domingo, 11 de julio de 2010

¡Ahí viene el lobo… el comunismo!


Caracas, 04 jul. 2010, Tribuna Popular TP.- La desesperación de la contrarrevolución, su ansia por encontrar el mensaje que logre motivar a la porción de la población que no se identifica todavía con el planteamiento revolucionario, la lleva a sacar del baúl viejos y desusados discursos.
El más reciente de estos es el reciclaje del discurso del castro-comunismo, el de «Chávez es comunista», el de «Chávez quiere llevarnos al comunismo», el de «las Comunas son comunismo».
Efectivamente, hay una porción significativa del pueblo venezolano que, aunque por sus necesidades objetivas y su ubicación en las relaciones de producción debería estar vinculada con el planteamiento liberador de la revolución, siguen de maneras y niveles diversos sin asumir su papel junto a las demás masas trabajadoras.
El mensaje y la credibilidad de la revolución y sus liderazgos no han podido aun convencer a esta porción de pueblo.
Hay que clarificar, entre las fuerzas del proceso e incluso con ellos, que la llamada comúnmente «oposición» no refleja la compleja y heterogénea realidad en el actual proceso político venezolano.
Nosotros mismos, muchas veces, en nuestros discursos y planteamientos, homogeneizamos a la «oposición» llamando simplistamente de esta manera.
No son iguales, ni tienen los mismos objetivos, los connotados pseudodirigentes de la contrarrevolución –quienes cumplen un papel títere al servicio mercenario de una potencia extranjera– y esa porción de pueblo –quienes son trabajadores y trabajadoras, explotados también por el sistema capitalista imperante–, por lo que debe llegarse también, cara a cara, a esta porción popular, con un mensaje clarificador para ganarla a los profundos planteamientos estratégicos revolucionarios.
Diversos errores cometidos, especialmente el referido a la claridad de las contradicciones principal y fundamental del proceso revolucionario venezolano, han llevado a no tener todavía junto a nosotros a la inmensa y abrumadora mayoría del pueblo.
La contradicción principal, hoy, es entre los intereses liberadores de la nación venezolana y los intereses del capital transnacional con sus necesidades imperialistas de dominación.
La contradicción fundamental, estratégica, es entre los intereses de toda y todo trabajador asalariado, generador de plusvalía, producto de cuyo trabajo vive y disfruta la burguesía, la clase capitalista, y los intereses explotadores de estos últimos.
Por eso, debemos ir –en el marco de la batalla política, ideológica y de masas que significa la presente campaña electoral–, a explicar y debatir esta realidad en los espacios naturales del pueblo, en las fábricas, en las empresas, en las comunidades, en los caseríos, en las universidades.
La carencia de un debate clarificador, en el seno mismo de las masas, ha facilitado que distintos discursos distorsionadores y reformistas de la contrarrevolución hayan calado en esta porción de pueblo.
Por eso, las y los comunistas tenemos una elevada responsabilidad en esta batalla, especialmente cuando se pretende reutilizar el desgastado discurso ya cincuentenario del castro-comunismo como forma de atacar a la revolución bolivariana y a quien ejerce su principal liderazgo, el presidente Chávez.
Quienes militamos en el Partido Comunista de Venezuela (PCV), con sus casi 80 años de vida orgánica, reivindicamos que el futuro luminoso de la humanidad está en la sociedad comunista, para cuya construcción se necesitarán varias generaciones y condiciones favorables de carácter internacional.
Ninguna de las actuales Leyes aprobadas o en discusión en la Asamblea Nacional es ni puede ser «comunista». El propio concepto básico del comunismo lo plantea como una sociedad a la que se llega a través de un larguísimo proceso que va extinguiendo la necesidad del Estado, como formación histórico-social que establece –con cualquiera de sus contenidos– el conjunto de las instituciones y normas para la represión de una o unas clases sobre otras.
No, Chávez no es comunista. Lo afirmamos los comunistas.
No, Chávez no quiere “llevarnos” al comunismo. Lo decimos con propiedad.
No, las Comunas no son comunismo ni Soviets de la URSS. Lo reafirmamos claramente.
Hugo Chávez es un dirigente fervientemente antiimperialista que ha iniciado el difícil y largo camino del marxismo consecuente, y que ha cumplido un importante papel esperanzador para nuestro pueblo.
El PCV, por más de ocho décadas, ha levantado las banderas de la unidad, las banderas de la amplia alianza patriótica, antiimperialista, antioligárquica, antimonopólica, democrática y popular.
Lo que está planteado, y sobre lo que hay que avanzar en la gestión de la Asamblea Nacional, es en Leyes que tiendan a la liberación de todas las formas de dominación imperialista, que ayuden a generar las condiciones para la perspectiva socialista de la revolución venezolana.
Es el compromiso del Partido del Gallo Rojo.

No hay comentarios: