sábado, 25 de julio de 2015

ACERCA DE LA LLAMADA INFLACIÓN “INDUCIDA”

Santos Moreno, especial para Soy Comunista. Un elemento característico de la crisis del proceso de acumulación de capital en Venezuela es la acelerada variación de los precios de las mercancías (inflación), la cual se mide periódicamente a través del Índice Nacional de Precios al Consumidor (INPC). En los dos últimos años se ha observado un aumento en los índices inflacionarios en comparación con los del resto de los años del siglo 21. Diversos voceros del gobierno han atribuido esta situación a lo que denominan “Inflación inducida”, que forma parte según aquellos de la llamada “Guerra Económica” contra el pueblo venezolano. En realidad, la inflación empieza a convertirse en el problema más recurrente de la economía venezolana a partir de 1983, una vez que se empieza a manifestar que el modelo capitalista rentístico de la economía nacional ha alcanzado sus límites. Por ejemplo si se revisa la data histórica publicada por el BCV sobre la inflación, se observa que durante el periodo 1950-1982 la inflación promedio anual fue de 4,4%, con un pico histórico en 1979 de 20,4%, mientras que desde 1983 hasta 2014 la inflación promedio fue de 33,7% con un máximo de 103% en 1996. ¿Significa entonces que desde 1983 la burguesía ha arremetido contra el pueblo “induciendo” la inflación y afectando incluso a gobiernos tan de derecha como los de Pérez y Caldera? Nada más alejado de la verdad. El modelo rentista venezolano entra en crisis una vez que la renta petrolera se hace insuficiente para cubrir las necesidades de la economía nacional, es decir: la importación de mercancías, el gasto público y la carga que significa la deuda externa. Precisamente en 1983 las exigencias sobre el pago de la deuda obligaron a la primera de una larga lista de devaluaciones de la moneda nacional. Desde entonces, la norma ha sido que cuando se presenta una caída en el ingreso petrolero, diferentes gobiernos han recurrido a la devaluación como instrumento para lograr el equilibrio fiscal. En una economía con alto un componente de mercancías importadas, una devaluación es trasladada al precio final de las mercancías generándose con ello el efecto devaluación-inflación. El auge rentístico entre los años 2000-2008 permitió contener la inflación valiéndose de un tipo de cambio anclado que abarató las importaciones, generando relativa estabilidad en los precios. A partir de 2009 se observó una recuperación de los precios del petróleo pero a niveles no tan altos como los observados en años previos, con lo cual se mantuvo contenida la inflación pero a costa del agotamiento de las reservas internacionales. A finales de 2008 las reservas internacionales estaban por el orden de los 43 mil millones de dólares, en la actualidad han disminuido a 17.500 millones de dólares, de las cuales solo 2.078 millones estaban representadas por reservas de divisas al cierre de 2014 según cifras del BCV. La escasez de divisas ha provocado una fuerte presión al alza del dólar del mercado paralelo, el cual se ha convertido en el marcador de precios de toda la economía, generando con ello una espiral inflacionaria. Una nueva caída de los precios de los hidrocarburos ha acentuado esta situación obligando a plantearse esquemas distintos de política cambiaria incluyendo tentativas de dolarizar la economía. La inflación en Venezuela desde 1983 es un fenómeno asociado al tipo de cambio, cuya variabilidad depende de la capacidad de la economía de generar divisas. Desde hace un siglo esa capacidad ha descansado casi exclusivamente en la captación de renta petrolera, por ello los altos índices de inflación son la manifestación de una crisis sistémica y no de la conspiración de un grupo de empresarios. Solo una comprensión científica del funcionamiento del capitalismo venezolano puede ser punto de partida para una transformación revolucionaria, de lo contrario reinará la confusión en el seno de la clase trabajadora.

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