domingo, 28 de febrero de 2010

Falsedades y verdades sobre los privilegios de los dirigentes de la Unión Soviética

Yegor Ligachov
Pravda
“Antisoviético y soviético”, así tituló nuestro analista Victor Kozhemiako, su artículo publicado en el número del 6-9 de octubre.

El periódico se dirigió a sus lectores con la propuesta de continuar el debate sobre como se deforma el pasado soviético del país, en beneficio del actual sistema y de sus amos. Uno de los primeros en responder a la pregunta: ¿y usted qué opina? fue Yegor Kuzmich LIGACHOV. Traducido del ruso por Josafat S. Comín

La historia demuestra, que tarde o temprano la mentirá se disipará, como la niebla bajo los rayos solares. Pero esto no es algo que suceda por si solo.

En este sentido especial atención merece el llamamiento hecho por Víctor Kozhemiako, desde las páginas de Pravda, bajo el título “Antisoviético y soviético”, que nos sirve para desenmascarar el antisovietismo como ideología del actual gobierno. Yegor Ligachov
Pravda
“Antisoviético y soviético”, así tituló nuestro analista Victor Kozhemiako, su artículo publicado en el número del 6-9 de octubre.

El periódico se dirigió a sus lectores con la propuesta de continuar el debate sobre como se deforma el pasado soviético del país, en beneficio del actual sistema y de sus amos. Uno de los primeros en responder a la pregunta: ¿y usted qué opina? fue Yegor Kuzmich LIGACHOV. Traducido del ruso por Josafat S. Comín

La historia demuestra, que tarde o temprano la mentirá se disipará, como la niebla bajo los rayos solares. Pero esto no es algo que suceda por si solo.

En este sentido especial atención merece el llamamiento hecho por Víctor Kozhemiako, desde las páginas de Pravda, bajo el título “Antisoviético y soviético”, que nos sirve para desenmascarar el antisovietismo como ideología del actual gobierno.

¿Para qué necesitan nuestros adversarios malvadas invenciones sobre el pasado soviético? Para desorientar a la gente, quebrar su fe en sus propias fuerzas, en la posibilidad de devolver el país a la justa senda del desarrollo socialista.

Tocaré solo un aspecto de este enorme debate. Los grandes medios –al servicio del gobierno oligárquico, plutocrático y burocrático-continúan a día de hoy, explotando sus elucubraciones en torno a los supuestos privilegios de los que gozaban los altos dirigentes en la Unión Soviética.

¿Qué clase de privilegios eran esos? Creo que puedo hablar con información de primera mano, después de haber pasado por todos los peldaños del aparato partidista, estatal y productivo.

Antes de convertirme en primer secretario de la organización regional del PCUS a los 45 años, pasé en Siberia y Moscú por la escuela de la vida. Primero en la universidad de Moscú y luego en Novosibirsk, en una importante fábrica de aviones, en el komsomol, en el Soviet regional de diputados de trabajadores, en los comités distritales y regionales del partido. Previamente a ser elegido como miembro del Politburó, trabajé como primer secretario del comité regional del partido en Tomsk, director de departamento y secretario del CC del PCUS.

Sobre los “privilegios”: Los sueldos de los liberados del partido.

Cuando yo era primer secretario del comité regional cobraba 190 rublos. Si es mucho o poco, juzguen ustedes mismos. El sueldo de un profesor de universidad rondaba los 180, mientras que el salario medio en el país era de 120 rublos. Teníamos un coche oficial para todo el comité regional.

Antes de ser elegido como primer secretario del comité de distrito del partido, trabajaba como vicepresidente del comité ejecutivo regional, cobrando 400 rublos. Al pasar a trabajar al comité de distrito, no toqué el tema del salario (como cualquier comunista entonces), aunque sinceramente, sabía que iba a ser dos veces inferior.

El camarada S. Karnaujov, recordando el paso de la esfera productiva a funcionario del partido en la región de Irkustk, me contó lo siguiente: durante la entrevista sobre su promoción al aparato del comité regional, el primer secretario, S. Schetinin, se interesó por conocer su sueldo. Entonces Karnaujov, trabajando como encargado en la mina, salía de media por unos 600 rublos mensuales. Al oír esta cifra el secretario del comité regional señaló: “Está bien, te mantendremos la mitad y el resto lo compensaremos con confianza”.

Para nosotros, funcionarios del partido (en cualquier caso, pienso que para la mayoría), lo más importante era la confianza de los comunistas. Lógicamente, el principal papel lo jugaba el trabajo creador y la gran autoridad de la que gozaba el partido entre la sociedad. Para desgracia nuestra, apareció en nuestras filas un puñado de traidores, sinvergüenzas, poseídos por la sed de poder, de ser grandes propietarios para llegar a tener un poder sobre el pueblo fuera de todo control, lo que condujo el país a la tragedia.

Siendo primer secretario del comité regional del partido, cobraba 500 rublos, como miembro del Politburó 1200 rublos, en una época en la que el salario medio en el país era de 220. Entonces la correlación entre le salario medio y el más alto equivalía a 1:5. Actualmente, en la Rusia burguesa esa correlación, como mínimo llega a 1:20.

Si comparamos los beneficios mensuales de los oligarcas con el sueldo del secretario del CC del PCUS, o con el de vicepresidente del Consejo de Ministros de la URSS o de la RSFSR, los primeros ganan millones y los segundos mil rublos de media. No voy a hablar aquí de la tensión y entrega física e intelectual, con que trabajaban, más de doce horas al día sin festivos, los funcionarios soviéticos y del partido.

Acerca de las clínicas, comedores y casas de campo “especiales”, los despachos y los vehículos lujosos.

Los órganos del estado y del partido tenían a su disposición instituciones, que se encargaban del descanso y la salud de sus trabajadores. En ellas la mitad de las plazas se reservaban para los veteranos de guerra y jubilados, para los que habían destacado en la producción, en la ciencia, literatura o el arte. Las empresas más importantes, especialmente en el sector metalúrgico, químico, petrolífero, en la extracción de gas, carbón, construcción de coches, barcos, o en el transporte ferroviario y en el complejo militar industrial, disponían de sus policlínicas, hospitales, sanatorios, balnearios, complejos deportivos, comedores y guarderías, con una alta calidad de servicio, sin que tuviesen nada que envidiar a las que disfrutaban los órganos del partido.

Hoy día mucho de esto ha sido abandonado o liquidado. Siendo que daban servicio a millones de trabajadores.

En lo que respecta a los servicios de escolta, solo gozaban de ellos un círculo muy reducido de personas: solo los miembros o candidatos a miembro del Politburó, o secretarios del CC del PCUS (20 personas).

En mis 17 años de trabajo como primer secretario del comité regional del PCUS, nunca tuve ningún tipo de escolta. Mientras que hoy como es de todos conocido, son miles los que precisan de servicios de seguridad, de forma permanente, mientras que el número de escoltas se calcula ya en millones. ¿Acaso no habla esto del tipo de sociedad en que estamos obligados a vivir hoy?

Los actuales gobernantes utilizan los vehículos más caros y lujosos de fabricación extranjera; los despachos y salas de sesiones están repletos del mobiliario de importación más lujoso (en la época soviética la decoración era modesta, con muebles corrientes de fabricación propia). Tiene además lujosas villas. Echen una ojeada a los alrededores de las grandes ciudades: verán enormes urbanizaciones de lujo con chalets de tres y cuatro plantas, auténticos castillos. En el pueblo se conocen como “campo de los milagros”. Mientras, millones de personas siguen viviendo en casas, que hace tiempo que han dejado de ser aptas como viviendas. Cada vez son más los casos, en todo el país, en que estos edificios que no se reforman, se desploman.

Los miembros del Politburó, el activo dirigente del partido, no tenían casas de campo propias. Sobre este particular se adoptó una decisión secreta. No ocultaré, que tuve algo que ver en ello. Partíamos del hecho de que a pesar del gigantesco volumen de construcción de viviendas, que supera en tres veces al actual (la gente recibía su vivienda de forma gratuita), una parte de la gente, vivía en difíciles, inclusive vergonzosas condiciones. Por tanto, no teníamos derecho a casas de campo en propiedad. ¿Quién de los actuales amos del país, piensa en esto hoy?

La corrupción, las exacciones, representan un enorme dineral para la burocracia estatal de todos los niveles, incluido el escalafón más alto.

En la Unión Soviética, no se conocía la corrupción como fenómeno generalizado de soborno a figuras de renombre social y estatal. Los casos que se descubrían de sobornos, significaban la inmediata expulsión del partido y la puesta a disposición de la justicia de los inculpados. Aunque el alcance de esta plaga era insignificantemente pequeño en comparación con lo presenciamos en la actualidad.

Hoy el pueblo no puede hacer nada en la lucha contra la corrupción. Todo se reduce a la creación de inútiles comisiones de anticorrupción y a grandilocuentes declaraciones, que lo único que mueven es el aire. Recientemente, el presidente Putin volvió a decir (por enésima vez) que los órganos administrativos y de justicia, están infectados por completo por la corrupción. ¿Y qué? ¿Va a cambiar algo después de eso? Recuerdo infinidad de declaraciones parecidas.

Repito, el tema que propone “pravda” para el debate es enorme. Las especulaciones sobre todas sus facetas circulan permanentemente (con manipulación de los hechos, con falsedades descaradas o con tergiversaciones sutiles y elaboradas). No se puede responder a todas en un artículo. Por eso consideré imprescindible sacar recientemente un libro que lleva por título “Invenciones y verdades del pasado soviético y la Rusia burguesa del presente”.

Creo que será interesante para muchos: nos ayudará a entender mejor nuestra vida pasada y actual, y partiendo de ello, reflexionar en profundidad sobre como debe ser nuestro futuro. Y luchar por él.

Para que triunfe la justicia social y la remuneración se corresponda con el trabajo, para erradicar por completo la corrupción, los sobornos, la ruindad, hay que variar radicalmente el curso político del país, devolver la propiedad del pueblo a sus auténticos dueños: al estado popular y a los colectivos de trabajadores.
TOMADO DE CIVILIZACION SOCIALISTA