, el estado y el partido tienden a fusionarse, los líderes del partido y de los movimientos sociales de masas toman posiciones en el gobierno, los movimientos pierden su autonomía y se convierten en mecanismos para implementar las políticas estatales. Así, las maniobras diplomáticas del ministerio de Asuntos Exteriores invalidan los principios de solidaridad revolucionaria del partido y los movimientos, reduciéndolos a una retórica abstracta intrascendente.

Mientras que el estado post revolucionario tiene la responsabilidad cotidiana de velar por la seguridad, el empleo y el suministro de las prestaciones necesarias al pueblo y, por lo tanto, encontrar formas de lidiar con los regímenes existentes para lograrlo, los partidos y movimientos revolucionarios tienen como uno de sus principales objetivos la profundización y extensión de los cambios revolucionarios incluidos en sus programas.

En otras palabras, hay una tensión inevitable entre las «razones de Estado» y el «programa revolucionario» de los movimientos de masas. Con la consolidación del estado post revolucionario, la tendencia que predomina en la clase gobernante es la de estabilizar las relaciones exteriores. Esto incluye dos procesos: limitar al partido revolucionario a un apoyo moral a sus homólogos externos, y su desvinculación con los movimientos revolucionarios foráneos. La retórica revolucionaria, radical e internacional seguirá siendo un ritual en los aniversarios de victorias históricas, héroes revolucionarios y denuncias contra los agresores imperialistas inmediatos, mientras se firman todo tipo de acuerdos con los regímenes capitalistas. Cuando los países capitalistas establecen acuerdos diplomáticos, económicos o políticos con un régimen revolucionario, éste califica a sus nuevos socios de «progresistas» que forman parte de una nueva oleada de gobiernos «antiimperialistas» o «independientes». Lo más sobresaliente de estas nuevas definiciones de los socios capitalistas, económicos o diplomáticos, es que no se basan en ningún cambio estructural, de propiedad o de clase, ni siquiera en cualquier tipo de ruptura de relaciones con los países imperialistas. El cambio de la etiqueta política se produce casi exclusivamente como resultado de la política exterior del país con el régimen revolucionario.

Venezuela: la paradoja de los cambios revolucionarios y la política exterior conservadora

El gobierno de Chávez sigue una política practicada por la gran mayoría de los líderes revolucionarios o radicales anteriores que se enfrentaron a potencias imperialistas hostiles, adoptando políticas socioeconómicas radicales para debilitar a los aliados internos del imperio, mientras busca aliados diplomáticos externos entre regímenes capitalistas reformistas y hasta conservadores. Chávez ha respaldado al régimen neoliberal de Lula en Brasil (y ha exhortado a los movimientos sociales populares a hacer lo mismo), incluso cuando el ex líder sindical rebajó drásticamente las pensiones de los empleados públicos, impuso un pacto de estabilidad del FMI y favoreció a los agro exportadores de minerales antes que a los trabajadores rurales sin tierra.

Chávez también apoyó económicamente al régimen de Kirchner en Argentina por medio de la compra de bonos del Estado, incluso cuando dicho régimen se negó a impugnar las privatizaciones ilegales de la década de los 90, mantiene las desigualdades socioeconómicas del pasado y se ha negado a reconocer legalmente a la Confederación sindical independiente de los trabajadores argentinos (CTA). Para Chávez, el factor clave era la oposición de Argentina a una intervención estadounidense contra Venezuela y la negativa a integrarse en el ALCA, promovido por EEUU.

La política exterior de Chávez con respecto a Colombia, principal aliado político y militar de EEUU en la región, ha alternado la reconciliación y el rechazo dependiendo de las amenazas inmediatas a la soberanía venezolana. Los puntos de conflicto giran en torno a varias intervenciones flagrantes de Colombia en Venezuela: en 2006, el ejército colombiano secuestró, en el centro de Caracas, a un ciudadano venezolano de origen colombiano, representante de las relaciones exteriores de las FARC. Anteriormente, el ejército venezolano detuvo a 130 miembros de fuerzas paramilitares armadas colombianas en Venezuela, a menos de 100 kilómetros de la capital. Tras la detención, Venezuela suspendió brevemente las relaciones económicas, pero se renovaron poco después en una reunión amistosa tras un encuentro diplomático entre el presidente de los escuadrones de la muerte colombianos, Uribe, y Chávez.

Después, en 2008, cuando Chávez intentó mediar en una liberación de presos y abrir las negociaciones de paz entre las FARC y el régimen de Uribe, éste lanzó un ataque militar asesino contra el grupo negociador de las FARC establecido en la frontera de Ecuador. Frente a la ofensa de Uribe y su violación de la soberanía ecuatoriana en persecución de la guerrilla, Chávez se vio obligado a denunciar a Uribe, movilizar al ejército venezolano y presentar la cuestión ante la Organización de los Estados Americanos. Uribe lanzó una ofensiva diplomática argumentando que una computadora de la guerrilla, conseguida durante el ataque, contenía pruebas de la relación de Chávez con las FARC.

Posteriormente, Uribe y Chávez negociaron un acuerdo temporal, sobre la base de un mínimo entendimiento, por el que Uribe se abstendrá de futuros ataques militares transfronterizos. En este contexto de espadas en alto y tensiones diplomáticas, Chávez optó por denunciar públicamente a las FARC, poner una distancia entre su gobierno y la izquierda revolucionaria y pedir su desarme unilateral para ganarse la simpatía diplomática de Colombia, Europa y Estados Unidos. Claramente, Chávez creyó que podría apaciguar a Uribe para rebajar las amenazas a las fronteras de Venezuela y reducir las probabilidades de que Colombia otorgara a EEUU el uso de su territorio fronterizo como una base de lanzamiento para una invasión.

La decisión de Chávez estuvo profundamente influenciada por el debilitamiento político y militar de las FARC en los últimos cinco años, el avance del ejército colombiano y el cálculo de que la eficacia de las FARC como un contrapeso de Uribe iba en picado. En este contexto, Chávez probablemente consideró más importante la distensión diplomática con la Colombia respaldada por EEUU que cualquier solidaridad pasada o una futura recuperación táctica de las FARC. En términos generales, cuando los gobiernos revolucionarios perciben o se enfrentan a una situación de debilitamiento, movimientos revolucionarios derrotados en el exterior y crecientes amenazas políticas de las potencias imperialistas y sus satélites, es más probable que construyan puentes diplomáticos con regímenes centristas o de derecha. Para lograr el apoyo diplomático, la medida más natural para construir la confianza es sacrificar cualquier identificación con la izquierda radical, incluyendo el repudio público a cualquier iniciativa extraparlamentaria.

Desde las crisis económicas de los noventa, Cuba ha establecido estrechas relaciones económicas y diplomáticas con todos los estados de América Latina (incluida Colombia), se ha opuesto a todos los movimientos de guerrillas y ha renunciado a criticar a los regímenes de centroderecha, excepto a los que le atacan públicamente como sucedió con clientes de EEUU como el ex presidente Fox de México y su ex ministro de Exteriores Jorge Castañeda, un reconocido portavoz de la CIA y del exilio cubano en Miami.

Conclusión

Los dilemas de los gobiernos revolucionarios giran en torno al problema de administrar el estado, lo que implica maximizar las relaciones económicas y diplomáticas internacionales para desarrollar la economía y defender su seguridad en un orden mundial imperialista, mientras vive en concordancia con su ideología revolucionaria y solidaridad con los movimientos populares en el mundo capitalista. Los riesgos de la solidaridad disminuyen cuando nuevos regímenes de izquierda llegan al poder o ascienden los movimientos populares. Los riesgos son mayores cuando resurge y asciende la derecha.

El dilema es muy agudo, porque el estado revolucionario y el partido revolucionario están íntimamente ligados y así se identifican: el partido está dirigido por el presidente del estado y hay coincidencias a todos los niveles entre los oficiales y los miembros del gobierno y del partido, así como las actividades de los últimos reflejan las prioridades del gobierno. En los casos donde no hay un espacio independiente entre el estado y el partido, los movimientos diplomáticos necesarios para las políticas del día a día minan la posibilidad de que el partido (basado en sus principios y deliberaciones internas) pueda actuar independientemente en apoyo de sus homólogos internacionales. Por el contrario, la existencia de un partido revolucionario independiente, que apoya al estado pero tiene su propia vida interna, podría resolver el dilema al darle prioridad a la solidaridad de clase en su «política exterior». Al rechazar el rol de correa de trasmisión de la política exterior del gobierno, el partido revolucionario actuaría paralelo al estado, ejerciendo su oposición al imperialismo y a los enemigos de clase internos, pero sería independiente a la hora de elegir alianzas extranjeras y tácticas.

Dada la diferente composición de la burocracia y los cuerpos diplomáticos de la política exterior y de la base de masas radical del partido revolucionario, esta separación de estado y movimientos reflejaría las diferencias políticas y de clases inherentes entre un cuerpo diplomático formado bajo regímenes reaccionarios anteriores y acostumbrado a modos operativos convencionales y los activistas populares radicalizados, forjados en la lucha de clases y habituados a intercambiar ideas en foros internacionales con revolucionarios del exterior.

Los riesgos de dependencia diplomática de aliados capitalistas poco fiables y los frágiles acomodos temporales más arriesgados, tienen que equilibrarse con las ganancias de la solidaridad y el apoyo de partidos y movimientos de masa en la oposición comprometidos en políticas extraparlamentarias.

Original en inglés: http://petras.lahaine.org/articulo.php?p=1741&more=1&c=1

Ulises Juárez Polanco y Caty R. pertenecen a los colectivos de Rebelión, Cubadebate y Tlaxcala. Esta traducción se puede reproducir libremente a condición de respetar su integridad y mencionar al autor, al traductor y la fuente.


Las categorías marxistas y la definición de la globalización como fenómeno y forma actual del capitalismo




Iñaki Gil de San Vicente
Rebelión

La tesis fuerte que se defiende en este texto no es otra que la llamada "globalización" es sólo la forma actual del capitalismo. El modo de producción capitalista tiene unas características exclusivas que le diferencian cualitativamente de otros modos de producción anteriores, con algunos de los cuales mantiene en la actualidad relaciones de superioridad integradora y dominante; estas características, que son su contenido y esencia genético-estructural, a la fuerza e inevitablemente se expresan con formas y fenómenos exteriores pero dialécticamente unidos a los contenidos y a la esencia interior. A lo largo de la historia del modo de producción capitalista, cuyo parto data Marx en el siglo XVII, aunque se pueden rastrear las primeras contradicciones prenatales ya en los siglos XII-XIII, el capitalismo ha evolucionado en su forma y en su fenomenología, o si se quiere en su expresión histórico-genética, mientras que ha mantenido esencialmente iguales sus características cualitativas, su naturaleza genético-estructural.


El conocimiento básico de las categorías dialécticas de contenido y forma, y esencia y fenómeno, además de otras como ley, etc., este conocimiento es imprescindible para entender la evolución del capitalismo. Pongamos un ejemplo, mientras que la demagogia propagandística burguesa, en cualquiera de sus modas intelectuales y opciones políticas, insiste en la absoluta novedad y originalidad histórica de la globalización, diferenciándola cualitativamente de un "capitalismo" nunca definido con rigor teórico, desde nuestra parte se pregunta sobre cómo es posible entender que si a comienzos del siglo XX el 37% de la humanidad malvivía en la pobreza, a comienzos del siglo XXI esa masa de miseria, sufrimiento e hiperesplotación se haya agigantado hasta el 83%, y todos los estudios actuales mínimamente objetivos muestran su ciega e imparable tendencia al alza. Los intelectuales burgueses sólo pueden responder a esta tendencia alcistas innegable aduciendo que no tiene nada que ver con la globalización, es más, que sólo ésta puede detener primero y luego revertir ese aumento. Desde el marxismo que aquí asumimos, lo que ocurre es que el desarrollo capitalista está confirmando las terribles "profecías" realizadas por la mayoría de las corrientes socialistas del siglo XIX y muy especialmente las de Marx y Engels. Y ocurre que, desde este método de transformación de la realidad, la globalización es la forma actual de ese capitalismo.


El debate crucial gira sobre si existe o no un corte cualitativo entre la definición burguesa de globalización y el capitalismo. En este debate el uso de las categorías filosóficas añade otro factor de irreconciliabilidad entre el método transformador marxista y la ideología burguesa. Naturalmente, por método marxista nosotros entendemos el uso permanente de la dialéctica materialista realizado por los clásicos del marxismo, y muy especialmente su uso en la crítica de la economía política, que es lo que hicieron Marx y Engels. Semejante uso de la filosofía --la dialéctica hegeliana depurada de su idealismo y puesta sobre sus pies materialistas-- ha sido desde entonces objeto de iracundos ataques no sólo de la intelectualidad burguesa sino también reformista e incluso "socialista" y "marxista". Pero la dialéctica es imprescindible para entender y aplicar el método marxista. No es en modo alguno casual que Lenin advirtiera en su brillante e imprescindible Cuadernos filosóficos que: "es imposible comprender plenamente El Capital de Marx, y especialmente su primer capítulo, si no se ha estudiado y comprendido la entera Lógica de Hegel". Esta advertencia de Lenin también fue repetida casi literalmente por otros muchos marxistas entre los que destacamos a Lukács, y de otras muchas formas por una larga lista que no podemos exponer aquí.


La advertencia de Lenin y de otros marxistas clásicos fue realizada cuando todavía eran desconocidas obras fundamentales de Marx como, sobre todo para el caso que tratamos, los Grundrisse, obra básica que permite ahorrarnos muchos esfuerzos ya que en ella Marx nos enseña cómo ha aplicado genialmente la Lógica de Hegel al meollo de su crítica como es la mercancía, el tránsito del valor de uso al valor de cambio, la fetichización que ello origina y sus efectos, etc. La importancia de este primer capítulo es obvia y el propio Marx fue muy consciente de que al empezar con unas páginas tan densas y exigentes podía desanimar a muchos lectores de seguir con el estudio de su obra, pero daba tanta importancia al problema de la mercancía que se negó a hacer concesiones teóricas. La razón la iremos viendo conforme avancemos en la crítica del capitalismo en su fase actual, la globalizada. No podemos extendernos ahora en los problemas que ha causado la exigencia marxista de especial esfuerzo intelectual en el primer capítulo, para desentrañar la lógica dialéctica que lo estructura y que permite comprender la ley del valor-trabajo, aunque simplemente diremos que incluso intelectuales que se autoproclaman "marxistas" han propuesto posponer el estudio de este primer capítulo y empezar por el segundo, por el del proceso de cambio, o por otros.


Pero, ¿qué dice exactamente Marx? Veamos algunos puntos decisivos:


"A primera vista, parece como si las mercancías fuesen objetos evidentes y triviales. Pero, analizándolas, vemos, que son objetos muy intrincados, llenos de sutilezas metafísicas y de resabios teológicos. Considerada como valor de uso, la mercancía no encierra nada misterioso, dando lo mismo que la contemplemos desde el punto de vista de un objeto apto para satisfacer necesidades del hombre o que enfoquemos esta propiedad suya como producto del trabajo humano. Es evidente que la actividad del hombre hace cambiar a las materias naturales de forma, para servirse de ellas. La forma de la madera, por ejemplo, cambia al convertirla en una mesa. No obstante, la mesa sigue siendo madera, sigue siendo un objeto físico vulgar y corriente. Pero en cuanto empieza a comportarse como mercancía, la mesa se convierte en un objeto físicamente metafísico. No sólo se incorpora sobre sus patas encima del suelo, sino que se pone de cabeza frente a todas las demás mercancías, y de su cabeza de ,madera empiezan a salir antojos mucho más peregrinos y extraños que si de pronto la mesa rompiese a bailar por su propio impulso".


(...)"El carácter misterioso de la forma mercancía estriba, por tanto, pura y simplemente, en que proyecta ante los hombres el carácter social del trabajo de éstos como si fuese un carácter material de los propios productos de su trabajo, un don natural social de estos objetos y como sí, por tanto, la relación social que media entre los productores y el trabajo colectivo de la sociedad fuere una relación social establecida entre los mismos objetos, al margen de sus productores".


(...) "Si los objetos útiles adoptan las formas de mercancías es, pura y simplemente, porque son productos de trabajos privados independientes los unos de los otros. El conjunto de estos trabajos privados forma el trabajo colectivo de la sociedad. Como los productores entran en contacto social al cambiar entre sí los productos de su trabajo, es natural que el carácter específicamente social de sus trabajos privados sólo resalte dentro de este intercambio. También podríamos decir que los trabajos privados sólo funcionan como eslabones del trabajo colectivo de la sociedad por medio de las relaciones que el cambio establece entre los productos del trabajo y, a través de ellos, entre los productores. Por eso, ante estos, las relaciones sociales que se establecen entre sus trabajos privados aparecen como lo que son; es decir, no como relaciones directamente sociales de las personas en sus trabajos, sino como relaciones materiales entre personas y relaciones sociales entre cosas".


(...) "Lo que ante todo interesa prácticamente a los que cambian unos productos por otros, es saber cuántos productos ajenos obtendrán por el suyo propio, es decir, en qué proporciones se cambiarán unos productos por otros. Tan pronto como estas proporciones cobran, por la fuerzas de la costumbre, cierta fijeza, parece como si brotasen de la propia naturaleza inherente a los productos del trabajo (...) Y hace falta que la producción de mercancías se desarrolle en toda su integridad, para que de la propia experiencia nazca la conciencia científica de que los trabajos privados que se realizan independientemente los unos de los otros, aunque guarden entre sí y en todos sus aspectos una relación de mutua interdependencia, como eslabones elementales que son de la división social del trabajo, pueden reducirse constantemente a su grado de proporción social, porque en las proporciones fortuitas y sin cesar oscilantes de cambio de sus productos se impone siempre como ley natural reguladora el tiempo de trabajo socialmente necesario para la producción, al modo como se impone la ley de la gravedad cuando se le cae a uno la casa encima. La determinación de la magnitud de valor por el tiempo de trabajo es, por tanto, el secreto que se esconde detrás de las oscilaciones aparentes de los valores relativos de las mercancías".


(...) "La reflexión acerca de las formas de la vida humana, incluyendo por tanto el análisis científico de ésta, sigue en general un camino opuesto al curso real de las cosas. Comienza post festum y arranca ,por tanto, de los resultados preestablecidos del proceso histórico. Las formas que convierten a los productos del trabajo en mercancías y que, como es natural, presuponen la circulación de éstas, poseen ya la firmeza de formas naturales de la vida social antes de que los hombres se esfuercen por explicarse, no el carácter histórico de estas formas, que consideran ya algo inmutable, sino su contenido. Así se comprende que fuese simplemente el análisis de los precios de las mercancías lo que llevó a los hombres a investigar la determinación de la magnitud del valor, y la expresión colectiva en dinero de las mercancías lo que les movió a fijar su carácter valorativo. Pero esta forma acabada del mundo de las mercancías --la forma dinero--, lejos de revelar el carácter social de los trabajos privados y, por tanto, las relaciones sociales entre los productores privados, lo que hace es encubrirlas.


Estas formas son precisamente las que constituyen las categorías de la economía burguesa. Son formas mentales adoptadas por la sociedad, y por tanto objetivas, en que se expresan las condiciones de producción de este régimen social de producción históricamente dado que es la producción de mercancías. Por eso, todo el misticismo del mundo de las mercancías, todo el encanto y el misterio que nimban los productos del trabajo basados en la producción de mercancías se esfuman tan pronto como los desplazamos a otras formas de producción".


Leyendo estas citas del primer capítulo de El Capital comprendemos no sólo la importancia que Lenin, Lukács y otros marxistas daban al conocimiento de la filosofía dialéctica sino, fundamentalmente, las razones por las que la burguesía y el reformismo han rechazado desde el primer instante ese capítulo en el su autor realiza una crítica total del modo de producción capitalista y de las categorías burguesas. Ese capítulo no critica sólo la economía capitalista sino la totalidad material y simbólica basada en la producción de mercancías. Pues bien, como veremos, la naturaleza de la globalización como fase actual del capitalismo se puede comprende perfectamente desentrañando el contenido del famoso y vital primer capítulo.


1.- EL MÉTODO MARXISTA Y SUS CATEGORÍAS:


Uno de los grandes méritos del marxismo ha sido y es el de saber integrar en su cuerpo teórico lo mejor de los pensamientos y prácticas de lucha de cada época, aunque no fueran revolucionarios e incluso fueran exclusivamente democraticistas. La majestuosa e impresionante praxis de la inmensa mayoría de marxistas, empezando por los propios Marx y Engels, se sustenta entre otras cosas en esa capacidad de integración de diferentes pensamientos y prácticas dentro de un cuerpo teórico cualitativamente superior. Y al contrario, uno de los signos de su degeneración ha sido y es el rechazo dogmático a cualquier aportación exterior enriquecedora. La base última que sostiene dicha capacidad de integración no es otra que la teoría general del materialismo histórico y, en el tema que ahora nos concierne --el debate sobre la globalización-- la teoría particular del modo de producción y sus expresiones en las diversas formaciones económico-sociales.


Es obvio que los marxistas clásicos no pudieron ni quisieron desarrollar todas las conexiones entre el materialismo histórico y las fundamentales problemáticas prácticas y teóricas que surgían en sus épocas por diversos factores que ahora no podemos exponer con detalle pero que sí debemos sintetizar, al menos, en tres grandes razones: una, que la realidad y los hechos, la práctica social en suma, siempre va por delante de la teoría y de los pensamientos y que sólo, únicamente, cuando la teoría se convierte en fuerza material al arraigar en la conciencia de las masas, sólo entonces, la teoría puede marchar a la misma velocidad de los hechos; otra, que las condiciones de opresión y explotación que sufrieron los marxistas clásicos --debido precisamente a no renunciar a serlo-- limitaron las posibilidades de desarrollo teórico y, última, que por ser marxistas optaron decididamente por desarrollar con más intensidad todo lo relacionado directamente con la lucha contra el capitalismo en sus puntos esenciales y urgentes, dejando para después otras cuestiones que ahora nos parecen importantes pero que entonces no lo eran tanto.


Soy de los que opina que aquellos marxistas acertaron plenamente en dar prioridad a la práctica sobre la teoría y, a la vez, dialécticamente, a supeditar los problemas secundarios a los que la práctica definía como prioritarios. Ahora bien, por esa misma dialéctica siempre se caracterizaron por dejar siquiera apuntadas algunas investigaciones teóricas sobre los problemas entonces secundarios, como si supieran que dentro de lo secundario siempre hay una parte de lo prioritario. Y ciertamente lo sabían porque, como he intentado explicar, al ser capaces de integrar lo mejor del pensamiento humano también habían estudiado profundamente las diversas corrientes filosóficas y la evolución de la dialéctica idealista como la mejor metodología de pensamiento hasta entonces desarrollada. Así comprendemos porqué y para qué exploraron con mayor o menor intensidad tantos y tantos problemas en apariencia desligados unos de otros. Lo hacían porque el método que habían desarrollado exigía no sólo el estudio del tema concreto que les preocupaba sino obligatoriamente también sus relaciones con otros problemas, su evolución histórica y sus tendencias previsibles de futuro. De esta forma, por la exigencia interna del método, aportaban un montón de sugerencias, propuestas, líneas de investigaciones posterior, etc., que no eran sino otras tantas puertas abiertas para exploraciones ulteriores en esas direcciones y, sobre todo, dejaban un sistema coherente de la totalidad del problema aunque desarrollaran más o menos determinadas facetas suyas debido a las exigencias imperiosas de la lucha revolucionaria.


Comprenderemos mejor lo que decimos si nos detenemos un instante en los cinco grandes bloques en y de los que los marxistas clásicos profundizaron y aprendieron. Uno, las experiencias practicas de las luchas de las masas oprimidas y explotadas, de las mujeres, naciones y pueblos, clases trabajadoras en todas sus plasmaciones, clases artesanales y pequeño-burguesas, etc., no solamente en la sociedad capitalista sino también en las precapitalistas, de modo que disponían de una impresionante base de información histórico-práctica extraída de las mismas luchas y de la crítica radical de la historiografía burguesa. Dos, el estudio crítico de las teorías políticas de su época, burguesas o no, de sus formas de organización y de sus propuestas, de modo que disponían de una visión muy amplia de lo que se estaba cociendo de todas las clases sociales. Tres, el estudio permanente de las diversas teorías económicas, desde los clásicos y los vulgares estudiados por Marx hasta los dogmáticos que fueron incapaces de ver los cambios que propiciaron el desarrollo del imperialismo desde finales del siglo XIX y comienzos del XX, de manera que la crítica marxista iba siempre por delante de la economía política burguesa. Cuatro, el estudio de la filosofía, cultura y ciencia contemporánea con especial atención a la dialéctica y a la materialidad de la praxis humana, ambos confirmados permanentemente por los avances científicos, ciencia que los marxistas tampoco sacralizaban y siempre la insertaban en las contradicciones sociales y, último, cinco, la recuperación y actualización de buena parte de de los ideales éticos, de la libertad sexual y de otro modelo de vida opuesto al capitalista y ya enunciados brumosamente en algunas corrientes del socialismo utópico y de las utopías, milenarismos, comunalismos e igualitarismos precapitalistas.


No hace falta decir que, por un lado, el orden de exposición es aleatorio pues cada autor los estudiaba según sus necesidades y problemas, pero los cinco se pueden apreciar visiblemente en las tres generaciones de marxistas clásicos; y, por otro lado, es innegable la historicidad enriquecedora de esos estudios en la medida en que las generaciones posteriores podían conocer con más rigor y exactitud los logros y las deficiencias de las precedentes, criticando y desarrollando sus logros. Un ejemplo lo tenemos en Lenin, que como perteneciente a la segunda generación de marxistas, sólo pudo apreciar en Marx y Engels tres de los cinco componentes citados --economía, política y filosofía-- aun cuando él mismo estudió con más o menos interés los cinco bloques citados, y otros secundarios en los que no podemos extendernos. Es innegable que con el tiempo iremos descubriendo más conexiones de los clásicos con lo mejor del pensamiento de su época. El mismo Lenin era muy consciente de la historicidad creativa del método marxista y la expresó así en sus apuntes personales Sobre la dialéctica:


"La identidad de los contrarios (quizá fuese más correcto decir su "unidad" --aunque la diferencia entre los términos identidad y unidad no tiene aquí una importancia particular. En cierto sentido ambos son correctos) es el reconocimiento (descubrimiento) de las tendencias contradictorias, mutuamente excluyentes, opuestas, de TODOS los fenómenos y procesos de la naturaleza (incluso el espíritu y la sociedad). La condición para el conocimiento de todos los procesos del mundo es su "automovimiento", en su desarrollo espontáneo, en su vida real, es el conocimiento de los mismos como unidad de contrarios. El desarrollo es la "lucha" de los contrarios. Las dos concepciones fundamentales (¿o dos posibles?, ¿o dos históricamente observables?) del desarrollo (evolución) son: el desarrollo como aumento y disminución , como repetición, y el desarrollo como unidad de contrarios (la división de una unidad en contrarios mutuamente excluyentes y su relación recíproca).


En la primera concepción del movimiento, el automovimiento, su fuerza IMPULSORA, su fuente, su motivo, queda en la sombra (o se convierte a dicha fuente en externa: Dios, sujeto, etc.). En la segunda concepción se dirige la atención principal precisamente hacia el conocimiento de la fuente del "AUTO"-movimiento.


La primera concepción es inerte, pálida y seca. La segunda es viva. SOLO ella proporciona la clave para el "automovimiento" de todo lo existente; sólo ella da la clave para los "saltos", para la "ruptura de la continuidad", para la "transformación en el contrario", para la destrucción de lo viejo y el surgimiento de lo nuevo".


Las implicaciones teóricas y prácticas que se extraen tanto de la síntesis de esos cinco bloques del pensamiento humano, más los que se han ido integrado posteriormente como, por ejemplo, la ecología --que continúa y confirma al método dialéctico materialista-- o la epistemología de género --que mejora y amplia los fundamentos del materialismo histórico--, o la crítica del neutralismo cientifista --que nos retrotraen a las reflexiones soviéticas de los años veinte--, etc., desbordan con mucho los objetivos de esta exposición así que sólo podemos dedicarnos ahora a dos capítulos decisivos para entender la globalización, como son, uno, el de las contradicciones inherentes al capitalismo y, otro, el que el capital no es una cosa estática e inmóvil que se reduce a los bienes y ahorros de individuos aislados, los burgueses, sino una relación social que está en permanente evolución y movimiento.


La síntesis de ambos bloques, desde el método que hemos intentado exponer, es que al capitalismo le es inherente la lucha de clases y que la lucha de clases --además de las luchas feministas, nacionales, etc.- es un componente interno, genético-estructural, del capitalismo. No existe una economía separada de una política, etc., y todas ellas separadas a su vez de la lucha de clases, ni a la inversa. El capitalismo es una totalidad concreta en movimiento en la que sus diversos componentes evolucionan en su forma y en su fenomenología según la evolución de la totalidad, pero, a su vez, también influyendo en esa totalidad. Desde esta perspectiva, la típica y tópica acusación al marxismo de supeditar mecánicamente la superestructura ideológica, política, cultural y demás a la infraestructura económica es, además insostenible, una demostración de ignorancia o mala fe, o ambas cosas a la vez. Son tantos los textos marxistas que analizan situaciones sociales históricamente determinadas, aplicando esa ágil y esclarecedora dialéctica de la totalidad concreta, que es a todas luces insostenible mantener ese tópico.


La lucha de clases es un componente interno al capital en cuanto conjunto de relaciones sociales. No es algo externo y que influye desde fuera, sino una fuerza antagónica e irreconciliable que palpita abierta o solapadamente en todas y cada una de las decisiones del capital. Es imposible entender el capitalismo y por tanto la mercancía y el dinero sin la lucha de clases. Pero la lucha de clases es, a su vez, mucho más que la lucha economicista y sindical por esa cosa que llaman "salario justo" --para Marx y los marxistas es imposible el "salario justo" pues de por sí, en sí mismo, en su esencia, todo salario es injusto, es expresión de las relaciones de explotación, dominación y opresión, es por tanto una injusticia, y si lo prioritario y estratégico es la lucha contra la dictadura del salario, lo secundario y táctico es la lucha por un "salario lo menos injusto posible"--; también es más que la lucha política para la destrucción del Estado burgués. La lucha de clases es el conjunto de enfrentamientos irreconciliables entre el Capital y el Trabajo. Quiere decir esto que es la totalidad de la existencia social la que vive ese enfrentamiento y participa en mayor o menor medida en él.


En el polo del Trabajo, aunque la clase trabajadora es su componente central, no hay que olvidar ni a la masa asalariada en sí misma ni a otras colectividades humanas que son explotadas por el Capital para aumentar sus beneficios. Desde la perspectiva del materialismo histórico, tanto la explotación sexo-económica de la mujer como la explotación y opresión nacional de pueblos enteros, tienen el objetivo de aumentar directamente los beneficios de la clase patriarco-burguesa y nacionalmente opresora, todo lo cual, en última instancia, está destinado a aumentar la acumulación capitalista. Por eso, en la teoría marxista de la crisis revolucionaria, esta se produce cuando el Trabajo ha adquirido y sintetizado todas las opresiones materiales y simbólicas inherentes al capitalismo, cuando la lucha de clases común y corriente --económica, política e ideológico-cultural-- se eleva a lucha revolucionaria de un pueblo trabajador por su independencia socialista y antipatriarcal. Un componente imprescindible para que la crisis llegue a ser revolucionaria es que el contexto socioeconómico esté gangrenado por la crisis estructural en la que la ley de caída tendencial de la tasa de beneficios absorbe y cohesiona a las crisis de sobreproducción y subconsumo y de desproporcionalidad entre las diferentes esferas de producción.


2.- ESENCIA Y CONTENIDO DEL CAPITALISMO:


El Capital es movimiento de autoexpansión y autovaloración porque sin ese movimiento sería vencido por el Trabajo, que también es movimiento pero opuesto frontalmente. El movimiento del Capital surge del hecho simple de que su objetivo es la producción de mercancías y su venta, lo que le exige además de la explotación del Trabajo también la permanente revolucionarización de sus condiciones de existencia en busca de una mayor acumulación. Pero, además, es movimiento porque llega un momento en el que la propiedad privada de los medios de producción no sólo enfrenta al Capital con el Trabajo sino que enfrenta también, dentro del Capital, a los diversos capitalistas propietarios para crecer unos a costa de otros. El movimiento del Capital no ceja tampoco porque la competencia a muerte por el beneficio es una característica objetiva y quien pierde competitividad y frena y detiene su crecimiento, es devorado por otros capitalistas. En síntesis, este impulso irracional de supervivencia egoísta es el que sostiene el movimiento hacia la acumulación ampliada del Capital. En todas y cada una de estas situaciones está presente la lucha del Trabajo y el fantasma del Comunismo.


El movimiento del Capital obedece a leyes evolutivas en las que abrumadoramente dominan las fuerzas irracionales e incontrolables sobre los racionales y controlables. Un ejemplo sencillo y escueto nos sintetiza esta tragedia: si todo el mundo consumiera y gastase anualmente la misma masa de materia y de energía que consumen los EEUU, entonces necesitaríamos para sobrevivir el contenido material de tres planetas llamados Tierra. Este irracionalismo suicida responde a causas objetivas porque la fuerza que impulsa la concentración y centralización de capitales sólo puede imponerse por medio de la destrucción no sólo de las empresas absorbidas sino también del Trabajo y de la naturaleza, aunque ello origine luego un aumento más o menos espectacular de la productividad del trabajo. La desaparición de medianos y pequeños empresarios y grandes masas de campesinos y artesanos, sólo puede llevar al aumento de la población que vive de la venta de su fuerza de trabajo por un salario, es decir a la asalarización creciente de la población mundial independientemente de la cuantía del salario cobrado.


Crece así la moderna esclavitud asalariada, esclavitud moderna que se hace palpable cuando se comprueba que casi la práctica totalidad de esos esclavos asalariados nunca podrán dejar de serlo y acumular lo suficiente como para montar su propia empresa y convertirse en pequeños empresarios. Uno de los impedimentos objetivos que lo impiden, tal vez el más importante, es que nunca llegan a ahorrar lo suficiente como para satisfacer el permanente incremento de la composición orgánica de capital, es decir, el hecho demostrado de que las máquinas son cada vez más caras y cara vez hay que modernizarlas o cambiarlas con más rapidez y menos tiempo de uso, lo que multiplica los gastos y las incertidumbres en la continuidad del nuevo pequeño negocio. Pero si este obstáculo es casi infranqueable más lo es luego el hecho de que los beneficios tienden a la baja por lo que el empresario ha de endurecer la explotación y/o ha de acelerar la innovación tecnológica, aumentando así el gasto en máquinas e instalaciones, o sea, aumentando la composición orgánica de capital.


Al final de este proceso, y al principio del mismo proceso pero a una escala superior, nos encontramos con el terrible fenómeno de que la producción capitalista es realizada por la inmensa mayoría de la población, sea trabajadora o no pero sí perteneciente objetivamente al Trabajo, y queda en manos de la inmensa minoría propietaria de los medios de producción. Por mucho que la propaganda apologética del capitalismo quiera ocultar esta ley de la socialización objetiva de la producción, lo único que lograr es retrasar su brutal aparición material en los momentos de crisis, cuando la inmensa mayoría de la gente comprueba que sólo tiene unos ridículos salarios de miseria para sobrevivir, mientras la reducida clase dominante planetaria se enriquece a extremos inconcebibles. Pero la socialización objetiva de la producción --que es uno de los secretos sobre los que descansa la globalización al desarrollar lo que Marx definió de varios modos, por ejemplo, "fuerza de trabajo social", "trabajador colectivo", etc.,-- exige férreamente que se desenvuelvan determinadas contradicciones inherentes como son, una, el hecho de que cada empresa ha de buscar su racionalidad productiva interna pero desear el hundimiento y la ruina de la empresa de al lado, o si se quiere la contradicción entre la racionalidad parcial y la irracionalidad global exigida por la competencia mercantil y la propiedad privada.


Esta contradicción se transforma en otra más dañina aún ya que, por su ciego movimiento, el Capital debe multiplicar y revolucionar permanentemente las fuerzas productivas pero a la vez, ineluctablemente, los capitalistas individuales deben limitar el consumo social medio de sus esclavos asalariados para aumentar su beneficio privado. De este modo, la contradicción entre la expansión de las fuerzas productivas que el Capital como relación social impulsa para su acumulación ampliada y la necesidad de controlar el consumo y aumentar la explotación por parte de los capitalistas individuales, esta contradicción termina tarde o temprano azuzando las crisis periódicas. Hay que decir, en contra de lo que se cree, que el consumismo de baja calidad de las clases oprimidas tiene muy pocos efectos determinantes tanto en el surgimiento de la crisis como en la salida de ella, pues lo decisivo en el capitalismo es la producción de medios de producción y no la producción de medios de consumo improductivo aunque en determinados momentos y sobre todo para objetivos político-ideológicos de alienación, control social, manipulación, desunión y debilitamiento de la conciencia del Trabajo, en estos y otros casos, el Capital impulsa el consumismo compulsivo de baja calidad por parte de las masas.


Por último, la ley de la socialización objetiva de la producción genera también la contradicción entre la tendencia a la expansión exponencial de la ciencia y de la técnica y, opuestamente, su control dilapidador, su cualificación burguesa y descualificación humana, su degeneración no en factores de liberación de la penuria y reducción del tiempo de trabajado alienador sino de multiplicación de la explotación y del poder opresor. Esta contradicción entre la capacidad creativa del conocimiento humano y la miseria reaccionaria del poder tecnocientífico capitalista, surge de la misma naturaleza genético-estructural del sistema de producción de mercancías, que en cuanto tal, ha convertido al conocimiento humano y por ende a la naturaleza, por cuanto soporte material envolvente del conocimiento, en simple mercancía. El conocimiento humano y la naturaleza que es su elemento han dejado de ser valores de uso y han sido desvirtuados a simples valores de cambio.


Desde sus primeras obras, Marx insistió en la dialéctica antagónica entre el progreso y la reacción, pero utilizando una definición de progreso irreconciliablemente opuesta al progreso burgués. La dialéctica entre progreso, en sentido marxista, y reacción nos permite comprender la esencia y el contenido del capitalismo como sistema de producción capaz de superar a los anteriores pero a la vez, simultáneamente, capaz de hundir a la humanidad en una miseria cualitativa y cuantitativamente peor a las anteriores. Esta dialéctica, incomprensible para la ideología burguesa, también nos permite comprender las características de la globalización como fenómeno y forma actual del capitalismo mundial. Desde sus primeras obras Marx denunció implacablemente la "civilización" burguesa y su "progreso" que no es sino miseria y retroceso para las masas humanas. La dialéctica entre progreso --lucha revolucionaria por la superación histórica del régimen basado en la mercancía y en el valor de cambio-- y reacción --lucha contrarrevolucionaria por la defensa histórica de la propiedad privada y la mercancía-- recorre toda la obra de Marx e incluso más abiertamente en la de Engels, aunque con menos brillantez teórica.


Uno de los primeros rechazos frontales que sufrió el marxismo, y que se repiten desde entonces, consiste en negar esa dialéctica y sus efectos, sobre todo la ley de la depauperación de las masas trabajadoras. Ahora no podemos entrar a una exposición de esta ley que, como dialéctica que es en sí misma, relaciona la depauperación absoluta con la relativa dentro de la permanente lucha de clases. La globalización, lo mismo que la "nueva economía", y anteriormente el "nuevo orden mundial", y el neoliberalismo, y otras definiciones empleadas para legitimar formas y fenómenos sin relacionarlos con la explotación, es utilizada como nueva y definitiva solución contra el hambre, la miseria y la catástrofe ecológica. Estas grandes y abstractas palabras que sirven para todo, tienen la ventaja de que resulta muy difícil llenarlas de contenido porque el sistema burgués de contabilidad está diseñado para ocultar las lágrimas y los llantos, para ocultar la explotación y para desvirtuar la realidad haciendo creer a la gente que vive en un mundo ficticio, el de la propaganda oficial, mientras que el mundo real y objetivo es sólo una invención de los comunistas y revolucionarios.


Como no podemos entrar ahora a una crítica del sistema contable burgués, profusamente empleado por los "informes" del FMI, BM, OMC, grandes conglomerados transnacionales e incluso algunos estudios de la ONU, vamos a referirnos a un estudio de la CIA norteamericana sobre el futuro próximo de humanidad. Según la CIA, para el año 2015 la población mundial habrá subido de los 6,1 mil millones actuales a 7,2 mil millones, de los cuales el 95% vivirá en países subdesarrollados. El agua dulce escaseará en Oriente Medio, Africa Central, Sudeste asiático y norte de China. Los bosques tropicales seguirán reduciéndose y desaparecerán los pantanos y corales. La contaminación del agua y de los mares continuará creciendo y los océanos se calentarán al igual que la atmósfera, aumentando la desertización y los bruscos cambios climáticos. Subirá las aguas y se anegarán grandes zonas. Aunque se producirá comida suficiente el hambre y la malnutrición prevalecerán por las pésimas infraestructuras, problemas políticos, pobreza crónica, etc. El desarrollo tecnológico permitirá que las mafias, los terroristas, los países "irresponsables" y conflictivos, etc., accedan a armas más destructoras. En estas condiciones, la economía globalizada será positiva y dará estabilidad pero sus beneficios no llegarán o llegarán muy atenuados a Africa y Latinoamérica que seguirán hundiéndose. También en otras partes del plantea, muchos países padecerán "democracias frágiles" ante los problemas crecientes de modo que en Rusia, China, Corea del Norte, Irán, Irak y Oriente Medio, según la CIA, también aumentarás los desórdenes y las revueltas. Por tanto, EE.UU deberá erigirse en guardián de la "democracia".


No tenemos, realmente, ninguna dificultad en identificar en este estudio no sólo la confirmación actual de tantos análisis marxistas en épocas anteriores, sino también la lógica y los proyectos de las clases dominantes burguesas antes incluso de la fase imperialista. Para comprender esta continuidad --continuidad que en el método marxista es parte de la dialéctica de la discontinuidad-- hay que entender que la esencia del capitalismo está compuesta por sus propiedades y relaciones más estables y profundas, las que le diferencian de otros modos de producción en lo cualitativo, y las que se mantienen pese a los cambios y añadidos, también a la desaparición de componentes viejos, a lo largo de los decenios. Igualmente hay que comprender que el contenido capitalista es el conjunto de los procesos internos, esenciales, que en su desenvolvimiento perduran como totalidad concreta hasta que el capitalismo como esencia mercantil no sea superado por otro modo de producción o no se agote y se autodestruya en su misma incapacidad. La razón por la que el estudio de la CIA, con toda su carga justificadora del terrorismo estadounidense, confirma de nuevo el análisis marxista, pese a no desearlo en modo alguno, es precisamente porque el marxismo acertó con las tendencias estructurales que rigen en la dialéctica esencia y fenómeno, contenido y forma, continuidad y discontinuidad, ley, etc., internas al capitalismo.


A comienzos del años 2001 se hicieron cálculos según los cuales, si redujéramos la población mundial a una aldea de 100 habitantes tendríamos que 57 serían asiáticos, 21 europeos, 14 americanos y 8 africanos; 52 serían mujeres y 48 hombres; 70 no serían blancos y 30 sí; 70 no serían cristianos y 30 sí; 89 serían heterosexuales y 11 homosexuales; sólo 6 personas poseerían el 59 % de la riqueza y las 6 serían norteamericanas; 80 vivirían en viviendas no habitables; 70 serían analfabetas; 50 sufrirían de malnutrición; 1(una) poseería una computadora y, para acabar, 1 (una) poseería diploma universitario. Otro estudio reciente indica que las 225 personas más ricas del mundo se reparte de esta forma: 143 a los Estados industrializados; 43 a Asia, 22 a América Latina y el Caribe, 11 a Estados árabes, 4 a Europa del Este y la CEI y 2 a Suráfrica. En total, el centro imperialista alberga a 147 de los 225 hombres más ricos. Pongamos el caso de la situación de México, un Estado multinacional decisivo porque sus sucesivas crisis de impago de deuda externa y de hiperfinancierización han sido hítos claves en la estrategia capitalista de acelerar la globalización. Actualmente, el 0,0001% de la población mejicana, los 100 hombres más ricos, controlan el 29% del PIB de este país, mientras que el poder adquisitivo de los salarios de México es sustancialmente más bajo que el alcanzado hace 20 años; el industrial representa 60 por ciento del registrado en 1980, y el mínimo, 31 por ciento de su nivel en ese mismo año, señala la Organización Internacional del Trabajo (OIT).


Todos sabemos que mientras que en 1960 el 20% más rico del planeta ganaba 30 veces más que el 20% más pobre, en 1990 la proporción se ha desequilibrado hasta el 60 a 1, y en 1997 hasta el 74 a 1. Pero esto no es todo, visto a escala más amplia en el tiempo, si en 1820 la proporción era de 3 a 1, en 1870 era de 7 a 1, en 1913 de 11 a 1, en 1997 de 74 a 1, y actualmente es 82 a 1, cuando 1.200 millones de personas, el 24% de la población mundial, sobreviven con un dólar diario y casi la mitad de la población mundial lo hace con 389 pts., menos de dos dólares al día, según el Banco Mundial. La riqueza combinada de las 200 personas más ricas del mundo ascendió a un billón de dólares en 1999; los ingresos combinados de los 582 millones de habitantes de los 43 países menos adelantados ascienden a 146.000 millones de dólares. Las 225 personas más ricas del mundo tienen unas rentas equivalentes a las de los 47 países más pobres del mundo. Sólo el 4% de su fortuna financiaría la alimentación, agua potable, infraestructuras sanitarias y educativas, etc., de los países empobrecidos. La salud básica costaría 13.000 millones de dólares pero Europa y EEUU se gastan 17.000 millones en comida de mascotas domésticas.


Según la FAO hacen falta 2.345 calorías diarias para una alimentación mínima, pero en 1998 1.000 millones de personas se encuentran oficialmente por debajo de esa ración mínima y mientras en EE.UU el consumo medio es de 3.500 calorías, en el África subsahariana es de 1.700 calorías. Mientras que sólo las 3 personas más ricas del mundo poseen activos que valen más que el PIB de los 48 países más pobres del mundo, poblados por unos 600 millones de personas, la infraalimentación severa se ha incrementado de 103 millones en 1970 a 215 en 1990 llegando a casi 300 millones en 1998. La acaparación y expropiación de riqueza en manos del centro capitalista es tal que de los 2.000 millones de personas anémicas sólo el 0,4% pertenecen a ese centro industrializado. No nos debe sorprender esta situación porque 10 grandes empresas controlan el 85% del mercado mundial de plaguicidas y el 70% de los productos veterinarios, mientras que las 200 grandes empresas controlan el 80% de la agricultura e industria y el 70% del comercio. Es así como se comprende que la esperanza de vida de África haya descendido apenas a los 50 años cuando subió de 40 a 60 años entre 1960 y 1980.


Y si nos fijamos en la industria sanitaria el problema es abrumador y criminal, por no llamarlo genocida porque tras tres años de presiones de Sudáfrica, India y Cuba las grandes corporaciones han tenido que aceptar la producción democrática de fármacos genéricos contra el VIH de modo que el tratamiento por persona y año ha caído del 1.800.000. en la industria privada a 50.000 pts. en la industria de esos países. Se trata de una conquista decisiva que abre expectativas estratégicas sobre la capacidad de un desarrollo científico propio de estos y otros países, en contra del poder tecnocientífico imperialista. Un poder que se muestra en el hecho de que 10 grandes corporaciones controlan el 84% de la I+D en altas tecnologías, y en el hecho de que el 96% de las patentes del mundo están en manos de los países industrializados, en que el 20% más rico de la población acapara, por ejemplo, el 93’3% de los accesos a Internet y en que, por no extendernos, las 10 principales industrias mediáticas controla el 86% del mercado de la desinformación y monopolio de prensa y cultura de masas. Se ha calculado que la educación básica --leer, escribir, aritmética, geometría y poco más-- en el mundo costaría 6000 millones de dólares al año pero los EEUU se gastan en ese mismo tiempo 8000 millones en cosméticos. Mientras tanto, 2.600 millones de personas no tienen saneamientos básicos, 2.000 millones carecen de acceso a medicamentos básicos, 1.200 millones no tienen acceso al agua potable, 1.000 millones carecen de vivienda digna... y aunque la ONU ha calculado que con algo más de 85.000 millones de dólares se solucionarían el grueso de estas injusticias, los gastos en armamento en el mundo han sido de 780.000 millones.


Según el Banco Mundial la cifra de pobres ha sufrido un incremento estimado en unos 400 millones de personas, pasando de los 1.200 millones del 98 a 1.600 en 1999. En menos de medio siglo se ha duplicado la diferencia entre los 20 países más pobres y los 20 más ricos. En 1998 los 48 países menos adelantados atrajeron un nivel de inversión extranjera directa inferior a los 3.000 millones de dólares, es decir, sólo el 0,4% del total. Hay que insistir una y otra vez que son las mujeres --el 70% de los 1300 millones de personas pobres son mujeres, y en EEUU una mujer es golpeada cada 15 segundos y 700.000 son violadas cada año, el mismo país en el que una píldora genérica anticonceptiva cuesta medio dólar y se vende a 2 dólares y medio--, la infancia --son esclavizados sexo-económicamente cientos de millones de niños-- y los ancianos los sectores sociales más dañados y golpeados por esta terrible y trágica confirmación de las "profecías" de Marx, que también quedan confirmadas por el hecho cierto de que la opresión y el empobrecimiento también se han multiplicado dentro mismo del centro imperialista, de los EEUU, de la Unión Europa y de Japón.


Detengámonos un poco en los EE.UU por su innegable importancia no sólo como ejemplo en el presente sino, sobre todo, como perspectiva de futuro, En verano de 1999 se conocía el dato terrible de que las 400 personas más ricas de EEUU poseían activos por valor de 166 billones de pesetas, al cambio actual, el doble del PIB de España en 1997 y tres veces el ingreso anual conjunto de los más de 34 millones y medio de yankis pobres. 43 millones carecen de asistencia médica porque ni pueden pagarse el seguro, y de estos 35 millones no tienen apenas asistencia básica. Se calcula que en Nueva York 75.000 personas carecen de vivienda y duermen en las calles, y en este invierno más de 25.000 personas, en general familias, han solicitado albergues de emergencia superando la cifra de hace 12 años, un incremento del 10% con respecto al año pasado. Se estima que en las 25 ciudades más importantes de los EEUU ha habido este año un incremento del 17% de del número de familias que solicitan albergues de emergencia al haber perdido sus viviendas. En la actualidad, el 17% de la infancia norteamericana es pobre, y 12 millones de niños pasan hambre en bolsas de pobreza típicas de las zonas más atrasadas del planeta. Pero es en las zonas más ricas y que han desarrollado la pomposa "nueva economía", en California y el Silycon Walley sobre todo, en donde la sobreexplotación es abrumadora. En Los Angeles uno de cada tres habitantes vive bajo el umbral de la pobreza, el 33% de la población. El 15% de la población es analfabeta. Más de 80.000 vagabundos buscan sitio para dormir cada noche.


Mientras tanto, y como ejemplo de los cambios en el ciclo económico yanki que va a la baja, el hombre más rico del planeta, norteamericano por supuesto, es un propietario de una cadena de hipermercados que ha amasado la pequeña fortuna de 63.400 millones de dólares, 11.000 millones más que el segundo, Bill Gates. Estas inmensas fortunas se han amasado no solamente expoliando al Trabajo directamente en todo el planeta y en el interior de EE.UU, sino también indirectamente, es decir, dejando de mantener las infraestructuras, los aeropuertos, las redes de distribución energética, los hospitales, las escuelas y hasta las cárceles públicas, que van siendo privatizadas. En marzo del 2001 se conoció un demoledor informe sobre el caos de la infraestructura productiva norteamericana. Hará falta la friolera de 230 billones de pesetas en sólo 5 años para recomponer lo mínimo y esencial de esas infraestructuras. La situación de Nueva York es un ejemplo del país entero pues el 29% de las carreteras son peligrosas y el 25% están congestionadas, casi el 50% de los puentes es peligroso u obsoleto, 52 presas hidráulicas amenazan con romperse y el 75% de las escuelas incumplen las normas arquitectónicas o ambientales. En todo el país, la red de aeropuertos se acerca al colapso al no poder dar salida a los 700 millones de pasajeros, y en el año 2000 el 25% de los vuelos llegó con retraso superior a la media hora, fue cancelado o aterrizó en otra ciudad. Mucho más grave es la inseguridad del sistema hidráulico pues más de 9.000 presas son peligrosas y tienen riesgos de ruptura, y en los años 1999 y 2000 se han dado 61 alarmas de rupturas. California sufre cortes energéticos porque la producción y la red eléctrica han sido abandonadas por las inversiones oficiales y privadas, y aunque habría que aumentar la producción en 10.000 megavatios sólo se ha llegado a 7.000 megavatios, y se espera, además, que en el invierno del 2001-2002 los cortes energéticos se extiendan también a Nueva York.


La razón de este caos no es otra que la aplicación sistemática del neoliberalismo desde poco antes de llegan Reagan a la casa Blanca, pero Reagan se limitó a cumplir las órdenes de la burguesía que no estaban dispuesta a sufragar los gastos sociales, públicos e infraestructurales, obsesionada por aumentar cuando antes y sin pensar en los efectos futuros de sus acciones. Otro tanto está sucediendo en Gran Bretaña en donde la brutalidad de Thatcher está en el origen del caos ferroviario y sanitario, en el origen de las vacas locas y de la fiebre aftosa, en la caída de calidad del sistema educativo, etc. Pero la razón esencial, como venimos diciendo, proviene de la lógica del máximo beneficio y de la necesidad ciega de detener la ley de la caída tendencial de la tasa de beneficio directamente aumentando la explotación y otras medida, e indirectamente reduciendo los gastos sociales conquistados por las luchas obreras y populares. En realidad, vuelve a confirmarse la razón de Marx en su célebre y siempre actual análisis de las contramedidas que detienen la tendencia a la caída del beneficio.


Esta sobreexplotación responde a la lógica de la acumulación, es decir, a la necesidad que tiene el capitalismo de contrarrestar la ley de tendencia decreciente de la tasa de beneficio. Una característica esencial y de contenido del capitalismo es que en los períodos de crisis, el capital sobrante, escedentario, tiende inevitablemente a buscar beneficios espúreos y artificiales pero muy rápidos en la especulación y en las finanzas bursátiles, en la economía criminal, en las mafias, en el mercado negro, en lo que sea, pero apenas en la inversión en el sector de bienes de producción, o sector primario según la teoría marxista. Por ejemplo, el dinero blanqueado en paraísos fiscales se calcula en 500.000 millones de dólares anuales, cifra similar al PIB español y el triple de empresas como la General Motors. Esta esencia se ha estudiado detenidamente desde el siglo XV y va en aumento a lo largo de los siglos posteriores, hasta llegara a finales del siglo XX a una situación insostenible porque maneja 70 veces más dinero que la economía real y no tiene controles sobre sus movimientos.


Conviene saber en este sentido que si en 1975 el 80% de las compra-ventas de divisas se dedicaban a invertir en bienes y servicios reales, ahora es sólo el 2-3%, y el 97-98% restante se destina a la especulación. Otra característica es que el capitalismo tiende a reducir sus beneficios por las luchas obreras y populares, por la competencia interna, por las dificultades de realización, por el aumento de los costos tecnológicos y de capital fijo, por los crecientes costos causados por la crisis ecológica y medioambiental, etc. Si tenemos en cuenta que el PIB mundial cayó del 4,5% entre el decenio 1970-1979 a 2,9% entre el de 1990-1999, y el PIB de los siete países más desarrollados la caída es del 5-6% en la década del 60 a 2-3% en la del 90, entonces comprendemos la ferocidad del ataque del Capital contra el Trabajo. Pues bien, la globalización no es sino el fenómeno y la forma más actual de ese ataque estratégico y de larga duración.


En este ataque el Capital también está recurriendo al uso de instituciones "viejas" en lo esencial y en el contenido pero "nuevas" en su fenomenología y en su forma. Me estoy refiriendo al papel central del FMI, BM, OMC, ONU, OTAN, etc., además de a los propios Estados del centro imperialista. Hay que recordar que, salvando todas las distancias, ya en 1815 las potencias que vencieron a Napoleón crearon la Santa Alianza en el Congreso de Viena, un poder reaccionario decisivo para impulsar sin quererlo otra fase expansiva del capitalismo atrasado europeo. Desde entonces, en las grandes crisis como la de 1871, fin del siglo XIX con el Congreso de Berlín, Tratado de Versalles, etc., el Capital ha sabido dotarse de los instrumentos oportunos para poner orden en su jerarquía interna y para, desde ese orden, atacar brutalmente al Trabajo. Desde mediados de la década de 1970 empezaron a proliferar las reuniones para dar un nuevo brío a las instituciones de Bretton Wood de 1944, superadas por los acontecimientos. Sin esos y otros cambios y refuerzos acelerados durante la década de 1980 con el neoliberalismo y de la de 1990 con la del "nuevo orden mundial, con sus efectos sobre la financierización y el libre mercado, no se hubiera llegado nunca a la actual fase globalizadora.


Solamente así comprendemos la estrecha relación entre los Estados-cuna de las grandes transnacionales y sus devastaciones por el globo. Las más de 35.000 multinacionales que controlan el 70% del comercio mundial tienen "patria" como veremos; el que más del 40% de las transacciones internacionales de mercancías y servicios se realiza entre ellas, sus sedes y sus filiales, y el que controlen el 75% de las inversiones mundiales, todo esto y más no anula la importancia de los Estados-cuna, y menos aún de los tres grandes bloques imperialistas hegemonizados por los EE.UU. También en este asunto se está repitiendo pero a una escala tremendamente superior el mismo proceso que se dio en las fases anteriores de centralización y centralización de capitales y empresas, cuando al extenderse el Estado burgués y abarcar zonas aún con regulaciones medievales imponía las nuevas regulaciones burguesas y ayudaba con todos sus recursos a que los territorios y sus empresas artesanales o no se fueran supeditando a las empresas más grandes, o destruyéndolas.


Esencialmente hablando, el poder de imposición de los propietarios capitalistas de los 100 grupos industriales mayores del mundo ocupan a unos 14 millones de personas, este poder no se diferencia en cuanto a contenido del que disponían las más pequeñas industrias a finales del siglo XIX y comienzos del XX cuando expandieron por todo el globo las entonces novísimas tecnologías de la electricidad y el telégrafo submarino, o de las empresas de mediados del siglo XIX en adelante cuando se lanzaron a construir ferrocarriles por todas partes. El que el PIB de Indonesia y Noruega sea similar, respectivamente, al volumen de ventas de General Motors y Toyota sólo expresa la aceleración de una tendencia ya innegable en el siglo XVI al comparar el poder de algunas casas financieras europeas con pequeños y hasta medianos Estados de este continente. Simplemente se están cumpliendo las leyes de concentración y centralización de capitales, lo que hace que las 200 sociedades más importantes y que representan el 25% del facturado mundial empleen el 0,75% de la mano de obra disponible a nivel planetario. Ahora bien, en la tierra existen no menos de 211 Estados formalmente independientes pero de estos sólo 17 de ellos cuentan con alguna o con varias de esas 200 grandes multinacionales. Peor aún, de esas 200 grandes ni más ni menos que 176 tienen sus raíces en 6 Estados-cuna y 74 en EE.UU. Si estudiamos las grandes transnacionales no estadounidenses vemos que Japón tiene 152, Gran Bretaña 75, Estado francés 47, Alemania 42, Canadá 22, Italia 15 y, por ejemplo, el estado español 1. Mucho más crudo es todavía el saber el 80% tienen su Estado-cuna en alguno de los 7 que forman el famoso G-7, y Suiza, Suecia, Holanda, Austria y Corea justo pasan de la docena.


3.- FENOMENO Y FORMA DE GLOBALIZACIÓN:


Los pocos datos arriba ofrecidos muestran perfectamente la dialéctica esencia y fenómeno, y contenido y forma del capitalismo porque, de un lado, muestran cómo este modo de producción es esencialmente idéntico a lo largo de los siglos; por otra parte, muestran cómo, pese a ellos y por ello mismo, va desarrollando su contenido, ampliándolo y extendiéndose, también retrocediendo, cediendo y siendo derrotado por el Trabajo y, por último, cómo su automovimiento nace de la lucha de clases entre el Capital y el Trabajo. Esta dialéctica ya fue expuesta con más o menos fortuna por varios autores anteriores o contemporáneos a Marx pero sólo éste logró darle un cuerpo teórico suficientemente sólido como para resistir la prueba del tiempo y ser confirmado por los acontecimientos. Así ya desde sus primeras obras pre-económicas y estrictamente filosóficas no desdeña la importancia del mercado mundial, y conforme toma conciencia de la importancia de la economía su visión panorámica se hace definitivamente mundial.


Marx analiza el capitalismo siempre desde una perspectiva de mercado mundial sometido a las presiones y exigencias de una potencia capitalista hegemónica, y va analizando cómo esa hegemonía nace en Holanda, se traslada a Gran Bretaña y, adelantándose a su tiempo, comprende que se afincará en los EE.UU. Son tan contundentes las múltiples citas que lo demuestran que no nos detenemos en ellas. Después, y prácticamente desde los primeros debates a favor o en contra de las tesis reformistas de Bernstein y de las críticas de varios autores a la ley del valor-trabajo y de la caída tendencial de la tasa de beneficio, que no podemos explicar aquí, desde entonces, las respuestas de otros marxistas siempre se han basado, esencialmente, en el contenido mundial del mercado capitalista y en la superposición de diversos modos de producción bajo el dominio y la dirección del capitalista sobre ellos. Este método a la fuerza exige tener en cuenta las formas concretas y las fenomenologías particulares con que el capitalismo se presentaba, primero, en cada época histórica de mediana duración; segundo, en cada área o zona regional del planeta, con el consiguiente análisis de las formaciones económico-sociales existentes en ellas, tercero, más en concreto en cada Estado o países y naciones ocupadas y oprimidas dentro de esas áreas regionales y, por no extendernos, último, en las relaciones objetivas e inevitables que se establecen a escala mundial entre los tres niveles anteriores. Basta ver el rigor exquisito en los debates marxistas sobre el imperialismo o poco después sobre las lucha anticoloniales en todo el planeta, por poner dos realidades directamente relacionados con la globalización, para comprenderlo.


Como resultado de ese enriquecimiento teórico para la segunda década del siglo XX había concluido ya la elaboración sustancial de la teoría que demuestra la corrección histórica de la ley del desarrollo desigual y combinado del capitalismo, teoría y ley embrionariamente expuesta en las obras de Marx y Engels pero que necesitó todavía de casi tres décadas para poder asentarse en una base incontrovertible. Esta ley sostiene que el desarrollo de lo simple e inferior a lo complejo y superior, y que expresa las tendencias internas y la esencia de los fenómenos, dando paso a la aparición de lo nuevo y por ello a la irrupción o bien de contenidos nuevos o bien de otra realidad cualitativamente diferente, novedosa, este desarrollo no se expresa de manera uniforme en todas las partes de la totalidad concreta sino de manera desigual y con ritmos diferentes, pero siempre de manera combinada en cuanto totalidad, de modo que bajo determinadas circunstancias los componentes más atrasados en un momento del desarrollo pueden acelerar su ritmo y alcanzar y superar incluso a los más desarrollados, que pueden verse relegados a un segundo lugar, o tercero, retrocediendo relativa o absolutamente en la estructura de la totalidad concreta. Esta ley tiene excepcional importancia para entender que la globalización no es sino la estrategia más actual de los imperialismos, sobre todo del estadounidense, para, de un lado, aumentar las ventajas con respecto a otros pueblos y, de otro lado, a la vez, impedir que muchos pueblos aceleraran su velocidad bien avanzando en la transición socialista al comunismo, bien acercándose a condiciones prerrevolucionarias y revolucionarias.


La globalización, como venimos diciendo, consiste en el conjunto de tácticas e imposiciones que de manera coherente y estratégicamente pensada, aplica el imperialismo sobre los fenómenos y las formas del capitalismo no para destruir el capitalismo, es decir, para acabar con su esencia injusta e inmoral y su contenido opresor y explotados, sino precisamente para reforzar y ampliar sus características. Por fenómeno hay que entender el conjunto más o menos coherente de relaciones y propiedades externas, móviles y diversas, inmediatamente accesibles a los sentidos, del objeto concreto que existe ante nosotros, y que representa, ese conjunto, el modo como la esencia del objeto se expresa al exterior, se manifiesta a la realidad objetiva. Por forma hay que entender el modo en que se organizan, conexionan e interaccionan internamente los diversos elementos y procesos del contenido entre sí y en las relaciones externas. En la dialéctica entre contenido y forma, esta segunda tiene un importante papel en la evolución del contenido, porque la forma puede frenar o acelerar los cambios del contenido si se distancia o si se acerca a las contradicciones internas del contenido, si las obtura y entorpece o si, por el contrario, las ayuda e impulsa, abriendo más vías de evolución y complejización. Y aunque la forma tienen una independencia relativa y supeditada al contenido, dependiendo de su papel rector en lo esencial, nunca permanece estática y su movimiento refleja además de las contradicciones del contenido interno, también la propia autonomía de forma.


Esta autonomía de la forma, unida al hecho de que el fenómeno nunca coincide con la esencia, ambos factores y otros más en los que no podemos extendernos, son las causas fundamentales que hacen que el pensamiento humano caiga en el idealismo objetivo o subjetivo, en la unilateralidad, en la parte por el todo, en la metafísica y en todas las formas de expresión filosófica que periódicamente adquiere el positivismo. En el tema que ahora tratamos, en el del estudio de la globalización como forma y fenómeno del capitalismo, comprendemos muy fácilmente los peligrosos riesgos de deriva reformista o peor aún, de apologética del capitalismo más salvaje, que bullen en el interior de esa manera antidialéctica de pensamiento. Digo que antidialéctica, que no simplemente a-dialéctica o no dialéctica, porque la mayoría de los defensores del capitalismo han pasado de la ignorancia a-dialéctica al dogmatismo antidialéctico, militando activamente en la justificación del orden establecido. Así, por ejemplo, la proliferación de toda serie de textos, revistas, conferencias y semanarios sobre la globalización desde una perspectiva unilateral y parcializada, incapaz de comprender la totalidad del proceso en su evolución y que separa e incomunica las diversas manifestaciones de las formas particulares elevándolas a otras tantas definiciones absolutas de la globalización.


A finales del siglo XX el denominado Grupo de Lisboa publicó un texto titulado Los límites de la competitividad que llega a identificar hasta siete definiciones, aparte de la que ellos proponen. Veámoslas: Primera, la "globalización de las finanzas y del capital", que implica la apertura de los mercados financieros, la movilidad del capital por todo el planeta y la proliferación de las fusiones de las empresas multinacionales. Segunda, la "globalización de los mercados y estrategias, y especialmente de la competencia", que unifica e integra las actividades empresariales y las alianzas estratégicas a escala mundial. Tercera, la "globalización de la tecnología, de la investigación y desarrollo y de los conocimientos correspondientes", que basándose en la multiplicación tecnológica facilita la aparición de redes interempresariales. Cuarta. la "globalización de las formas de vida y de los modelos de consumo" (globalización de la cultura), que es una de las "definiciones más comunes y divulgadas y que se centra en la mundialización de la cultura alienadora fabricada por las transnacionales imperialista. Quinta, la "globalización de las competencias reguladoras y de la gobernación", que es otra de las "definiciones" más frecuentes sobre todo en quienes quieren justificar la opresión de los pueblos sin Estado convenciéndoles de que los Estados ya están superados, pero no el suyo, el de quien defiende ese "argumento". Sexta, la "globalización de la unificación política del mundo", que es una matización de la anterior al hacer hincapié no tanto en la "superación" de los Estados --pero no del propio-- como en la "unificación política" global y, último, séptima, la "globalización de las percepciones y la conciencia planetaria", que también es una matización y ampliación de la cuarta y de la sexta "definiciones" al extender, o reducir, el desarrollo cultural a la "nave espacial Tierra" y al defender el uso de la expresión de "ciudadano del mundo", o "tripulante de la nave espacial Tierra".


Antes de pasar a ver qué octava o enésima definición propone El grupo de Lisboa, hay que decir que las siete anteriores en modo alguno son capaces de ofrece una teoría general y a la vez concreta de lo que está pasando en la actualidad. Vemos que, además del método típicamente burgués de no penetrar nunca en la totalidad del problema, todas esas definiciones tienen los típicos tópicos de la ideología burguesa en su forma contemporánea cuales son, de un lado,. el culto a las tecnologías desligadas de todo contexto socioeconómico y político; de otro, la loa de la financierización y de la especulación, forma actual de la esencial ideología burguesa de que "el dinero fabrica dinero" que ya descuartizó Marx; además, el idealismo culturalista que en vez de comprender la globalización como efecto de la materialidad de la explotación de la fuerza de trabajo lo invierte y niega al sustituirlo por el proceso de ampliación cultural abstracta y, por último, la actualización de la ideología del "ciudadano" esencial a la burguesía, como método de embaucamiento interclasista del Trabajo, pero ahora desde la engañifla de la "nave espacial Tierra", de que "todos somos igualmente responsable de su situación", etc.


Aunque hay muchas más definiciones parciales de la globalización y que algunas de ellas desarrollan otras características secundarias de la ideología burguesa, no se puede negar el mérito al Grupo de Lisboa al haber sintetizado tan sucintamente ese bloque básico. Desde luego que la insistencia en el desarrollo tecnológico, en la financierización, en el idealismo culturalista y en la ideología del "ciudadano del mundo", con otros añadido sobre la interculturalidad y el mestizaje cultural, sobre la desaparición del trabajo asalariado y de la sociedad industrial, sobre la aparición de la "sociedad informacional", etc., estas y otras explicaciones de la globalización en absoluto rozan siquiera el poder cognoscitivo y transformador del método marxista que hemos intentado describir. Se quedan en la superficie más superficial y se limitan a invertir uno de los fenómenos y una de las formas, que ni siquiera todas o la mayoría de ellas, fenómeno por la esencia y por el contenido.


Pero el propio Grupo de Lisboa no llega tampoco a ningún lado sino que él mismo reactiva y rescata un esencial componente de la ideología burguesa democraticista, en concreto la de la "sociedad civil" que Hegel se empeñó en mantener por sus simpatías hacia la Revolución burguesa francesa, y que Marx abandonó bien pronto en su evolución, nada más ponerse a estudiar con algún detalle la "anatomía interna de la sociedad, es decir, su proceso de producción material. El Grupo de Lisboa hace una diferencia entre competitividad y competencia, echando la culpa a la primera y salvando a la segunda. Y propone cuatro "contratos sociales globales" con lo que reactualiza la ideología burguesa del "contrato social", que apenas habíamos visto hasta ahora. Los cuatro son estos: uno por las necesidades básicas, otro por la cultura, otro por la democracia y el último, por la Tierra. Se trata de generar una "sociedad civil mundial" que realice ese cuádruple contrato social siempre mediante la negociación y nunca mediante la violencia.

Podríamos extendernos un tiempo casi infinito comparando las abundantes "obras definitivas" sobre la globalización con las características ideológicas y políticas aquí vistas y concluiríamos en una lección que, como mínimo, ya se ha obtenido en otras cuatro veces anteriores cuando desde las categorías marxistas se han analizado críticamente las interpretaciones burguesas sobre, primero, el propio capitalismo entre los años cincuenta y setenta del siglo XIX; segundo, sobre el tránsito del colonialismo al imperialismo; tercero, sobre las causas de las luchas anticoloniales y sus efectos a escala mundial desde la segunda década del siglo XX; cuarto, sobre la efectividad última del keynesianismo para salvar el capitalismo de la crisis de los años treinta y posteriores y eternizarlo de por siempre, y quinto, sobre la efectividad del neoliberalismo, del nuevo orden mundial, de la nueva economía y ahora de la globalización, para lograr por fin, definitivamente, lo que anteriormente no lograron --fracasaron-- los cuatro intentos justificadores de la bondad de un modo de producción que en su alocada e irracional carrera hacia el máximo beneficio de una ultrarreducida minoría criminal y genocida ha forzado muy en contra suya el avance del pensamiento crítico de aquél válido lema de coimienzos del siglo XX de SOCIALISMO O BARBARIE por el más actual y urgente de COMUNISMO O CAOS.