por Nazanin Armanian.
Esta vez tampoco podrá ser. A pesar de la euforia desatada entre los
kurdos iraquíes por la conquista de varias ciudades del norte del país,
entre ellos Mosul y la petrolífera Kirkuk, que permite duplicar su
dominio geográfico y su población, John Kerry rechazó la petición del
presidente del Gobierno Regional del Kurdistán (GRK), Massoud Barezani,
de reconocer un Estado kurdo independiente. Los hechos suceden en el 68
aniversario del derrocamiento de la efímera República de Kurdistán de
Irán dirigido por el socialista Gazi Mohammad, por el ejército del Sha
bendecido por EEUU.
Esta es la triste historia de millones de integrantes de una
milenaria cultura atrapados entre varios Estados poderosos, quienes no
han parado de aplicar el kurdicidio en todas sus dimensiones: étnica,
lingüística, religiosa, histórica, humana. Y aún a pesar de tanto
sufrimiento, de batallas sin ganar, mantienen, no la esperanza, sino el
espejismo de que en las circunstancias actuales de un mundo dirigido por
bancos y empresas de armas y de petróleo, en un
Oriente Próximo, a la deriva,
con dirigentes serviles a los intereses ajenos, un EEUU, al que llaman
la cuna de la democracia (que niega un Estado para los palestinos),
respetará la voluntad de los kurdos y les asignará un escaño en la ONU.
¡Cuánta ingenuidad en un mundo de
realpolitik!
El dilema de Obama
Barak Obama sigue resistiendo, sin mucho éxito, a la presión (y
trampas) de los republicanos, israelíes y saudíes que pretenden que EEUU
mantenga una gran presencia militar en Oriente Próximo apuntando a Irán
y Rusia; no oculta que su objetivo principal ha sido
contener a China y no implicarse en minúsculas peleas vecinales en esta zona.
Aún no había podido organizar la permanencia de las tropas en
Afganistán, atender la crisis Siria y Ucrania, y firmar el acuerdo
nuclear con Irán, cuando “de repente” se le presenta un nuevo desafío:
recoger los destrozos producidos por unos cuantos hombres despiadados al
apuntalado Gobierno iraquí. Como guinda, le informan de que unas
personas llamadas “kurdos” le pidan permiso para declarar un Estado
independiente sobre los restos del país que invadieron las tropas de su
Ejército. Su repuesta ha sido un rotundo NO, por las siguientes razones:
1 – Para defender un Estado Kurdo de sus enemigos regionales, debe estacionar tropas en la región. Y hoy ni se lo plantea.
Los árabes no olvidan que los caudillos kurdos, desde un
nacionalismo clasista, miope e insolidario fueron cómplices necesarios
de la agresión de EEUU a Irak en 2003 que dejó decenas de miles de
muertos (
ver: iraqbodycount.org),
luego cerraron sus ojos ante la muerte de millón y medio de niños y
adultos árabes durante 12 años de bloqueo económico genocida y miraron
hacia otro lado cuando salió el escándalo de Abu Ghraib o los vuelos de
la CIA que transportaban personas secuestradas a los agujeros negros de
la democracias capitalista.
2- Un Kurdistán separado no solo significaría la tutela total de Irán
sobre la región petrolera del sur chií, sino regalarle un acceso
terrestre directo a la zona chií de Arabia Saudí. Por lo que Riad
tampoco defiende un Irak desintegrado.
3 – Un Irak fragmentado enfrentará directamente a Irán y Arabia
Saudí, hundirá la producción de petróleo de los tres países, y con ello a
los mercados de petróleo, obligándo a Obama a enviar tropas al Golfo
Pérsico.
4 – Empujaría a Irán a una carrera armamentística, y fortalecería sus lazos con Rusia y China.
5 – El cambio de mapa de Irak y de Siria, o simplemente el cambio de
sus mandatarios de chiíes a suníes ─que es lo que piden Israel y
Arabia─, pondría fin a las negociaciones nucleares que se están
desarrollando con Irán, consolidando los sectores belicistas en
los Gobiernos de ambos países.
6 – No quiere dar la impresión de que Irak se ha desintegrado como consecuencia de la invasión.
7 – Prefiere retocar y mejorar la actual fórmula para Irak: un
presidente suní kurdo, un primer ministro chií árabe, y un presidente
del parlamento suní (algo parecido al Líbano). Lo que no se comprende es
cómo pide la cooperación de Irán para un gobierno iraquí inclusivo,
sabiendo que en la República Islámica los suníes, judíos, cristianos,
ateos, kurdos, baluches, mujeres, entre otros sectores, están excluidos
del poder. ¿O quizás pretende involucrar a Irán en una larga guerra de
desgaste?
8 – No ve un movimiento nacional kurdo unido. El tribalismo de sus
dirigentes, sobre todo el iraquí y el de Turquía lo han obstaculizado.
El Partido Democrático de Kurdistán de Irak (PDK) es un partido de
derechas, conservador, pro-occidental, casi propiedad de la familia
Barezani. Mientras el PKK, de izquierda marxista, representa a las
clases medias y al campesinado pobre. Difícilmente podrán alcanzar
acuerdos aunque sean tácticos.
9 – La desunión no solo reina entre los partidos kurdos de Irak,
Siria, Turquía e Irán, sino también entre las formaciones de un mismo
país: siguen abiertas las heridas de la ultima guerra civil en 1994,
entre el PDK, del clan de Massoud Barezani (presidente del GRK) y la
Unión Patriótica de Kurdistán (UPK) el de Jalal Talebani (presidente de
Irak). Por lo que EEUU desconfía de su capacidad de administrar un
Estado en una zona tan compleja: ni siquiera han podido formar un nuevo
Gobierno tras las elecciones parlamentarias del pasado septiembre por
las peleas entre dos codiciados ministerios, el de los recursos
naturales y el de Interior.
10 – No hay que ir a Kurdistán para saber que allí no hay democracia
sino un corrupto clientelismo tribal adornado con libertades políticas.
En el mismo Washington, Barezani ha impedido que la Oficina de Kurdistán
sea dirigida por alguien que no sea de su familia. Por lo que lleva
meses sin representante.
11 – Massoud Barezani ni siquiera respeta las formas de la democracia
formal. A pesar de agotar los dos mandatos constitucionales, se niega a
apartarse del poder porque, según sus seguidores, “es insustituible y
el pueblo le quiere”. ¿Qué continuidad tendría un Estado kurdo vinculado
a una persona que es mortal como todos? Sólo un sistema estéril y
opresor es incapaz de producir talentos y renovarse.
De modo que de los tres principales requisitos para fundar un Estado, los kurdos cumplen sólo dos, a saber:
- Viabilidad económica: la conquista de Kirkuk posibilita la atención a
las necesidades primarias de la población y en un nivel digno.
- Capacidad de mantener su propia seguridad: los peshmargas,
entrenados por Israel y EEUU, ya son un ejército de profesionales con
moral y motivación, que lucharían para proteger a lo que sería el
embrión de un gran Estado.
Por otro lado, les falla “un proyecto de estado, sostenible y duradero en el tiempo”, por razones antes explicadas.
No es un secreto que Washington carece de una política propia
respecto a los kurdos, y sus posiciones varían según la posición de los
Estados de la región donde habitan. En caso de Turquía, un socio de la
OTAN, Washington ha incluido a la izquierdista PKK en su lista de
organizaciones terroristas; tampoco apoyó a los kurdos de Irak cuando
fueron gaseados por Saddam Husein, todavía amigo en 1988.
Así que, la soberanía kurda no está en la agenda de la Casa Blanca.
¿Qué dicen los países vecinos?
Turquía: de negar la existencia de los 20 millones
de kurdos de su país, sus autoridades han pasado a asimilar la presencia
kurda en los órganos del poder en Turquía (ver:
Baile de Turquía con el PKK: ¿Estrategia o táctica?),
y a defender con la boca pequeña la independencia del GRK. Turquía ha
invertido grandes cantidades de dinero y, a espaldas de Bagdad y a pesar
del enfado de EEUU, sigue firmando contratos comerciales con el GRK
directamente. La integración de Kirkuk en el dominio kurdo abre la
posibilidad a Ankara de diversificar sus fuentes de energía, hoy muy
dependiente de Rusia e Irán, y de paso consolidar lazos con la población
turcomana y aumentar su influencia en el futurible país kurdo.
Erdogan juega a dos bandas: apoya a los yihadistas ─de hecho les ha cobijado en la frontera común con Siria (ver:
Carta kurda en la partida siria)─,
y también al GRK. Dentro de dos meses necesitará el voto de los kurdos
para convertirse en el primer presidente elegido por sufragio directo
del país. Para ello, debe amnistiar a los presos del PKK. Pero, ¿será
capaz de hacerlo? Un pequeño estado kurdo en el norte de Irak,
necesitaría el reconocimiento de Turquía, ese socio de la OTAN.
Israel: “EEUU debe lanzar un gran ataque para
mantener la unidad de Irak o permitir su división en líneas
religioso-étnicas”. Así han enfocado los israelíes el tema del Estado
Kurdo con Washington, poniéndole entre la espada y la pared.
En la aplicación de la estrategia de “alianzas periféricas” de
Ben-Gurión ─que propone desarrollar uniones con países y pueblos no
árabes y/o no musulmanes de Oriente Próximo y África─, el Gobierno
israelí ha establecido fuertes vínculos con los kurdos: durante sus
levantamientos contra los gobiernos iraquíes de los años 1965-1975,
enviándoles instructores y armas, por ejemplo. Luego las actividades
culturales de unos 200.000 kurdos judíos iraquíes y decenas de
asociaciones kurdo-israelís, han consolidado estas relaciones, no
siempre inocentes. La autonomía kurda iraquí es hoy una base de
espionaje israelí en las fronteras de Irán, de Siria y de Bagdad. Una
vez independiente, Israel podrá usarlo como plataforma de ataque a Irán,
en sustitución de Azerbaiyán ─otro vecino de Irán, de gobierno y
mayoría de población chií, aunque socio de la OTAN e Israel─. Busca la
complicidad de Turquía y repartir la zona de influencia entre ambos.
Desde el 1991, el Mossad cuenta con una oficina en Erbil, capital de
Kurdistán, entrena a los peshmargas e instruye a los servicios de
inteligencia kurda. En julio de 2007, Human Rights Watch detallaba las
torturas y los malos tratos en las prisiones administradas por los
kurdos.
Los líderes kurdos son conscientes de que una relación abierta con
Israel les cierra las puertas de los países musulmanes y de su gran
mercado. No se privan de los mismos que reciben de los judíos, donde por
arte de magia, encontraron en la leyenda del Rey Salomón raíces comunes
entre ambos pueblos, desmontando la tesis del origen medo de los kurdos
que les ubicaba en el grupo ario de los pueblos junto a los persas.
Rusia: a Moscú no le interesa un Kurdistán bajo el
dominio total de Israel, ni más tensión en Irak. Cuando fue URSS, éste
país fue el primero que en 1923 otorgó pleno derecho a los kurdos
para desarrollar su cultura y realizar importantes investigaciones sobre
sus orígenes, lenguas y religiones, y una autonomía administrativa que
se llamó el “Kurdistán rojo”. Moscú también apoyó la Republica kurda de
Irán de 1946 y, un año después, otorgó asilo al Mulla Mustafá Barezani,
el padre de Massoud.
A Bagdad no le gustaron los acuerdos petrolíferos de Lukoil y
Gazprom con el GRK, ni a éste la venta de armas y aviones rusos a
Bagdad.
Con este panorama, en el mejor de los casos los kurdos mantendrán su
estatus actual: un Estado semi independiente conseguido sin
enfrentamientos con otros centros del poder como Bagdad o Teherán. Sin
embargo, los kurdos pagarán un precio muy alto por apoderarse de Kirkuk:
la seguridad y la paz de las que tanto gozaban hasta entonces.