viernes, 19 de junio de 2009

“Trata de Blancas”
Inmoral Tráfico de Personas

Son muchos los fenómenos anómalos que generan las sociedades capitalistas, donde lo primal es la acumulación del capital. El capitalismo es un sistema económico que partiendo de la “Cooperación Simple”, mantiene bajo el control de unos pocos una gran cantidad de trabajadores asalariados que le generan grandes ganancias o plusvalía; por supuesto que bajo esas premisas, una de las situaciones más repudiables y lacerantes es la “explotación del hombre por el hombre”.

Y es precisamente allí, donde se acunan, alimentan y desarrollan conductas amorfas como el fenómeno psico-social del cual hoy pretendo hacer algunas consideraciones, me refiero al Tráfico de Personas, comúnmente llamado “Trata de Blancas”, otra forma de violencia que emergiendo de las más profundas y fangosas raíces de la sociedades capitalistas corroen sus bases, convirtiendo a quien es objeto de dicha comercialización, entiéndase a los hombres, mujeres y niñas o niños que son ofertados y vendidos, en simple objeto de cambio, bajo la premisa de “Un rato de placer por unas pocas monedas”.

Por supuesto en el contexto de este tipo de transacciones amorfas, quien vende o trafica, conocido como “tratante”, recibirá el mayor botín; él que paga, un rato de placer poco sano, hablando psicológicamente y sin entrar a desentrañar variables como edad, situación emocional o física, etc., sin dudas es digno de tratamiento y/o castigo; y quien es objeto de tráfico, el mayor perdedor, pues no sólo ha vendido su fuerza de trabajo, hablando del menor mal; sino que en muchas ocasiones, por no decir todas, es manipulado, engañado, forzado o coaccionado para formar parte de una transacción donde su equilibrio psico-somático se verá afectado, ¡quizás obtenga algún pago para solventar en algo su situación económica?, pero ello no será suficiente para poder salir del desequilibrio emocional que tal situación le ha generado.

La trata de blancas no respeta fronteras, no existe un lugar en el mundo donde el tráfico de personas no se realice, pues su sustrato económico así lo determina y este mismo sustrato también lleva a inferir que los desequilibrios económicos, productos de las sociedad donde el dinero es lo primero, será tierra abonada para el cultivo de tan aberrante mal cuyos entes más vulnerables son los niños y las mujeres. He aquí otro acto condenable para con las mujeres, quienes a través de la historia hemos sido tratadas como mercancía, mujeres útiles o muñecas de aparador, pero al fin y al cabo objetos de comercialización.

Ahora bien, aun cuando hay una fuerte tendencia a creer que la trata de blancas se da en países en vías de desarrollo (llamados peyorativamente países del tercer mundo) hacia países desarrollados, lo que se conoce como “tráfico externo”, esto no es tan así, pues dentro del mismo contexto geográfico se puede observar la comercialización entre distintos estratos socioeconómicos, lo cual toma el nombre de “tráfico Interno”, como ejemplo de lo antes señalado podemos citar al Salvador desde donde se trasladan niñas a Costa Rica para prostituirla, o Colombia, donde se explotan a miles de niños ecuatorianos incluso colombianos, Perú con una de las más graves formas de trata interna, realizada con niñas que se ofrecen a los hombres que trabajan en las minas, o Argentina, por señalar otra región, donde mujeres y niñas son enviadas a Europa o Asía.

Ahora bien, desentrañar todos los factores que inciden en ello nos llevaría demasiado tiempo, por lo cual solo mencionaré a los principales, como son:
• La pobreza y el desempleo
• La Feminización de la pobreza y de la migración
• Discriminación de género
• Leyes y políticas sobre: prostitución, migración y trabajo de emigrantes
• El Crimen organizado

Tanto el entramado socio-económico y cultural del problema del tráfico de personas o trata de blanca, como su alarmante aumento e incluso sus formas de camuflaje y por supuesto el costo socio–personal, ha convertido esta anomia social en problema de estado, el cual, sin dudas, debe ser atendido y eliminado o por lo menos minimizado al máximo; la situación no es fácil, pero nos debemos deslastrar de tan abominables prácticas no cónsonas con una sociedad de iguales, una sociedad socialista. Claro que muchos países han trabajado en búsqueda de soluciones al respecto, Venezuela incluida, prueba de ello son los tratados, convenios y leyes aprobadas, si embargo ello no es suficiente, falta el apoyo de la comunidad organizada, no podemos quedarnos impávidos o impávidas ante un problema que deambula ante nuestros ojos, cada día con mayor recurrencia e intensidad.
Dentro de los Tratados con los que contamos están:
1. El Convenio Internacional sobre los derechos Civiles y Políticos 1996
2. El Convención Internacional sobre los Derechos Económicos Sociales y Culturales 1996
3. La Convención sobre la Eliminación de todas las formas de Discriminación contra las mujeres. 1999
4. La Convención sobre los Derechos del Niño.1989
5. EL Protocolo opcional para la Convención de los Derechos del niño sobre venta de menores, prostitución infantil y pornografía infantil.2000
6. El Protocolo para prevenir , suprimir y castigar la trata de personas, especialmente Mujeres y niños (as).2000
7. La Convención para la Supresión de la Trata de Personas y de la explotación de la prostitución ajena. 1949
8. La ley Orgánica sobre el derecho de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia. 2006
9. La LOPNA.1999
10. etc.

Falta mucho por hacer, pues es necesario elaborar otras leyes cónsonas con los momentos históricos actuales, revisar y analizar los convenios y leyes ya aprobadas, pero sobre todo es menester poner en práctica dichas normativas introyectarlas y transmitirlas a todas y todos, he aquí otra ardua tarea de los y las revolucionarias y revolucionarios.

Dra. Elena Ibarra