miércoles, 24 de diciembre de 2014

NAVIDAD Y SOCIEDAD DE CONSUMO

Por: Enrique García Rojas. Especial para TP Las festividades navideñas llegaron, es la época de la consagración del culto al consumo. La prensa escrita y la televisión con su publicidad generan las necesidades de las compras compulsivas, el desenfreno consumista nos revela una caricaturesca equivalencia entre navidad y felicidad forzada, falsa como la nieve de los adornos navideños. Inducción al consumo no necesario a través de una agresiva publicidad que lleva a la compra de productos que son generalmente poco duraderos. En este acto lo únicamente importante es el hecho de consumir de forma insaciable. Las estrategias publicitarias que utilizan las marcas de juguetes, los almacenes y los centros comerciales son exageradas, tienen el propósito de seducir a los compradores. La poderosa industria Coca-Cola popularizó la imagen del gordinflón sonriente, vestido de rojo y con barba blanca, estrategia efectiva de una de las más poderosas empresas yanquis. Quedó demostrado el enorme poder de la multinacional de refrescos capaz de hacer a medio mundo devoto de un personaje creado por un publicista gringo, Haddon Sundblom, quien dibujó en 1931 al Santa Claus barbado y de rojo para los anuncios navideños del refresco, eso popularizó la imagen del personaje, figura gringa al servicio del consumo e intruso acusado de acabar con las tradiciones locales. En consecuencia, el mito del nacimiento de Cristo y la leyenda de Santa Claus han sido utilizados por el proceso de globalización capitalista para aumentar la venta de sus mercancías, incrementar las tasas de ganancia, la especulación y desmejorar las tradiciones culturales de los países influenciados por Estados Unidos. Cuando en 1931 la compañía Coca-Cola empezó a hacer uso comercial de la figura de Santa Claus para vender sus refrescos se masificó el mito gringo por todo el mundo, lo único que importa para los propagadores de Santa Claus es producir y vender mercancías; en ese sentido, la navidad cada vez más se reduce a una simple fiesta de compra de regalos. El resultado de algunos estudios sobre el consumismo, especialmente en época de navidad, ha demostrado que los niños son los mejores consumidores, ellos son las víctimas principales de la publicidad desenfrenada, podremos observar que juegos y juguetes se lanzan al mercado apoyados únicamente por una fuerte campaña, sin importarle a las grandes multinacionales lo que piensan los niños de esos objetos, si serán resistentes o divertidos; como no fueron escogidos por ellos, la experiencia es que, casi inmediatamente los abandonan. Ocurre también, que juegos y juguetes representan acciones violentas, agresivas o destructivas. En fin, el componente emocional que involucra esta época del año trae consigo una confusión de sentimientos que nos hace poco conscientes del consumo. No nos dejemos atraer por los excesos.

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