domingo, 3 de agosto de 2008

Chávez y el ultimátum a los aliados







Por: Vladimir Villegas
Fecha de publicación: 30/07/08


El ultimátum del presidente Hugo Chávez al PPT, al PCV, al MEP y a la
UPV de Lina Ron para que se definan o se vayan de una buena vez, como
lo ha afirmado el propio mandatario nacional, es de esas cosas que uno
prefiere no haber escuchado, y menos cuando proviene de un líder
político como lo es el jefe del Estado, en torno a quien se generò un
bloque de fuerzas que lo ha venido acompañando, en sus aciertos y en
sus errores, a travès de esta dècada.


'No fue conmigo y me dolió', es una expresión que se ha hecho muy
popular para describir el desagrado que genera el atropello contra los
demás. Y en este caso 'los demàs' son nada màs y nada menos que seres
humanos, con una historia individual y colectiva que merece respeto y
que no puede ser despachada con una reacción de esa naturaleza.



Puedo decir, por ejemplo, que las alusiones a un luchador social y
revolucionario de toda la vida, como Jerónimo Carrera, presidente del
PCV, las siento como si hubiesen estado dirigidas contra mi propio
padre, Cruz Villegas, un dirigente obrero y popular que nos enseñò,
entre otras cosas, el valor de la crítica, de la discusión y de la
honestidad intelectual para defender los puntos de vista que
consideramos adecuados. Jerónimo, quien ya pasa de largo los ochenta
años, estaba bregando contra la represión, contra las dictaduras y en
condiciones absolutamente adversas cuando los protagonistas del actual
proceso de cambios ni siquiera habían nacido. Esa es una verdad
incontrastable. Y no creo que a estas alturas de su vida alguien pueda
poner a Jerónimo en entredicho.


Pero lo mismo puede decirse de otros dirigentes de los movimientos que
han respaldado al presidente Hugo Chávez. Por ejemplo, Rafael
Uzcátegui, del PPT, torturado por los gobiernos del puntofijismo,
detenido por los acontecimientos de febrero y noviembre de 1992, y
quien logró salir del Cuartel San Carlos en 1994 gracias a que fue
electo diputado. Como paradoja, se dice que sus delatores hoy se
visten de rojo rojito.

Estimo que la importancia de un cuadro político, de un luchador o de
cualquier individuo va más allà de un porcentaje electoral. Y la
alianza debería ser algo más que la suma de numeritos. Creo que la
experiencia ocurrida en el referendo constitucional de diciembre
pasado enseña que hasta los factores políticos màs pequeños
electoralmente son necesarios. En política dos màs dos no son cuatro.


La forma también es fundamental en la política. No sòlo el fondo. Una
política, un liderazgo pueden ser adecuados en determinado momento.
Pero si se pretende imponerlos con prepotencia, sin debate
democrático, sin respeto a los demás, trátese de partidos o de
individuos, los resultados pueden no ser los esperados. Esa minoría a
la que se refiere el Presidente Chávez libró luchas importantes en
materia de defensa de los derechos del pueblo. Y eso costó vidas,
cárceles, torturas, desapariciones. Y no creo que nadie pueda borrar
esa historia.

La reacción del Presidente frente a las dificultades en el proceso de
unidad busca resolver por la vìa de la presión lo que necesariamente
tiene que ser el resultado de un debate. Si han surgido candidaturas
distintas a las del PSUV y tienen fuerza y son encarnadas por hombres
o mujeres que han apoyado el proceso de cambios, ello es indicativo de
que algo está pasando, y de que la sola pertenencia al partido de
Chávez no es garantía de victoria.

No se puede estar fabricando traidores donde no los hay, ni convertir
las diferencias electorales en ocasión para sacar a relucir viejas
facturas que han debido ser procesadas en su momento. El menosprecio a
los aliados, además de injusto, puede resultar contraproducente,
hablando en términos fríamente electorales. La pelota es redonda, y a
veces un wolkswagen es màs útil que un portaaviones.

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