sábado, 15 de mayo de 2010
Conferencia Internacional de Celebración por el 120º Aniversario del Natalicio del Presidente Ho Chi Minh
PONENCIA DEL PARTIDO COMUNISTA DE VENEZUELA
Conferencia Internacional de Celebración por el 120º Aniversario del Natalicio del Presidente Ho Chi Minh
Hanói, 15 may. 2010, Tribuna Popular TP.- Entre los días 12 al 14 de mayo, se realizó en esta ciudad, capital de la República Socialista de Vietnam, la conferencia internacional por el 120º Aniversario del Natalicio del Presidente Ho Chi Minh, organizado por la Academia Nacional Ho Chi Minh de Política y Administración Pública.
Participaron más de 50 delegaciones internacionales entre los cuales estuvieron de América Latina, además de nuestro Venezuela, representada por Carlos Aquino miembro del Buró Político del Partido Comunista de Venezuela, Cuba, México, Brasil, Chile; también de Estados Unidos; de Europa, países como Gran Bretaña, Francia, Hungría, Rusia; otros como Corea Popular, Laos, India, Bangladesh, China, Indonesia, Tailandia, Filipinas, y varias más, que completan los delegados internacionales presentes.
Los días 10 y 11 de mayo, previo a la Conferencia, las delegaciones presentes visitaron la provincia Nghe An, donde nació Ho Chi Minh. Luego de una calurosa recepción ofrecida por el Primer Secretario Provincial del Partido Comunista de Vietnam y las autoridades del Poder Popular, en la ciudad de Vinh, a 300 kilómetros de Hanói, la caravana de delegados internacionales llegó a la aldea Kim Lien, donde nació el 19 de mayo de 1890 quien llegaría a ser el gran líder de la independencia y la libertad del pueblo vietnamita.
En Kem Lien vivió hasta los 5 años, hasta que se traslado a una aldea cercana, con sus abuelos maternos, donde vivió hasta que cumplió los 11. “Destaca la modestia en la que nació y vivió Ho Chi Minh, en pequeñas chozas, hechas de palos y palma. Seguramente, con la ideología de la que se nutrió más adelante, este origen le reafirmó su ejemplo de modestia como forma de vida”, nos explica Aquino, quien es también Director de Tribuna Popular.
“Durante el camino recorrido por tierra –explica Carlos Aquino- , se pudo apreciar el nivel de desarrollo que han tenido los campesinos vietnamitas, pues se veían casas bien construidas y organización en la distribución de la producción, con líneas férreas a lo largo de todo el país”.
El Embajador de Venezuela en Vietnam, Jorge Rondon, le dio una excelente recepción a la delegación venezolana, de la cual, Aquino señala, “se evidencia que ha habido un positivo avance en el nivel de actividad de nuestra representación diplomática en Hanói, con diversas iniciativas para elevar el nombre de Venezuela y avanzar en los diferentes intercambios”, puntualiza.
Embajador de Cuba en Vietnam entre 1961 a 1966
Destaca entre los delegados internacionales presentes, quien fuera Embajador de Cuba en Vietnam durante los primeros años de la agresión norteamericana, entre los años 1961 a 1966, Mauro García, quien también cumplió la tarea de recibir, por aquellos años de guerra, a varios de los cuadros que el Partido Comunista de Venezuela envió durante esos difíciles años de los 60.
Conferencia Internacional
Conferencia Internacional de Celebración por el 120º Aniversario del Natalicio del Presidente Ho Chi Minh, cuyo Tema Central fue el “Legado de Ho Chi Minh en la época actual”, se instaló el 12 de mayo, en la academia Ho Chi Minh de Política y Administración Pública, con la presencia de su Director, Le Huu Nghia, y del Presidente de la Asamblea Nacional, Nguyen Phu Tron.
La ponencia de Venezuela se presentó en esta primera jornada, en la tarde, en el tema Ho Chi Minh y la causa de la independencia nacional y el socialismo.
(Ver más abajo Ponencia completa de Venezuela)
Las palabras expresadas tuvieron mucha acogida en la sala, donde se encontraban veteranos de la guerra de liberación, especialmente cuando se destacó la histórica relación de solidaridad entre los Partidos Comunistas y los pueblos de Venezuela y Vietnam, resaltando la acción de solidaridad con el patriota Nguyen Van Troi.
Durante el día 13 de mayo, se desarrollan las otras dos temáticas que son: Ho Chi Minh y la causa de la paz, la amistad y el progreso de la humanidad; y La cultura y la ética en Ho Chi Minh.
En medio de las actividades, las delegaciones tuvieron oportunidad de visitar el Mausoleo de Ho Chi Minh y rendirle tributo ante sus restos mortales, como lo hacen diariamente de manera voluntaria miles de vietnamitas, hombres, mujeres, niños, y viejos, haciendo largos colas.
El 14 de mayo, en la Jornada de clausura y despedida de las delegaciones internacionales, la Dirección del Partido Comunista de Vietnam, encabezada por el Secretario General, Nong Duc Manh, y la representación del Estado, ofrecieron una recepción de despedida a las delegaciones.
PONENCIA DEL PARTIDO COMUNISTA DE VENEZUELA EN LA CONFERENCIA INTERNACIONAL de CELEBRACIÓN por el 120º ANIVERSARIO del NATALICIO del PRESIDENTE HO CHI MINH
Hanoi, República Socialista de Vietnam. 10 al 14 de mayo de 2010
Queridos camaradas de la Academia Nacional Ho Chi Minh de Política y Administración Pública, quienes han llevado adelante exitosamente la importante tarea de organizar esta Conferencia, y a través de ustedes al heroico pueblo vietnamita;
Camaradas representantes de los diversos Partidos Comunistas, Obreros y Revolucionarios presentes;
Permítannos empezar por expresarles, muy sinceramente, que para el Partido Comunista de Venezuela es un gran honor participar en esta Conferencia, en el país del gran maestro de revolucionarios que fue, y sigue siendo sin duda, el camarada en cuya memoria se celebra esta Conferencia: el querido tío Hó.
Porque el camarada Ho Chi Minh nos legó grandes enseñanzas, con ese incomparable ejemplo de su vida, para los luchadores revolucionarios de todos los países. En particular para los militantes comunistas de todo el mundo, que en medio del fragor de las luchas contra nuestros enemigos no debemos abandonar nunca el estudio, base indispensable y permanente para la conducción acertada de esas mismas luchas. Tal como lo expresara fielmente en su obra el cantor del pueblo venezolano Alí Primera: “¡Ho Chi Minh, el hombre que sembró de esperanzas el vientre del Vietnam!”.
La celebración de esta Conferencia es una contribución efectiva al desarrollo exitoso de las luchas revolucionarias, en todos y cada uno de los diversos espacios en los cuales tenemos que combatir hoy los comunistas, en formas muy variadas, a ese enemigo principal que nos amenaza y agrede por doquier, como es el imperialismo.
Durante largos años, décadas enteras, décadas tras décadas, tuvimos los revolucionarios venezolanos como estímulo, como maestro del arte de la lucha contra un enemigo aparentemente de un poderío extraordinario, el ejemplo del pueblo vietnamita conducido en su extraordinaria lucha de liberación por Ho Chi Minh.
Pues aprendimos de la lección vietnamita que las luchas en contra de un enemigo como el imperialismo, cualquiera que sean las banderas nacionales que ese enemigo pueda levantar, sean de los colonialismos europeos decadentes o del joven imperialismo yanqui tan rápidamente envejecido, ese enemigo deberá ser combatido con talento todavía mayor, con sabiduría, y no solamente con las armas.
En este sentido, el gran maestro para todos los pueblos del mundo, sobre todo para los del llamado tercer mundo, como es el caso de la parte del continente americano bautizada como América Latina, lo fue y sigue siendo el pueblo de Vietnam, las enseñanzas y el ejemplo vivo de Ho Chi Minh, y la consecuente dirección política del Partido Comunista de Vietnam.
Resulta indiscutible el hecho de que el pasado siglo dio a la lucha de la humanidad, en todos los continentes, una serie de grandes y exitosos revolucionarios, que supieron interpretar y marchar a la cabeza de sus pueblos, produciendo enormes cambios políticos, económicos y sociales.
Puede afirmarse que esos cambios han acelerado notablemente y en diversas formas el progreso de todas las sociedades. Para empezar, con la gran revolución rusa conducida por Lenin y el Partido bolchevique, que demostró de manera convincente que las ideas del socialismo científico, tan discutidas en el plano teórico durante el siglo XIX, pasaban a la ofensiva, de su fase teórica al terreno de la realidad.
Desde ese momento histórico, que de ningún modo podría luego ser subestimado en su trascendencia, ha surgido toda una serie continua de revoluciones. Pero todas inspiradas por las lecciones de aquel Octubre de 1917 en Petrogrado.
Es en ese contexto histórico, que mejor podemos situar la revolución vietnamita, al extraordinario papel que en la historia mundial ha desempeñado durante más de medio siglo un país pequeño por su dimensión territorial pero indudablemente de los más grandes en el sentido moral de la heroica y colosal grandeza de su pueblo.
Al participar en esta Conferencia, lo decimos con profunda sinceridad –como siempre se debe hablar entre hermanos, entre revolucionarios, entre comunistas-, procuramos expresar los sentimientos que nos son comunes a los militantes de la causa revolucionaria en nuestro país. Pues en la lucha del pueblo vietnamita, y en particular en lo que en ella ha significado el aporte personal del camarada Ho Chi Minh, hemos visto y seguimos viendo nosotros una permanente fuente de moral revolucionaria y de ética socialista, de estímulo para soportar las más duras pruebas con la plena confianza en un exitoso futuro. Con tal espíritu, nosotros vemos en nuestras derrotas la antesala de las próximas victorias.
Bien puede decirse que la construcción de una sociedad socialista es una tarea de larga duración para cualquier pueblo, pues implica necesariamente la transformación de su país en diversas esferas de la actividad humana.
Precisamente es en tal sentido, que para nosotros la revolución vietnamita ha sido sumamente ejemplar, y lo podemos decir a la luz de todo un siglo de revoluciones que se han fijado como objetivo la meta del socialismo, siguiendo todas ellas la orientación teórica del marxismo, pero que en un número significativo –de una u otra manera- han sufrido alteraciones en su trayectoria.
Por eso mismo, al analizar esas experiencias, llegamos a la conclusión de que una revolución socialista tiene que consolidar fases de desarrollo, progresiva y dialécticamente relacionadas, para asegurar su continuidad exitosa.
Podemos considerar que la revolución socialista contiene necesariamente en sí cuatro revoluciones, que son: una revolución política, una revolución económica, una revolución cultural y una revolución ética.
Estas cuatro revoluciones forman un todo, son indispensables para desarrollar en forma completa y exitosa la revolución socialista.
Las condiciones en las cuales se han intentado y desarrollado en el último siglo las construcciones del socialismo, que abarcan tres continentes, por lógica tenían que ser muy diferenciadas. Tanto en lo político como en lo económico, y por lo tanto igualmente en sus aspectos culturales, han sido pueblos en condiciones de desarrollo obviamente diferentes.
Las condiciones históricas específicas determinan en gran medida, como es natural, las características propias de cada movimiento que tenga como objetivo un cambio revolucionario.
Particularmente en sus aspectos éticos esta realidad sin duda tiene rasgos propios muy acentuados.
En un país de una economía industrial, por lo tanto con una clase obrera desarrollada, las masas trabajadoras viven y adquieren costumbres muy diferentes de las que caracterizan al campesinado. Lo cual trae igualmente unos cambios rápidos y significativos en cuanto a la moral pública que se reflejan también en los individuos y su conducta.
Asimismo, en un país con una economía agraria y por lo tanto con una población mayoritariamente campesina, la moral pública no es fácilmente factible de ser alterada, porque está asentada en la experiencia de muchas generaciones, cuyos hábitos de vida no han sufrido alteraciones durante muchas décadas o incluso siglos.
Todo esto hay que tomarlo muy en cuenta cuando queremos examinar la trayectoria vital, y sobre todo la obra de Ho Chi Minh como uno de los más insignes maestros de la revolución mundial que proponemos los marxistas.
Una revolución de tal alcance desborda el molde un tanto estrecho de lo nacional, y por eso aporta un mensaje para toda la humanidad. Bien puede afirmarse que la revolución vietnamita, según la trayectoria que marcó desde sus comienzos Ho Chi Minh y con singular empeño ha proseguido hasta hoy, nos brinda un magnífico y aleccionador ejemplo de una revolución que es nacional y mundial, al mismo tiempo, manteniendo este rumbo con sus particularidades propias.
Indudablemente que esto ha sido posible por la alta valorización que ha mantenido del factor ético, y esto es algo que lamentable y dolorosamente no se hizo en otros procesos revolucionarios.
Uno de los frutos más concretos y a la vez de alto significado en el plano teórico, que esta Conferencia puede aportar a los movimientos revolucionarios de todas partes del mundo, sería el de propiciar por todos los medios prácticos un conocimiento internacional, lo más extendido que sea posible, de la vida y obra de Ho Chi Minh, y contando como es lógico con la colaboración también de instituciones diversas en cada país.
El nombre de Ho Chi Minh ha resonado por el mundo entero durante décadas. Esta resonancia ha sido incluso en los medios masivos de comunicación del capitalismo igual o mayor que en publicaciones nuestras, fundamentalmente en el periodo de la intervención directa por tropas de Estados Unidos, desde principios de los años ‘60 hasta 1975, reconociendo el peligro que representaba para sus intereses la lucha del pueblo vietnamita, simbolizado en su mejor hijo, el camarada Ho Chi Minh.
Siempre lo hacían en los términos más negativos, para justificar la agresión del imperialismo yanqui contra el proyecto independiente y soberano del pueblo vietnamita.
Por eso era presentado como un simple jefe de guerrillas, tal y como han surgido muchos en varias partes del mundo y de nombres que ya muy poca gente recuerda.
Nada se decía de su incansable esfuerzo durante las tres décadas anteriores, en lo teórico y en lo práctico, en lo ideológico y en lo organizativo, para crear el instrumento político concreto que es indispensable si se quiere llevar a cabo una revolución exitosa.
Esa fue la labor paciente y difícil que, prácticamente solo, Ho Chi Minh emprendió ya al participar en 1920, muy lejos de su país natal, en el célebre Congreso de Tours, donde tras el llamado de la III Internacional fundada en 1919 en Moscú, se decidió por una buena mayoría la creación del Partido Comunista de Francia. Como delegado a dicho Congreso de Tours, militante él como todos los allí reunidos, del viejo partido socialista, de inmediato se unió con gran entusiasmo a quienes propiciaron su transformación en un partido de nuevo tipo, un Partido Comunista.
Nos resulta bastante interesante conocer algo de su actuación como delegado a ese importante Congreso, en particular el texto de su intervención en los debates.
En esa ocasión expresó el delegado Nguyen Al Quoc, nombre que para aquella época tuvo Ho Chi Minh, refiriéndose al colonialismo que aplicaba Francia en toda la región que llamaban Indochina, estas enérgicas y claras palabras:
“Camaradas, yo hubiera querido venir hoy a colaborar con ustedes en la obra de la revolución mundial, pero es con la más grande tristeza y la más profunda desolación que yo vengo, hoy, como socialista, a protestar contra los abominables crímenes cometidos en mi país de origen. Ustedes saben que desde hace medio siglo el capitalismo francés ha venido a Indochina; nos ha conquistado a punta de bayoneta y en nombre del capitalismo. Desde entonces, no solamente que nosotros estamos vergonzosamente oprimidos y explotados, sino que todavía estamos terriblemente martirizados y envenenados. …yo subrayaré esta palabra “envenenados” por el opio, el alcohol, etc. Me es imposible, en algunos minutos, demostrar a ustedes todas las atrocidades cometidas en Indochina por los bandidos del capital. Más numerosos que las escuelas, los presidios están siempre abiertos y espantosamente poblados. Todo indígena que sea reputado de tener ideas socialistas es encerrado y a veces sometido a muerte sin juicio. Es la justicia llamada Indochina, pues allá hay dos pesos y dos medidas; los anamitas no tienen las mismas garantías que los europeos o los europeizados. La libertad de prensa y de opinión no existe para nosotros, como tampoco la libertad de reunión o de asociación. No tenemos el derecho de emigrar o de viajar al extranjero; vivimos en la ignorancia más oscura porque no tenemos libertad de enseñanza. En Indochina, se hace todo lo que pueden para intoxicarnos con opio y para embrutecernos con alcohol. Se ha hecho morir varios miles de anamitas y se ha hecho masacrar varios otros millares para defender intereses que no son los suyos. He aquí, camaradas, como más de veinte millones de anamitas, que representan más de la mitad de la población de Francia, son tratados. …El partido socialista tendrá que librar una acción eficaz a favor de los oprimidos indígenas…
Nosotros vemos en la adhesión a la III Internacional la promesa formal del Partido Socialista de dar por fin a las cuestiones coloniales la importancia que ellas merecen.” (Le Congrès de Tours. Editions Sociales, París, 1980).
Así expresaba el joven Ho Chi Minh, ya en aquel tiempo, su madurez como revolucionario y claridad internacionalista, con un definido rechazo al colonialismo, y lo hacía en una Francia impregnada todavía de sentimientos de extremo nacionalismo y buena dosis de racismo.
Pero eso no era sino el comienzo de una muy larga trayectoria, que desde entonces estuvo bajo el influjo directo de la Gran Revolución de Octubre de 1917 en Rusia, tal como lo han estado hasta hoy, de una u otra manera, todos los movimientos y revoluciones que se han desarrollado desde el triunfo de aquel histórico suceso.
Pueden ser, y en efecto lo son, múltiples y de diversa índole los obstáculos que en su desarrollo encuentra un movimiento del tipo preconizado por Lenin.
Lo son tanto de naturaleza externa, originados por una situación abiertamente colonial, como era el caso de Indochina para entonces, o semicolonial, como sucedía en Venezuela hasta que en años recientes empezamos a sentar las bases para nuestra liberación nacional frente el tremendo peso que representa el poder de dominación del imperialismo, en especial el de base estadounidense.
O son obstáculos de naturaleza interna, que provienen del escaso desarrollo de las fuerzas productivas, de un limitado desarrollo industrial, y por eso del limitado crecimiento de la clase obrera.
De tales factores externos e internos depende la creación del partido de nuevo tipo, o sea de un Partido Comunista, en cualquier país y de cualquier continente.
Así lo entendió perfectamente aquel joven vietnamita y comenzó de inmediato, desde Europa, a prepararse él mismo para asumir la difícil y prolongada tarea de reunir los elementos necesarios que luego le permitirían volver a su país y fundar tal partido. Dicha tarea requirió su dedicación total durante toda una década, hasta que finalmente logró reunir en un sitio cercano a Hong Kong, ciudad china que por muchos años estuvo en manos de los británicos, a los representantes de las tres corrientes comunistas ya existentes en su país. Así fue creado, el 3 de febrero de 1930, hace ya 80 años, el Partido Comunista de Vietnam, legítimamente llamado: glorioso.
Un Partido con el que los comunistas venezolanos estamos hermanados históricamente. Esta hermandad entre nuestros Partidos Comunistas, el de Vietnam y el de Venezuela, se ha mantenido y fortalecido en el tiempo a pesar de la gran distancia que geográficamente nos separa, así como de las diferencias idiomáticas de nuestras bellas lenguas.
Estas relaciones comunistas, basadas en las más hermosas prácticas del internacionalismo proletario, vivieron un momento cumbre el año de 1964 cuando –en medio de la brutal guerra desatada por la invasión de tropas yanquis contra el pueblo vietnamita- el 9 de octubre, aguerridos jóvenes comunistas venezolanos, pertenecientes a la Unidad Táctica de Combate “Iván Barreto Miliani”, de nuestras Fuerzas Armadas de Liberación Nacional, llevaron a cabo la brillante operación de captura y retención del segundo agregado militar norteamericano en Venezuela y agente de la CIA, Teniente Coronel Michael Smollen, exigiendo el intercambio humanitario por el patriota Nguyen Van Troi, capturado por tropas sud-vietnamitas y condenado a muerte. Se logró el aplazamiento de su fusilamiento, sin embargo una vez liberado el norteamericano, desde el mismo Pentágono llegó la orden para la ejecución inmediata del camarada Van Troi, quien en sus últimas palabras reivindicó: ¡Larga vida a Ho Chi Minh!
Recién el año pasado, luego de 45 años de esa máxima acción de solidaridad de los comunistas venezolanos con las luchas de Vietnam, en Tribuna Popular, Órgano del Comité Central del Partido Comunista de Venezuela, se narra por primera vez cómo se gestó la exitosa operación Van Troi, revelando los nombres de los camaradas participantes. Algunos nos seguirán acompañando siempre con su ejemplo vivo en los corazones de nuestros militantes y del pueblo vietnamita. Cuatro de esos héroes y la viuda del jefe de la operación, forman parte de la Casa de Amistad y Solidaridad Venezuela-Vietnam.
Muchas marchas fueron organizadas por nuestro Partido en esa época, conduciendo las masas populares a protestar enérgicamente frente a la embajada norteamericana en Caracas en solidaridad con la lucha por la liberación definitiva de Vietnam, de la cual celebramos sus 35 años este 30 de abril con un acto central en la Universidad Bolivariana de Venezuela, continuando el 4 de mayo con la inauguración de una exposición fotográfica en el Palacio Federal Legislativo y acto seguido con la aprobación de un acuerdo de salutación en la Sesión Plenaria de nuestra Asamblea Nacional.
Hoy, presentes aquí, los comunistas venezolanos queremos fortalecer y ampliar aun más los lazos históricos de estas ocho décadas, hermanados eternamente con los principios éticos y morales del querido camarada Ho Chi Minh.
Una trayectoria como la del Partido Comunista de Vietnam es sin duda ejemplar para los revolucionarios de muchos otros países, especialmente cuando se trata de países que todavía sufren en muchos sentidos el dominio que sobre sus gobernantes títeres ejercen los imperialistas. De allí deriva la excepcional importancia que hoy tiene dar a conocer mundialmente la trayectoria revolucionaria de Ho Chi Minh.
Para nosotros, los comunistas venezolanos, reviste gran significación el hecho de que la creación del Partido Comunista de Venezuela es prácticamente coincidente con la del Partido vietnamita, ya que el venezolano fue creado el 5 de marzo de 1931, además de la coincidencia en nuestras siglas: PCV.
Más aún, ambos partidos fuimos aceptados como miembros efectivos de la Internacional Comunista, o sea la III Internacional, exactamente al mismo tiempo. Así, en el VII Congreso de esta organización mundial de los partidos comunistas, celebrado en Moscú, el 20 de agosto de 1935 ambos Partidos fuimos admitidos junto a los de Filipinas, Perú, Colombia, Costa Rica y Puerto Rico (Fundación del Partido Comunista de Venezuela. Fondo Editorial Carlos Aponte, 2ª Edición Ampliada).
Eran los difíciles tiempos de los años ‘30, preludio de la II Guerra Mundial. En Europa se propagaba el fascismo, ante la mirada cómplice de las potencias capitalistas de la época, siendo sólo detenido por la fortaleza moral y militar del Ejército Rojo y el pueblo soviético, que junto a las fuerzas mundiales del progreso conquistó para la humanidad la Victoria sobre el nazi-fascismo en 1945, cuyo 65º Aniversario conmemoramos este 9 de mayo.
Tomando en cuenta esa realidad que se gestaba, la III Internacional aceleró su trabajo para crear nuevos Partidos Comunistas, empezando por la formación de nuevos cuadros dirigentes en países donde no los había. Jóvenes de ideas ya revolucionarias eran preparados en Moscú, para que luego regresaran a sus respectivos países y fundaran, allí donde todavía no existían, Partidos Comunistas. Tal fue, como sabemos, el caso del joven Ho Chi Minh.
Desde luego que no todos esos jóvenes revolucionarios reunían las excepcionales virtudes revolucionarias de aquel joven vietnamita, y menos en el aspecto ético. Por eso muchos de ellos se fatigaban en la lucha, incluso después de haber dado en su país grandes aportes, y terminaban retirándose del Partido. Así sucedió, lamentablemente, por ejemplo, en el caso de Venezuela.
Cabe recordar, en estos casos, un celebrado poema del gran intelectual comunista alemán, Bertolt Brecht, donde nos recuerda que hay camaradas que luchan por un tiempo, hasta por años, y son útiles. Pero los que luchan toda su vida, como es el caso de Ho Chi Minh, “esos son los imprescindibles”.
Lo resaltó también ese gran revolucionario cubano Julio Antonio Mella, uno de los fundadores en 1925 del Partido Comunista de Cuba, cuando expresó que los revolucionarios “Hasta después de muertos somos útiles”, porque servimos de trinchera y de ejemplo. Y Mella, asesinado en 1929, por agentes de la dictadura que para aquella época había en Cuba al servicio de los imperialistas yanquis, justo cuando él estaba por cumplir apenas 26 años de edad, ha sido y seguirá siendo por siempre –junto a Ho Chi Minh- un magnífico ejemplo de lo acertada que es esa frase suya.
Camaradas participantes en esta Conferencia:
Les traemos a todos ustedes un caluroso saludo fraternal a nombre del Partido Comunista de Venezuela, y en particular de parte de nuestro Comité Central. A la vez, les expresamos el saludo de uno de nuestros militantes, ya muy cercano a los 100 años de edad, Tomás Torres, quien fue uno de los fundadores en 1931 de la primera célula de nuestro Partido, en condiciones de la mayor clandestinidad y bajo una bárbara dictadura instaurada por los monopolios petroleros que nos explotaban y dominaban.
Por último, les expresamos nuestro concepto de que el mejor ejemplo del maestro de revolucionarios que fue Ho Chi Minh, nos lo legó con el hecho de haber sido él, ciertamente, uno de los grandes comunistas del siglo XX, que no incurrió en la desviación teórica y práctica, tan alejada del pensamiento marxista, que implica el culto a la personalidad. Por eso decimos que es para nosotros uno de los más insignes maestros de la ética ligada a la lucha revolucionaria.
¡VIVA EL INMORTAL LEGADO DE HO CHI MINH!
¡VIVA EL HEROICO PUEBLO DE VIETNAM Y SU REVOLUCIÓN SOCIALISTA!
¡VIVA EL GLORIOSO PARTIDO COMUNISTA DE VIETNAM!
¡VIVA EL INTERNACIONALISMO PROLETARIO!
Salud camaradas.
Buró Político del Comité Central del Partido Comunista de Venezuela
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