sábado, 3 de enero de 2009

LAS CONFUSIONES NO AYUDAN




Luis Fyenmayor Toro.- Muchas veces me ha preguntado por qué algunos revolucionarios, el presidente Chávez entre ellos, señalan con tanta vehemencia que Simón Bolívar era socialista, al igual que lo fue Jesucristo. Imagino que se trata de afirmaciones que buscan convencer a la gente de las bondades del socialismo, pero que generalmente lo que hacen es producir una gran confusión entre quienes quieren acercarse al proceso revolucionario, desde la perspectiva de su comprensión científica. Jesucristo, cuya existencia real está basada en las santas escrituras y no en la historia, vivió en la época del imperio romano y de su dominación de todos los territorios que hoy son tierra santa de cristianos, judíos y musulmanes.
Muchas veces me ha preguntado por qué algunos revolucionarios, el presidente Chávez entre ellos, señalan con tanta vehemencia que Simón Bolívar era socialista, al igual que lo fue Jesucristo. Imagino que se trata de afirmaciones que buscan convencer a la gente de las bondades del socialismo, pero que generalmente lo que hacen es producir una gran confusión entre quienes quieren acercarse al proceso revolucionario, desde la perspectiva de su comprensión científica. Jesucristo, cuya existencia real está basada en las santas escrituras y no en la historia, vivió en la época del imperio romano y de su dominación de todos los territorios que hoy son tierra santa de cristianos, judíos y musulmanes.

Se trataba de un régimen esclavista de producción, en el cual los amos, propietarios de esclavos, explotaban al máximo el trabajo de éstos, a quienes no se les reconocía ni siquiera su carácter humano, pues eran considerados herramientas que hablan y nada más. Faltaban más de 15 siglos para la aparición de las relaciones de producción capitalistas y, como consecuencia, el desarrollo de su contrario: El socialismo. La principal acción de Jesús nunca fue contra el esclavismo, ni siquiera contra la dominación imperial romana: “Dar al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios”. Su reino no era de “este mundo” y sus acciones estuvieron dirigidas hacia la subjetividad de la gente.

Judas, por su parte, no era un capitalista, como le oí decir en algún momento al Jefe del Estado. Si acaso podría ser acusado de ser un “mercader”, pues dicen sus enemigos que vendió a Jesús por 30 denarios. Pero haber supuestamente traicionado a Jesús no lo hace capitalista. Los mercaderes, trabajadores que se dedican a la compra y venta de mercancías, pudieron existir sólo cuando el hombre logró producir mucho más de lo que necesitaba para vivir y dedicó la sobreproducción de bienes al intercambio. Cuando esta actividad se hizo importante aparecen los mercaderes y con ellos el mercado. Luego, el mercado y el mercader son muy anteriores al capitalismo. Existen desde el esclavismo.

El “cristianismo social” aparece con las encíclicas papales de León XIII, “De rerum novarum”, y de Pío XI, “Quadragesimo anno”, como una alternativa al socialismo científico de Marx y Engels, en una época de grandes enfrentamientos entre patronos y obreros y entre las masas y el Estado, por lo que los problemas de la miseria, la ignorancia, los bajos salarios, la usura, los elevados precios, los intereses, no podían dejar de ser atendidos por la Iglesia Católica , so pena de que los obreros y los pobres en general le dieran la espalda a los ideólogos cristianos. Pero en absoluto se trata de actitudes anticapitalistas, que es lo que en esencia significa el socialismo. No llama a la abolición de la propiedad privada sobre los medios de producción, ni al reparto socialista de la riqueza

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