lunes, 4 de agosto de 2008

Un líder revolucionario no brinca talanquera, ni sale corriendo a las embajadas cuando las cosas se ponen feas. ¡Se va a la calle y resiste

Un líder revolucionario no brinca talanquera, ni sale corriendo a las embajadas cuando las cosas se ponen feas. ¡Se va a la calle y resiste!



Del valle Aguirre





¿Que es un líder? ¿Que le otorga a una persona esa condición? ¿Cuál debe ser el compromiso de un líder, y cual, su papel en proceso de cambio revolucionario?



Para responder con precisión a esa pregunta es absolutamente necesario analizar el contexto social político y cultural donde se ubica esa figura. Porque un líder es y será siempre producto de unas determinadas relaciones de poder entre los grupos o clases sociales, donde la vanguardia de esas clases sociales mantiene y defienden una determinada concepción política, ideológica y filosófica de lo que es y debe ser una sociedad. El líder es el defensor de los intereses del grupo o clase social que representa, y solo si consigue expresar dichos intereses mantendrá ese liderazgo.



De allí que existan diferencias radicales entre un liderazgo de izquierda y un liderazgo de derecha.

En el contexto de la sociedad venezolana de hoy, el liderazgo de derecha, llamado tradicional, aparece altamente cuestionado. Se le reclama el no haber cumplido su papel en favor a de los intereses del país, del pueblo. Pero si se analiza fría y objetivamente se tendrá que admitir que un líder de derecha no tiene ese compromiso. Como defensores de los intereses de la clase dominante cumplieron, y muy bien: defendieron y defienden con mucha decisión y coherencia los intereses del capital nacional y extranjero; justifican salud y educación como derecho exclusivo de las minorías enriquecidas; en alianza con los empresarios despojaban a los trabajadores del derecho a un salario justo, a sus prestaciones sociales. En síntesis, los líderes de la derecha defienden los intereses del sistema en el que ellos creen: El capitalismo



No defendieron los intereses del pueblo, su derecho a vivir en una sociedad de iguales, a disfrutar de un trabajo bien remunerado, a tener seguridad social, salud, educación, alimentación. Y con toda razón, su compromiso no era ni es con ese pueblo, aunque se rasguen las vestiduras por los pobres en declaraciones públicas y lograran por largos años hacerle creer que lo representaban y defendían.



Esto en cuanto al liderazgo político de derecha, defensores del sistema capitalista de producción



Ahora bien, ¿Cual es el papel del líder en un proceso de cambio revolucionario?



En primer lugar se trata de un liderazgo altamente comprometido en el logro del objetivo propuesto: impulsar las transformaciones necesarias que nos lleven al socialismo, y eso solo es posible con un liderazgo ideológica y políticamente claro, capaz de organizar, trabajar, educar y orientar al pueblo para la toma del poder.





El papel del líder, organizar a los sectores populares para que asuman el rol protagónico en el proceso de cambio. Trabajar para que ese pueblo organizado y consciente no se convierta en simple ejecutor de decisiones tomadas por otros, sino en constructores de su propio destino.

La construcción de la sociedad socialista requiere de líderes capaces de abandonar las oficinas e irse a la calle, al barrio, a la comunidad a sembrar opinión a oír propuestas, a orientar, a confrontar ideas, y sobre todo, a no ser simples intermediarios entre la gente y los centros de poder para diligenciar soluciones individuales que luego son usadas para la promoción personal o de grupos.



Un líder socialista tiene conexión real y permanente con las masas, trabaja con ellas, conoce de sus necesidades y expectativas; pero sobre todo, confía en la capacidad del pueblo organizado para generar respuestas adecuadas en la solución de los problemas. No estructura grupos para competir por espacios de poder ni utiliza al pueblo y a sus organizaciones como moneda de cambio, por lo tanto nunca se le oirá decir cosas como estás, de tan frecuente uso: “Yo controlo a esa gente, esos van para donde yo diga, yo tengo gente y por lo tanto aspiro a…”

Tampoco se le verá como loco tratando de retratarse al lado de quien auténticamente detenta el liderazgo para beneficiarse de ello en aspiraciones personales. Y como su meta y máxima aspiración es liquidar el capitalismo y lograr una sociedad de iguales no saltará la talanquera por no haber sido postulado a un cargo de elección popular.





En este sentido es válido preguntarse: ¿Cuánto de eso liderazgo que se declara revolucionario hasta el infinito está realmente comprometido a ser protagonista de un proceso de cambio que configure y consolide el socialismo?







delvalle_a@hotmail.com

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